Corea del Sur está en alerta ante la posibilidad de que Corea del Norte realice este fin de semana un nuevo ensayo de misil intercontinental, y revisará su política destinada a mejorar las relaciones intercoreanas luego de que Pyongyang realizara un sexto test nuclear el domingo último, dijeron hoy funcionarios en Seúl.

El nuevo ensayo con misiles podría ocurrir de manera inminente para coincidir con la celebración de mañana del 69 aniversario de la fundación del país, fecha en la que el año pasado tuvo lugar su quinto ensayo atómico, según informó la agencia de noticias EFE, que citó a un portavoz del ministerio de Unificación.

También el primer ministro, Lee Nak-yeon, como el Ministerio de Defensa, dijeron estar preparados para este escenario desde que el pasado domingo el régimen norcoreano probara una bomba de hidrógeno, el dispositivo nuclear más poderoso de los seis que detonó desde 2006.

Esta semana, además, los servicios de inteligencia de Seúl dijeron esperar que el régimen del líder norcoreano Kim Jong-un realice una nueva «provocación» el 10 de octubre, cuando Corea del Norte celebre el 72 aniversario de la fundación del gobernante y único Partido de los Trabajadores.

En el marco de la escalada atómica, el ministro surcoreano de Unificación, Cho Myoung-gyon, explicó que su gobierno piensa que es el momento de centrarse en las sanciones y la presión sobre Corea del Norte, y no en el diálogo, aunque Seúl cree que la actual crisis «debería resolverse con esfuerzos diplomáticos».

La administración del presidente Moon Jae-il aspiraba a reactivar los proyectos de asistencia humanitaria al Norte y otras iniciativas de cooperación económica, que se encontraban prácticamente suspendidos desde principios de 2016 debido a los desarrollos del programa nuclear y de misiles del país vecino.

Sin embargo, los recientes lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales y el sexto ensayo nuclear ejecutado el pasado domingo por Pyongyang obligaron al liberal Moon a replantear su política dialoguista y de acercamiento al Norte.

«El gobierno reconsiderará su política (intercoreana) tras tener en cuenta las sanciones internacionales, el sentir de la ciudadanía y los lazos con el Norte», señaló hoy el viceportavoz del Ministerio de Unificación, Lee Eugene, en una rueda de prensa recogida por la agencia de noticias local Yonhap.

Una de las patas de la nueva política surcoreana será «explorar todas las opciones para su objetivo político de impedir que Corea del Norte desarrolle misiles intercontinentales cargados con cabezas nucleares», explicó Cho a los medios, en declaraciones difundidas por Yonhap.

En ese plano, el gobierno surcoreano considera que la instalación del controvertido escudo antimisiles Thaad, cuyo despliegue en su territorio completaron ayer las tropas de Estados Unidos, es necesaria para conducir a Corea del Norte a la mesa de las negociaciones.

La administración que lidera Moon cree que el Thaad es una medida destinada a «proteger la vida y la seguridad de la gente de las cada vez más intensas amenazas nuclear y de misiles de Corea del Norte», según el Ministerio de Defensa.

A la vez, lo considera una medida disuasoria que, combinada con la aplicación de «presión máxima» por parte de la comunidad internacional, terminará por llevar a Pyongyang a iniciar conversaciones para el desarme nuclear, según dijo hoy una fuente gubernamental a Yonhap.

En ese sentido, Moon pidió ayer la colaboración de su homólogo ruso, Vladimir Putin, durante una reunión en el tercer Foro Económico de Oriente celebrada en el puerto ruso de Vladivostok.

Rusia, no obstante, vetará probablemente el proyecto de resolución de nuevas sanciones propuesto por EEUU al Consejo de Seguridad de la ONU, puesto que Putin considera que no ayudará a rebajar las tensiones y defiende ofrecer contraprestaciones a Pyongyang para que abandone su programa nuclear y de misiles.