Por Andrew Beatty

El presidente Donald Trump cumplió este jueves sus primeros seis meses en la Casa Blanca y los celebró fiel a su estilo: con una diatriba pública contra su propio secretario de Justicia a raíz de la interminable controversia por sus eventuales relaciones con Rusia.

Desde que se instaló en la Casa Blanca, el 20 de enero, Trump ha tenido y ofrecido muy pocos días de sosiego, aunque ahora parece haber abierto un nuevo frente de discordia con el senador Jeff Sessions, a quien nombró secretario de Justicia y fiscal general.

Sessions había sido de los primeros legisladores en apoyar la candidatura de Trump, pero el presidente claramente no le ha perdonado que haya decidido recusarse de participar de las investigaciones en el ámbito del Departamento de Justicia sobre las relaciones entre Trump y Rusia durante la campaña electoral.

«¿Como puede ser que aceptes un trabajo y después te recuses? Si se hubiera recusado antes de aceptar este empleo le habría dicho: Gracias, Jeff, pero el puesto no es tuyo», dijo el presidente al diario The New York Times.

Trump dijo que hacer eso era «muy injusto con el presidente. Es extremadamente injusto, y estoy usando aquí una palabra suave».

Este mismo jueves, Sessions dijo a la prensa que no tiene planes de renunciar, a pesar del público tirón de orejas del presidente.

«Tengo el honor de servir como fiscal general. Esto es algo que va más allá de cualquier cosa que yo haya soñado para mí», dijo el ex senador ultraconservador. Tenía «planeado continuar haciendo mi trabajo por tanto tiempo como lo sea apropiado», agregó.

Al ser consultado si estaba dispuesto a seguir al frente del Departamento de Justicia, Sessions respondió que «estamos haciéndolo ahora mismo. El trabajo que estamos realizando hoy es el tipo de cosa que pretendemos continuar».

La entrevista publicada por el New York Times mostró a un mandatario claramente preocupado por las denuncias en su contra, especialmente la sospecha de que pudo haberse coludido con Rusia para inclinar la balanza en las elecciones presidenciales del año pasado.

Inclusive Trump avanzó en dirección al fiscal especial designado por el Departamento de Justicia para conducir la investigación sobre la cuestión rusa, el exdirector del FBI Robert Mueller.

Al ser interrogado si una investigación sobre las finanzas familiares serían una especie de línea roja que Mueller no debería pasar, Trump no tuvo dudas: «Diría que sí. No tengo ingresos financieros de Rusia. No tengo negocios con Rusia», comentó.

Los primeros seis meses de Trump en la Casa Blanca tuvieron momentos verdaderamente caóticos, con un gobierno dispuesto a meterse en todo tipo de polémicas con un entusiasmo que no se venía en décadas en el país.

Después de prometer en la campaña «drenar el pantano» político que representa Washington, el multimillonario pisoteó normas a cada declaración, poniendo a un lado el habitual decoro y cautela del cargo.

Sin embargo, la mayoría de sus promesas de campaña sigue apenas en el papel, y su plan de reformar el sistema público de salud de un plumazo languidece en el Congreso a raíz de resistencias incluso dentro de su propio partido.

«Esto es duro. Es un camino muy estrecho. Uno piensa que consiguió algo, y se da cuenta que perdió algo del otro lado porque hizo una concesión. Es un proceso brutal», admitió.

Este jueves, la Casa Blanca decidió no ahorrar ningún elogio en valorar los seis meses de Trump en el gobierno, especialmente el nombramiento del juez conservador Neil Gorsuch para la Corte Suprema, una decisión que podría tener influencias centrales en el país por décadas.

«El impacto del presidente Trump en la economía ha sido inmediato, impulsando la creación de empleos en todo el país», destacó la Casa Blanca.

En apenas seis meses, Trump «llevó adelante acciones históricas para eliminar regulaciones que se interponen en el camino de los trabajadores estadounidenses», agregó.