A pesar de que Naciones Unidas aboga por una moderación de ambas partes, la pugna continúa y esta vez dejó un saldo de al menos diez muertos y unos 15 heridos.
Según la entidad Operaciones Marítimas Comerciales de la Armada británica, la nave y la tripulación están a salvo. Las fuerzas lideradas por Estados Unidos que operan en la región iniciaron una investigación sobre el incidente.
El movimiento rebelde de Yemen describió como uno de los mayores ataques individuales del grupo, desde que comenzó la operación para perturbar el transporte marítimo por el Mar Rojo en noviembre pasado.
Un medio israelí informó recientemente que se detectó la rotura de cuatro cables submarinos ubicados en el Mar Rojo. Se sospecha que fueron los hutíes de Yemen.
Los hutíes, parte del llamado "eje de resistencia" antioccidental y antiisraelí formado por grupos y milicias de Medio Oriente apoyados por Irán, hostigan desde hace meses la navegación en el mar Rojo, lo que ha dado lugar a represalias de Estados Unidos y Reino Unido.
Los ataques, realizados sobre la medianoche, "se dirigieron específicamente contra un centro de almacenamiento subterráneo de los hutíes y contra emplazamientos relacionados con capacidades de vigilancia aérea y de misiles".
La región enfrenta una espiral de conflictos que amenaza con desestabilizar aún más el delicado equilibrio geopolítico. La comunidad internacional observa con preocupación, y la urgencia de encontrar soluciones pacíficas.
Por su parte, un responsable militar hutí dijo que continuarán "atacando barcos israelíes que se dirijan a los puertos de Palestina ocupada, sin importar lo que los agresores estadounidenses y británicos intenten para impedirlo".
La agencia de seguridad británica Maritime Trade Operations, informó en su página web sobre la situación sin dar detalles. Una empresa británica especializada en riesgos marítimos reveló que se declaró un incendio a bordo del buque.
La agresión se había producido justo después del fin de una gira regional por Medio Oriente del jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, justamente para evitar una extensión del conflicto en Gaza.
Desde el grupo yemenita señalaron que “cometieron una estupidez con esta agresión traicionera y se equivocaron si pensaron que así disuadirían a Yemen de apoyar a Palestina y a Gaza.
Mientras la guerra contra Hamas hace estragos en Gaza, la Corte Internacional de Justicia se disponía a celebrar dos días de audiencias en La Haya sobre un caso presentado por Sudáfrica en diciembre en el que se afirma que la guerra viola la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948.