La aplicación de delivery Glovo, firma que tiene presencia en la ciudad de Rosario, decidió abandonar sus tareas en Brasil, ya que “el mercado brasilero es muy competitivo”, según alegó la propia empresa.

El “boom” de las aplicaciones de delivery o “cadetería moderna”, que se da en distintas partes del mundo, con América Latina y Rosario incluida en sus mercados en expansión, se enfrenta ahora a un revés que pone interrogantes de cara a un futuro que parecía totalmente floreciente.

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Primero apareció Rappi, en Colombia, después Glovo, en España, y así comenzó a rodar esta nueva variante de la “economía colaborativa”, no sin conflictos que surgen en la mayoría de las ciudades en las que funcionan, producto de la relación que establecen con los trabajadores, a los que consideran “autónomos”.

Por eso y no encajar plenamente en las legislaciones de cada país, estas empresas tienen constantes choques con sistemas legales de distintos países, a tal punto que en algunos casos deciden abandonar ese territorio y rearmar su estrategia. Es lo que sucede ahora con Glovo en Brasil.

Casos similares fueron los de Uber y Cabify en Barcelona, de donde tuvieron que retirarse tras la aprobación de un decreto de ley que regula el sector de los Vehículo de Transporte con Conductor (VTC).

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Glovo anunció que dejará de operar en Brasil este domingo a las 23.59. Según fuentes oficiales de la compañía, «el mercado brasileño es extremadamente competitivo». Allí también operan Uber Eats, Rappi y con iFood, además de los sistemas más tradicionales.

«Después de 12 meses, percibimos que Brasil es un mercado extremadamente competitivo. Para obtener el éxito que planeamos originalmente, necesitaríamos más inversión y tiempo para penetrar, liderar y lograr rentabilidad», detalló la firma.

Y añadió: «Esta es la razón por la cual decidimos concentrarnos en los otros mercados de América Latina, donde hay demanda en crecimiento de los servicios de Glovo y podemos obtener mejores resultados para nuestros socios, entregadores y compañía», detalló la compañía.

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Si bien la versión oficial hace alusión exclusiva a la competitividad del mercado del país vecinos, no son pocos los que lo adjudican a la dificultad permanente de adaptación en términos legales (especialmente laborales), de estas compañías.

La réplica en Rosario

En la ciudad durante 2018 hubo agitamiento respecto al funcionamiento de estas aplicaciones. Incluso representantes jurídicos de Glovo, Rappi y Pedidos Ya fueron convocados al Concejo Municipal.

Allí los enviados de Glovo dijeron ausente, en una reunión en la que hubo fuertes contrapuntos entre los ediles y los abogados de la firma Rappi. El caso de Pedidos Ya es algo menos conflictivo ya que están bajo convenio colectivo, como trabajadores dependientes y no “autónomos”.

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También se hicieron varios reclamos y pedidos de informe al municipio por parte de distintos concejales, por el estado con el que funcionan esas empresas, sin habilitación.

El tema, sin resolución definitiva en 2018 y ante la creciente presencia de “glovers”, “rappitenderos” y similares en la ciudad, promete tener nuevas controversias y cruces institucionales este año.