La irrupción de aplicaciones como Glovo, Rappi, o PedidosYa, además de la polémica que genera por el estado de habilitación con el que funcionan o el formato de (sub)contratación que utilizan, muestra una de las principales deficiencias estructurales que tiene la economía metropolitana en el país desde hace tiempo: la dificultad de los jóvenes para acceder al empleo.

Mayoritariamente, el plantel de esas empresas/plataformas de cadetería, como fue y sigue siendo el de los “call center”, se compone de gente que va desde los 18 hasta 30 años aproximadamente, y que acepta condiciones de trabajo menos favorables que en el promedio del mercado formal, ante la falta de una posibilidad superadora.

La tasa de desempleo juvenil en el segundo trimestre de 2018, calculada por el Indec, casi duplica a la tasa de desempleo general. Para los varones fue de 17,1% y para mujeres 21,5%. Además, la tasa de informalidad laboral para esa franja es muy alta, del 59%, según la OIT en 2016.

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“Existe una falta de adecuación entre las habilidades existentes en el mercado y las que demandan las empresas, problema que se ve agudizado por la velocidad de los cambios tecnológicos y las nuevas formas de organización del trabajo”, sintetiza un informe del Observatorio Económico y Social de la UNR enfocado en la Empleabilidad, cuya segunda entrega acaba de publicarse.

De esa deficiencia parecen aprovecharse aplicaciones como Glovo, quienes hacen gala de la “facilidad y rapidez” para empezar trabajar así como de la “flexibilidad horaria” de la que dispondrían los “glovers”.

“No es lo mejor pero es lo que hay, no se encuentra otra cosa, por lo menos tan rápido”, sintetiza Marcos, rosarino de 27 años, a Conclusión, en la esquina de Corrientes y Av. Pellegrini, mientras espera desde hace alrededor de 15 minutos que salga algún pedido del local que tiene en esa esquina una conocidísima franquicia de comida rápida.

El amarillo de su indumentaria indica que trabaja con (¿o para?) Glovo, quizás la que más se ha expandido entre este tipo de plataformas en Rosario de un tiempo a esta parte. Se suman la empresa de origen colombiano Rappi, y PedidosYa, compañía uruguaya que se adaptó rápidamente al escenario que impusieron las otras apps.

Entre todos los consultados, alrededor de una veintena, parecen coincidir en valorar la accesibilidad como el factor clave para ingresar a esos trabajos.

Sobre las causas de esa deficiencia que presenta el mercado laboral juvenil, el economista Germán Tessmer, del Observatorio de la UNR, si bien afirma que “es todo un pack”, reconoce que “la pregunta que da vuelta es cuál es la efectividad actual del sistema educativo”.

“Una cosa es capacitación, eso se puede aprender, es contenido (puede haber desfasajes de contenido). El tema de las habilidades es otra estrategia que se implementa ahora, referida al pensamiento lógico, resolver problemas, otro tipo de intervención, más planificada. Se puede brindar formación pero sin habilidad para captarla y usarla no tiene el mismo impacto”, explicó a Conclusión el economista, que participó de la realización del Observatorio de Empleabilidad.

El estudio, que incluyó el relevamiento en 43 empresas pertenecientes a los sectores de Servicios, Industria y Comercio, localizadas en el Aglomerado Gran Rosario (AGR) divide entonces entre habilidades “duras o cognitivas” o las “blandas o socioemocionales”.

De acuerdo con lo relevado, el 68% de las empresas encuestadas no contratan a jóvenes recién egresados del secundario. El principal motivo que aducen es la falta de capacitación de estos jóvenes.

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La «brecha» de habildades existente, estiman, puede atribuirse a: rigideces salariales, problemas en el reclutamiento que realizan las empresas, y debilidades en el sistema educativo.

“El término habilidades es novedoso en la región. Surge luego de haberse implementado programas para luchar contra el desempleo joven, muy alto hasta 2003, en el promedio de latinoamérica. Esos programas, aunque eran lógicos, como la capacitación en oficios, tenían un impacto extremadamente bajo. Ahí nace la literatura de habilidades”, detalló Tessmer.

Y agregó: “El tema del trabajo informal también es controvertido. Algunos dicen ‘es preferible que una persona acceda a trabajar, aunque sea informalmente ya que cuando pasa a formal tendrá experiencia’; en algunos lugares funciona. Pero la realidad marca que una vez que entraste en el ‘mercado negro’ no es tan fácil entrar al formal, si bien no hay nadie que pueda explicar bien la causa”.

¿Plataformas o empresas?

Tanto el Concejo Municipal como algunos gremios de la ciudad manifestaron preocupación y pidieron explicaciones a la Municipalidad respecto a la habilitación con la que funcionaban Glovo, Rappi y PedidosYa.

A esto se suma el reclamo del Sindicato de Cadetes, que pide que su actividad sea regulada por ordenanza desde hace tiempo y ahora denuncia la precarización de la que se valen estas empresas, que no reconocen a los cadetes como empleados formales sino como “independientes”.

Para Tessmer, a “estas empresas/plataformas nuevas, no se sabe bien cómo pensarlas”.

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“Si bien por una parte ofrecen empleo, pienso que es precarizado. No veo mal que tengan que competir, veo mal que si hay empresas que sí pagan impuestos, y hay otra que encontró una modalidad que sustituye ese servicio, anexando tecnología, no esté en igualdad de leyes”, consideró.

“Pasa con Uber. Soluciona temas respecto a un servicio como el de taxis con el que hay quejas, pero de cola te dice ‘no pago impuesto o no tengo estructura de control’. Sos una empresa, hace lo que hace una empresa, tributá. Si bien no tengo claro como conceptualizarlo todavía, esa vara está clara”, añadió el académico.

En cuanto al acceso de jóvenes a esos trabajos, la modalidad, aunque por un lado deteriora sus derechos laborales, también otorga algunas variantes que pueden ser valoradas, por decir un caso, por un estudiante.

“El empresariado local aún piensa en la jornada de trabajo de 8 hs., marcar tarjeta, independientemente del resultado de tu trabajo. Creo que la legislación en ese sentido atrasa. El problema es que históricamente con el discurso de ‘flexibilización’ se ha perjudicado seriamente el trabajador. Pero hoy no todos los trabajos necesitan esa rigidez propia del modelo industrialista de mitad del siglo pasado”, sostuvo Tessmer.

Mirada oficial

Días atrás el ministro de Trabajo de Santa Fe, Julio Genesini, participó de un Foro por el Trabajo y el Desarrollo económico y productivo en Rosario, y consultado por Conclusión sobre el funcionamiento de estas “apps” dijo que desde el gobierno provincial están “estudiando el tema”.

Igualmente, el funcionario consideró que “tiene que haber una protección indispensable para los trabajadores, obviamente hay un cúmulo de dificultades por el modo en que funciona la ‘economía de plataformas’, ya que no hay un establecimiento físico donde operen”.

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Además, Genesini pidió que intervengan “distintos poderes del estado”, en particular “el legislativo” para “ buscar mecanismos de regulación, reconociendo cambios en modalidad de funcionamiento también derechos de trabajadores”.

“El gran desafío y debate de estos tiempos es cómo convertimos esta revolución tecnológica que busca maximizar ganancias y producción (y lo viene logrando) en una revolución social que beneficie a toda sociedad”, cerró el titular de la cartera laboral santafesina.

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