Hace 23 años que este espacio de contención que funciona en el populoso barrio Ludueña, se encarga de cobijar a desvalidos y olvidados. En tiempos hostiles y de profunda deshumanización, la solidaridad busca imponerse.
La protesta se desarrolló en el marco de una jornada nacional de lucha para exigir que se regularice la entrega de mercadería en estos espacios.
En diálogo con Conclusión, referentes de diversos comedores de la ciudad de Rosario remarcaron que desde el mes de diciembre no están recibiendo nada y las donaciones particulares se redujeron muchísimo. Al mismo tiempo, crece exponencialmente la gente que concurre a buscar un plato de comida.
La organización provincial se refirió a aquellos que desempeñan sus tareas como municipales y comunales, personal reemplazante de docentes y asistentes escolares, como así también a quienes sostienen comedores populares, entre otros sectores.
El acuerdo se genera mediante el “Programa de Emergencia para Garantizar el Acceso a Servicios TIC para Habitantes de Barrios Populares en el Marco de la Pandemia Covid-19”.
El movimiento Barrios de Pie se movilizó este jueves hasta la sede local de Desarrollo Social de la Nación, pero encontró sus puertas cerradas.
Según contó, desde el Estado se brinda asistencia alimentaria a un universo de 8 millones de personas, incluyendo los menores que comen en escuelas.
El referente de la Ctep valoró que este “es un momento en que la organización comunitaria y la autoridad política del Estado tienen que estar por encima del individualismo y de la libertad de mercado”.
La precaria situación de una madre con sus niños causó conmoción en la sociedad mendocina. Murió el padre de dos de sus hijos y fue echada del lugar en el que vivía.
Este espacio que le brinda un plato de comida caliente a todos aquellos que lo requieran, celebró de una manera muy especial su primer cumpleaños. “Me invaden sensaciones encontradas”, le dijo a Conclusión Juan Carlos, su responsable.