Por Santiago Fraga

A diferencia de la unificación europea y de los procesos de integración europeos que se dieron a mediados del siglo XX (que para ponerse de acuerdo tuvieron que negar y olvidar todo su pasado de enfrentamiento, sobretodo Francia y Alemania), nuestro desafío es mucho más interesante, porque nosotros no sólo que no tenemos que negar nuestro pasado reciente e histórico, sino que lo tenemos que reivindicar, redescubrir y hacerlo salir a la superficie, porque ahí vamos a encontrar muchísimas claves para los desafíos que tenemos en términos comunes, en términos de una integración continental y en términos de una pertenencia al conjunto de la humanidad pero desde nuestra propia identidad, que es nacional pero que también es regional; que es nuestra patria soberana pero también es nuestra patria grande”.

Lautaro Bruera, historiador.

Este 9 de julio de 2016 es una fecha sumamente histórica, festiva y de gran importancia para la República Argentina. Ni más ni menos, un día como hoy, pero hace 200 años, se firmaba en nombre de las Provincias Unidas de Sud América el Acta de declaración de Independencia que conformaba a las mismas como “una Nación libre e independiente de los Reyes de España y su Metrópoli”, poniendo fin a la opresión española sobre el territorio nacional.

Aquella fue la piedra angular para la subsiguiente conformación de la república soberana en la que, bicentenario mediante, hoy residen los ciudadanos argentinos. Tanto esta como las demás fechas patrias que enarbolan el calendario nacional resultan como una excusa perfecta para resaltar las tradiciones y costumbres más típicas de la cultura histórica nacional, pero también sirven como un momento para reflexionar acerca de la historia misma de este pueblo.

Con motivo de la fecha, Conclusión dialogó con Lautaro Bruera, doctor en Ciencias Políticas y profesor de Historia Latinoamericana y Argentina contemporánea en la Universidad Nacional de Rosario, para indagar un poco más en los orígenes de la fecha, la connotación actual y el significado de la Independencia en nombre de las Provincias Unidas de Sud América, en lugar de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

El concepto actual e histórico de una “patria grande” que incluya a todas las naciones sudamericanas como uno de los principales objetivos de construcción futura en las mismas bases de la declaración; los momentos claves en la lucha por la independencia; la influencia de Santa Fe y las provincias del Litoral, con su ausencia en aquel 9 de julio; la Argentina en la actualidad y la polémica invitación oficial al rey emérito Juan Carlos I de España, fueron algunos de los temas reflexionados.

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Declaración de Independencia de las “Provincias Unidas de Sud América”

La declaración lo dice taxativamente: la independencia es de las Provincias Unidas de Sud América”, comenzó asegurando Bruera. Los diputados presentes en aquel entonces decidieron que la perspectiva fuera América del Sur en lugar del Río de la Plata, y en eso la figura de Belgrano resultó fundamental. La disposición resultaba clara: el pueblo sudamericano rompía con los “violentos vínculos” que los ligaban a los reyes de España, recuperaba los derechos que le habían sido despojados y se proclamaban como una nación libre e independiente.

Un dato tan curioso como importante es que a la declaración del 9 de julio, que únicamente hacia referencia a cortar los lazos el imperio español y proclamarse “independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”, diez días más tarde en una sesión secreta se decidió agregar la línea “…y toda dominación extranjera”, hecho que resulta clave para, como dice Bruera, “pensar los desafíos independentistas y el inicio de un proceso independitista que tuvo quizás su principio fundamental en aquella gesta del 9 de julio de 1986 en Tucumán, pero teniendo en cuenta que se venían nuevos desafíos que tenían que ver con una independencia económica y con una articulación en términos regionales que le den mayor fortaleza a ese proceso”.

“A partir de ello, se planteó la posibilidad de que haya una monarquía constitucional. La fórmula establecida en la declaración es una monarquía moderada con una figura autóctona, que es un príncipe que provenga de la tradición incaica, que dentro de los pueblos originarios de toda la región fue el más importante y expandido, y ello se vio reflejado en la aparición de algunos símbolos como el Dios Sol que se encuentra en la bandera (o Sol de Mayo) y la figura de la virgen Santa Rosa de Lima como la madre de América, que aparece como la protectora de la independencia de las Provincias Unidas.

Patria grande

“Como dice el Papa Francisco la región está identificada en términos de una patria grande con toda una serie de acervos, valores civilizatorios, que tienen que ver con la defensa de la naturaleza y con el reconocimiento de la madre naturaleza como sujeto de derechos. Esto está establecido en las constituciones de Bolivia y Ecuador, por ejemplo, pero también es reconocido en el nuevo Código Civil de nuestro país, reconociendo la propiedad comunitaria de la tierra y estableciendo toda una serie de principios que tiene que ver con nuestra identidad más profunda, que hoy son una buena forma de afrontar la crisis civilizatoria que hay a nivel mundial, que en base a la lógica dominante depredatoria del poder financiero nos lleva a callejones sin salida, a retrocesos abismales en términos culturales y civilizatorios, y América Latina es un reservorio moral y civilizatorio ante estos nuevos desafíos”.

