El sector sindical que encabeza el camionero Hugo Moyano, que incluye al gremio de mecánicos (Smata) y la Corriente Federal de Trabajadores (CFT) como principales promotores, lanzarán un paro nacional contra el gobierno de Mauricio Macri a espaldas de la CGT después de la movilización del 4 de abril a la Plaza de Mayo. Este será el primer intento por convocar a una huelga general sin la participación de la central mayoritaria y de los sindicatos de ferroviarios y colectivos, sectores estratégicamente claves para garantizar la contundencia de la medida de fuerza.

El Frente Sindical por el Modelo Nacional, que nuclea a todas las organizaciones de la CGT opositoras al gobierno y cuestionan la actual conducción de la central a cargo de Héctor Daer y Carlos Acuña, resolvió llevar adelante la protesta junto a la Multisectorial 21-F, que incluye a las dos vertientes de la CTA (de los Trabajadores y la Autónoma) y algunos movimientos sociales.

Los gremios opositores evaluaban la idea de convocar a un paro desde fines del año pasado, cuando la CGT lo descartó luego de que el Gobierno anunciara la firma de un decreto para el pago de un bono de $5.000 para los trabajadores del sector privado. Esta decisión llevó a sectores como Camioneros y el Smata de Ricardo Pignanelli a renunciar al Consejo Directivo de la central, entendiendo que ese bono no compensaba una coyuntura económica con despidos y suspensiones crecientes. A esa postura se sumaron la CFT que nuclea a la Asociación Bancaria, de Sergio Palazzo, la Federación Gráfica, de Héctor Amichetti, y la Asociación de Pilotos, de Pablo Biró, y otros sindicatos de menor porte.

En las negociaciones por la movilización conjunta del 4-A entre la CGT y el Frente Sindical moyanista se intentó sumar al plan de lucha una huelga general, exponiendo sobre todo la frágil situación que están atravesando los sindicatos de la industria, quienes cuentan con el mayor volumen de pérdida de puestos de trabajo de los últimos años. Pero la jefatura de la central obrera desinfló esta posibilidad y eligió confrontar al gobierno con una movilización sin paro.

Los promotores de la huelga general auguran que la medida tendrá un impacto comparable a la convocada en 2012 por la fracción de la central que entonces lideraba Moyano, sin reconocimiento oficial, junto con la CTA de Pablo Micheli. Sin la adhesión de la UTA ni de La Fraternidad aquella protesta tuvo impacto en el transporte público por el acatamiento de los señaleros ferroviarios, que bastó para paralizar ese servicio.