Por Julio Blanck

El contundente freno judicial y el conflicto abierto alrededor de los aumentos en las tarifas del gas le pueden empañar al presidente Mauricio Macri el resultado positivo de su gira por Europa, con punto saliente en el apoyo de la poderosa canciller alemana Angela Merkel. Pero no todas serán pálidas hoy, a su regreso.

Mientras estuvo de viaje acá se cerró la base de un acuerdo con los sindicatos para devolverles multimillonarios fondos retenidos a las obras sociales. Es una decisión económica con fuerte alcance político y social.

Cuando hablan de plata, Macri y los dirigentes sindicales se entienden enseguida. El Gobierno no tiene quejas de fondo sobre el comportamiento de las organizaciones gremiales en su primer semestre de gestión. Hubo paz social y una convivencia razonable a pesar de la penuria económica.

Este acuerdo tiende a consolidar ese estado de cosas, más aún cuando la perspectiva es de mejoras en el mediano plazo.

El acuerdo del que estamos hablando involucra una caja de 29.000 millones de pesos que el kirchnerismo siempre retuvo y usó para condicionar a los gremios. La devolución de ese dinero, que está depositado en el Banco Nación, no será gratuita en términos políticos. Las tres CGT se comprometieron a apoyar y participar de un ambicioso paquete de reformas en la salud pública, que incluye –entre otros aspectos– la compensación que obras sociales sindicales y empresas de medicina prepaga harán al Estado por la atención de sus afiliados en hospitales públicos. Los expertos aseguran que se trata de cifras muchas veces millonarias, en especial por la atención de urgencias.

El plan de reformas en el sistema de salud, tanto como el acuerdo alcanzado por tres ministros con la dirigencia sindical, deberán ser finalmente avalados por Macri.

Cuando esto se ponga en marcha, el dinero de las obras sociales se repartiría de la siguiente manera: 2.500 millones de pesos en efectivo irían para esas entidades sindicales, lo que llena de alegría a los bravos defensores de los obreros; 4.500 millones formarán un fideicomiso destinado a atender prestaciones especiales de las obras sociales, que es el objetivo original con que se creó ese fondo; 14.000 millones les pagará el Estado en bonos que quedarán depositados en el Banco Nación con el compromiso de no ser vendidos en el mercado en los próximos tres años; 8.000 millones, finalmente, se destinarán a la Cobertura Universal de Salud, nombre que tomará el nuevo sistema estatal a partir de las reformas planeadas.