Las palabras de Bruera arrojan ciertos términos que resultan claves para entender la realidad que hoy en día se afrontan. “Desafío” es uno de ellos, y es que durante la primera parte transcurrida de este siglo XXI germinó la perspectiva de la llamada patria grande, como la unión entre los pueblos latinoamericanos, y se concretó puntualmente en instituciones, como según aseguró “nunca previamente se habían dado”, a pesar de iniciativas en su momento como el ABC entre Perón, Vargas e Ibañez.

Para el profesor, la clave de ello resulta que el mundo actual se está articulando en bloques regionales, donde en esta región había logrado grandes avances con la conformación de la Unasur y la Celac, organizaciones regionales políticas y económicas pero también sociales y culturales que contuvieron al conjunto del continente, dándole fuerza a la hora de negociar con otros bloques de poder existentes en el mundo.

“Lo que vivimos en el inicio del Siglo XXI es seguramente, como diría Leonardo García Linera, la primera de toda una serie de oleadas independentistas que tendremos por delante para cumplir con este destino que nos fijaron nuestros patriotas en aquellas gestas que llevaron a cabo”, aseguró Bruera, quien luego detalló que ahora, “lamentablemente”, existe un “simil del intento de balcanización”, que consiste en la separación de cada nación para que cada uno mantenga acuerdos comerciales de manera unilateral con potencias económicas, políticas y militares, con las que indudablemente tienen una asimetría muy grande, produciendo relaciones desiguales.

El directorio porteño y las provincias del Litoral

Éstos dos grupos representan dos factores claves a la hora de escribir la historia sobre el proceso de independencia argentino. En la reunión del 9 de julio de 1816, las provincias integrantes de la Liga Federal (la Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe), con la excepción de Córdoba, no enviaron ningún representante en forma de protesta contra los ideales unitarios y pro monárquicos que denunciaban.

El año anterior, en 1815, en el Congreso de Oriente (o de los pueblos libres) celebrado en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, se declaró por primera vez la independencia de toda dominación extranjera en el Río de la Plata. Previamente, a raíz de las batallas que marcaron un hito en la historia de este país, próceres como Manuel Belgrano y José de San Martín ya marcaban sus diferencias también con el directorio porteño, en sucesos como la primera aparición de la insignia patria (junto con el nombramiento de las baterías Libertad e Independencia) o la conformación del ejército de Los Andes.

El-Congreso-de-Tucumán-1816-Francisco-Fortuny“Ahí hay todo un desafío y por eso la declaración se elabora interpelando a las comunidades Aymara y Quechua, que tienen que ver con la tradición del noroeste, y por eso tampoco participaron de la Declaración de Independencia las provincias del Litoral, que ya habían declarado la independencia de España y de toda dominación extranjera. El propio Monteagudo se dio cuenta de que se venía una restauración monárquica, de hecho Belgrano había sido enviado a Europa a negociar conjuntamente con otra figura, y esta fórmula de la monarquía incaica intenta dar cuenta de esta nueva realidad. Por supuesto que generó rechazo, en Rivadavia, en Tomás de Anchorena que hablaba de la ‘monarquía de los chocolates’ de manera despectiva refiriéndose a los pueblos originarios, y por eso las comunidades en muchos casos tenían reticencia con los procesos independentistas, porque no estaba claro quién lo conducía: si lo conducía el sector dominante de la elite porteña indudablemente que no los iban a considerar como parte integrante, como sí lo consideró la Liga de los Pueblos Libres”.

Principalmente, el enfrentamiento entre un bando y otro se daba por el sentido que se le quería imprimir a la nueva organización independentista. “Acá había un sentido federal popular que el directorio porteño no lo terminaba de asimilar. De hecho envió tropas a reprimir al ejército artiguista, pero luego también va a hacer lo mismo con la autonomía de Santa Fe, con el envio de fuerzas de una cantidad absolutamente exagerada respecto de lo que implicaba el proceso de autonomización en Santa Fe e incluso en comparación para con las fuerzas que se enviaban a pelear por la liberación del Alto Perú, hoy Bolivia”, comenzó relatando Bruera. En ese sentido, San Martín sería uno de los que permanentemente presentaría quejas, pasando a establecer una gran relación con el Brigadier Estanislao López, quien luego le ofrecería protección militar cuando éste regresasra del exilio.

