La venta de cueros está atravesando el peor momento de las últimas décadas, según confirman los comerciantes del centro porteño. Según explican muchos de los comerciantes del centro de Buenos Aires, en los últimos tiempos el costo del cuero trepó por encima de la inflación.

El gran aumento del precio del cuero, la caída general del turismo –que es uno de los principales consumidores de estos productos- son las principales causas que justifican la situación que atraviesa el rubro. Aunque no hay que descartar tampoco los cambios en los gustos del público, que cada vez más prefiere el cuero sintético al original, por no provenir de animales.

Además, el valor de los artículos de cuero depende del precio del dólar. Por lo que la devaluación impulsada por el gobierno argentino en enero de 2016 incrementó aún más los costos de producción. Aunque la mayoría de la materia prima que se emplea es argentina, los mejores cueros son curtidos en España e Italia. Uno de los vendedores comentó que «en los últimos dos años, las ventas cayeron alrededor del 50 por ciento. 2015 fue el peor año de todos».

Otro de los factores que influyen en la caída de las ventas es la caída del turismo en Capital Federal Según un informe del Observatorio Turístico de la Ciudad de Buenos Aires, durante el tercer trimestre de 2015 se redujo un 10% la cantidad de visitantes extranjeros en la ciudad.  Además, quienes llegaron gastaron un 14 por ciento menos que los turistas del año pasado en el mismo período. En especial, ha disminuido bastante el turismo brasileño en nuestro país. Ya que en 2015 Brasil sufrió una fuerte devaluación y el real cayó al valor más bajo desde su implantación en 1994.

Los consumidores internos tampoco están gastando como antes. A pesar de los descuentos y promociones a las que apela el sector para reactivar las ventas, la demanda no aparece.

La crisis de la industria del cuero también se expresa en la cantidad de personas que emplean los comercios del rubro. Una comerciante manifiesta que hasta 2008 empleaban a siete u ocho personas, mientras que ahora trabajan solamente dos.