Por Federico Morel

Nacido en la localidad de La Escondida, Chaco, en el año 1954, Antonio Ríos se crió con sus padres y sus cinco hermanos, hasta que la fábrica donde trabajaba su padre quebró y emigró a Buenos Aires, para luego volver a buscar a su familia y llevarlos a vivir a Villa Fiorito, donde había conseguido una casa.

El Maestro trabajó toda su vida. Desde pequeño, a la corta edad de 6 años, junto a uno de sus hermanos, andaban por las estaciones de colectivos lustrando zapatos, y con el canto a cuestas como estandarte.

Ríos fue muy unido con sus hermanos, tres varones y tres mujeres, una de las cuales falleció joven. Y esta característica lo acompaña hasta el día de hoy. Es que su padre y su madre, inculcaron profundamente la amistad entre hermanos. Era un valor fundamental de la familia Ríos.

Es así que él y sus hermanos compartían el amor por el canto y la música. Chamamé, folklore, tangos, eran parte del repertorio que desde jovencitos entonaban con una gran pasión.

En la actualidad, Antonio Ríos, a sus 66 años y padre de 20 hijos (algunos del corazón), lleva la mitad de su vida trabajando en la movida tropical y tiene un registro de más de 1500 composiciones musicales, que respaldan su impecable trayectoria dentro del circuito de la cumbia.

Conclusión entrevistó al mito viviente , en la cual recorrió varias etapas de su vida en la misma. Habló de su infancia, de su trayectoria y, fundamentalmente, de la cultura del trabajo y el esfuerzo que le inculcaron desde niño para llegar a convertirse en El Maestro de la escena tropical.

– ¿Cómo transita esta difícil situación de cuarentena debido a la pandemia?

– Es muy bueno ser agradecido en esta época. Extraño mucho los escenarios, como todos. Estoy tranquilo, haciendo algunas cosas, lógicamente sin presentaciones. Estamos preparando un streaming para presentar en breve.

– ¿Está preparando un material discográfico nuevo?

Estoy trabajando en un material nuevo, un disco de cuartetos, que se llama Cuarteto al estilo Antonio Ríos, salió un homenaje a Juan Gabriel. Está en todas las plataformas. Es la primera vez que hago cuarteto. Pero yo canto de todo. Son 13, 14 temas.

– Maestro, ¿cuántas composiciones tiene al día de hoy?

– Más de 1500 composiciones. Gracias a Dios, seguimos trabajamos. No hay que parar en esto profesión. Ya llevo 33 años en la movida tropical, sin parar.

– ¿Cuándo comienza su carrera profesional en la escena tropical?

Empecé con Grupo Sombras a los 33 años. En realidad, yo cantaba tango, folklore. Se dio que pegamos con la cumbia y seguí con eso. Pero tengo discos de boleros, de mariachi, de folklore. Yo canto todo lo que me gusta.

– El trabajo tiene un significado importante para usted, ¿a qué se debe?

– Dentro de todo, nos criamos bien. Nos criaron bien los viejos. Nos inculcaron el trabajo. Por suerte, salimos buena gente y muy trabajadora. Haciendo las cosas bien. Cuidándome. Yo no tomo alcohol, no fumo, prácticamente, lo único que hago es trabajar. Si uno no trabaja no progresa. Yo empecé de joven con mis hermanos y luego dejé porque no pagaban nada. Era una pérdida de tiempo. Volví a los 25 años, por un amigo donde hicimos un grupo de rock que se llamaba Base Fundamental. Ahí arrancamos de nuevo. Estoy preparado para todo.

– Volvamos a como ingresó en el mundo de la música tropical…

– Seguí con mis hermanos donde armamos Los Soles del Trópico, donde hacíamos cumbia. Después me llamaron de Grupo Sombras, cuando ellos estaban en el anonimato. Yo fui el primer cantante. Pegamos en el ´88 con Sombras y en el ´90 nos separamos por diferencias económicas. Y ahí armé Malagata, hasta que se me fui en el año 94. Me estaban dejando afuera porque decían que yo era muy grande, que me convenía hacerme solista. En ese momento estaba Comanche y todos esos grupos de jóvenes. Me dolió mucho. Yo fui el que arme todo. Me dolió mucho. Fue como una traición.

– ¿Cómo eran los circuitos de los toques en vivo en ese momento?

En los ´90 había bailes por todos lados. No era tan malo como ahora. Había más de 500 bailes en todo el país. Hoy si hay 150 es mucho. Estamos peor en este momento. Y con la pandemia nos asesinó. Hace 25 años que me hice solista. Y no paré más de trabajar. En un momento, armé grupo Ráfaga, grupo Potencia. Juntaba los músicos, armaba los temas, y me fue bárbaro con esos proyectos.

– El trabajo es un eje importante en su vida…

Yo empecé a trabajar desde los 7 años. Lustraba zapatos en las paradas de colectivo con mi hermano. Ya a los 11 íbamos al colegio y trabajábamos en una curtiembre de 1 a 7 de la tarde, todos los días. Nosotros somos 3 hermanos y 2 hermanas. Éramos 6, pero una falleció joven.

– Parece que siempre se llevó bien con sus hermanos, ¿no?

– Con mis hermanos me llevo bárbaro. Si nos peleábamos los viejos nos ponían de plantón, nos hacían abrazar y si no nos cagaban a palos. Nos enseñaron que entre hermanos no nos teníamos que pelear. Ahora esos valores se perdieron, antes no era así. Si te peleabas con tu hermano y no te abrazabas al rato y te amigabas, cobrabas como un banco.

– Antonio, tocó en todo el país y casi todos los países vecinos. Es muy conocido…

– A donde nos contratan, allá vamos. A donde sea. Hay que trabajar, sino que voy a hacer. Me aburro. Tengo una personalidad inquieta.