La afinidad entre ambos era por su sentido patriótico, liberador, pero también por el sentido de la dirección política en términos populares, redistribucionistas y también en términos americanistas. “No nos olvidemos que el primer Estatuto Provisorio Constitucional del que tenemos referencias, porque nos hablan de la Constitución rivadaviana pero nosotros acá en la provincia de Santa Fe tenemos el Estatuto Provisorio del 19 que lo elaboró Francisco Segui a pedido del propio Brigadier López, en uno de sus primeros artículos plantea que todo americano es santafesino, y viceversa. Retoma este espíritu de aquellas Provincias Unidas de Sud América; retoma el espíritu de la Asamblea del Año XIII; retoma el espíritu continentalista que no se terminó de concretar porque en gran medida los interéses del directorio porteño, en combinación con el poder imperial británico ejercido en el caso del Puerto de Buenos Aires a través del comercio importador que destruía las economías regionales, terminó pesando con mucha más fuerza en la perspectiva organizativa”, detalló.

Argentina, 2016

Para el doctor Lautaro Bruera, Argentina es un país libre y soberano. Un pueblo que manifiesta constantemente si pertenencia a su nación, su territorio, su cultura, a los sacrificios de las generaciones que son compartidos y a las perspectiva de tener un destino común. “Lamentablemente, los procesos de endeudamiento externo, las distintas iniciativas gubernamentales llevadas adelante recientemente, oradan la posibilidad de ejercitar la soberanía política y la independencia económica, pero no la hacen perder de vista ni la eliminan, todo lo contrario, incluso hasta generan nuevas disposiciones para poder concretarlas ante los desafíos que tenemos por delante en este mundo que nos tocan, que no es el que estuvimos describiendo anteriormente”, analizó, sin embargo.

De igual manera, cree que hay “muchísimos antecedentes” que habilitan a los argentinos “a transitar por un camino que puede ubicar en la mejor disposición para lograr el bienestar del pueblo y la felicidad colectiva, que era lo que reivindicaban Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Bernardo de Monteagudo, José de San Martín, Juana Azurduy, Manuelita Sáenz, Simón Bolívar, Bernardo O’Higgins. Nada más ni nada menos que eso”.

“Cuando a San Martín le ofrecieron todo tipo de bienes a partir de ser libertador de Perú, él dijo que lo único que lo conformaba era que el propio pueblo pueda designar sus autoridades y organizarse, y que él una vez cumplido el objetivo ya se podía retirar de la mejor manera. En ese sentido, nosotros en la historia tenemos una clave interesante actualizada a los desafíos del presente y sobretodo del futuro”, concluyó.

Invitación al rey emérito Juan Carlos I

Al ser consultado por la invitación del presidente Mauricio Macri a la figura del ex rey español, la indignación se apoderó visiblemente de Bruera: “Las propias conmemoraciones que se están haciendo de las gestas demuestran que a nivel oficial no hay una empatía con la perspectiva de reivindicarnos como un pueblo soberano en todas sus dimensiones de España y de cualquier otra dominación extranjera. Yo creo que está más relacionado con la banalidad del mal que con otra cosa. A esta altura de los acontecimientos, es una perspectiva restauradora por parte de quienes justamente luchamos y nos iniciamos en nuestro recorrido independentista y republicano a partir de la ruptura con los restauradores monárquicos. Nosotros si algo tenemos como una cuestión identitaria es que somos profundamente republicanos y democráticos desde el inicio de nuestras naciones, de nuestra perspectiva independentista, y en ese sentido la verdad que es realmente un chiste de mal gusto, ni lo relacionaría con el grotesco criollo, esto ya sobrepasa algunos límites que igual se corresponde con la lógica actual del poder financiero, que no tiene ningún tipo de límites, es absolutamente desvergonzado y es profundamente destructivo. Primero autodestructivo y después destructivo de todo lo que está a su alrededor. Lo que sí no nos tenemos que dejar extorsionar”.Espana-Carlos-Mauricio-Juliana-AP_CLAIMA20160708_0271_28

De igual modo, recordó que las conmemoraciones del primer centenario patrio “se hicieron en un estado de sitio, con una clase obrera empobrecida y altos niveles de explotación”, y finalizó: “Tenemos tanto por rescatar y reivindicar que estas cuestiones oficiales quedan como una simple anécdota protocolar, que como bien nos enseñó un sociólogo que plantea en países que sufrieron y sufren situaciones de dependencias que pueden ser políticas o económicas (en nuestro caso más económicas por el grado de transnacionalización de nuestra economía), las actitudes que se atienen a lo protocolar son totalmente tributarias de una lógica colonialista, de una mentalidad y de una actitud colonizada. Quien rompe con el protocolo justamente, y vaya si tendremos ejemplo en nuestra historia reciente, tiene una actitud verdaderamente soberana del ejercicio del poder verdaderamente al servicio del poder, y en ese sentido me parece que tenemos que leer los actos que se van a realizar en los próximos días y también estar atentos a los actos populares a nivel barrial aquí en Rosario”.