En 2021, Argentina vivió los peores y los mejores momentos desde la llegada de la pandemia de coronavirus en marzo de 2020. Desde alcanzar los números máximos de muertes, casos y camas de terapia intensiva ocupadas en la primera mitad del año a registrar las cifras más bajas y liberar restricciones en la segunda, vacunación mediante.

En los últimos días del año pasado, más precisamente el martes 29 de diciembre de 2020, se aplicó la primera vacuna en el país, correspondiente a una enfermera que recibió una dosis de la vacuna Sputnik V, la primera en arribar a estas tierras. Ese mismo día, también se comenzó a vacunar en Rosario y en otras ciudades al personal de la salud.

En aquel entonces, el ministro de Salud de la Nación era Ginés González García, quien dos meses después tuvo que presentar su renuncia, pedida por el presidente Alberto Fernández, por el escándalo del «Vacunatorio VIP», desatado el 19 de febrero cuando el periodista Horacio Verbitsky contó en un programa radial que él había sido vacunado de forma privilegiada en una sede del Ministerio, invitado por el propio titular de la cartera.

Un día más tarde asumiría en el cargo Carla Vizzotti, la actual ministra, quien previamente había tenido un rol clave para la llegada de las vacunas en su cargo de secretaria de Acceso a la Salud de la Nación.

Pese a que la vacunación abría un horizonte de esperanza luego de un 2020 oscuro, cuando el verano llegaba a su fin en el país y en la provincia volvían a aparecer restricciones severas ante el temor de la llegada de la llamada segunda ola. Aquel era el anticipo de lo que terminarían siendo los meses más duros y tormentosos, al borde de la saturación del sistema de salud y con la mayor cantidad de fallecidos y contagiados a nivel nacional, provincial y local.

30 mil casos, 600 muertes y ocupación de camas UTI de más del 90% (en 2020 el máximo fue de 46%; en Rosario en 2021 se llegó al 100%) fueron los valores que registró el país entre abril y agosto de este año, sumándose en total más de 70 mil fallecimientos por Covid-19 en 2021 (contra los 47.974 mil de 2020) y más de 3 millones y medio de contagios (contra 1.927.239 de 2020).

La peor semana, que aún es récord, fue la transcurrida entre el 26 de mayo y el 1 de junio, con un promedio de 32 mil casos por día en Argentina, a la par de un confinamiento estricto instaurado desde el 22 de mayo. El récord de casos lo tiene el 27 de mayo, con 41.080 contagios confirmados, y el de muertes el 19 de mayo, con 745.

Entre tanto abismo, la luz comenzó a llegar progresivamente de la mano del avance en la vacunación a nivel nacional, que tuvo su aceleración a partir del mes de marzo y que para julio ya había superado la franja del 50% de personas mayores de 18 años vacunadas con al menos una dosis, con cifras récord de 470 mil inyecciones diarias.

Hasta ese entonces, los primeros en recibir la vacuna fueron los trabajadores del sistema de salud, seguidos por las personas mayores de 70 años y residentes de hogares, luego la franja de entre 69 y 60 años, posteriormente personal estratégico y desde allí, año a año. Entre julio y agosto, Argentina, que ya para ese entonces recibía además vacunas de Oxford-AstraZeneca-Covishield, Sinopharm y Pfizer, comenzó a fabricar su propia versión de la Sputnik, la «VIDA»,  con la aprobación del Instituto Gamaleya.

Con ese ritmo y con los casos lentamente disminuyendo, en agosto se dio la aprobación de la vacuna Moderna, destinada a la franja etaria de entre 12 y 18, por lo que ese mismo mes se comenzó con la inoculación a ese grupo. Recién en octubre llegaría el turno para los menores de 11 años (y hasta los 3), con la aprobación de uso de emergencia de la vacuna Sinopharm para lograr reducir la circulación del virus, y ese mismo mes se anunció la primera dosis de refuerzo para las personas inmunocomprometidas y mayores de 50 inoculados con la mencionada medicina china.

Ya para esa altura, los efectos de la vacunación en la cifra de casos eran notorios y desde septiembre se comenzó un progresivo regreso a las actividades de la “vieja normalidad”, lo que posibilitó que en este último tercio del año haya habido clases presenciales, partidos de fútbol en estadios llenos, eventos masivos como festivales, aforo del 100% en todo tipo de espacios, reuniones sin límite de personas y la posibilidad de no usar barbijo al aire libre (en ciertas provincias), entre otras restricciones liberadas.

Además, a tal punto se dio el progreso de la inoculación que para noviembre y diciembre Argentina comenzó a donar más de 2 millones de vacunas a distintos países del mundo como Bolivia, Mozambique o Vietnam, entre otros.

No obstante, y si bien durante todo el año hubo polémicas aisladas con grupos antivacunas o anticuarentena, para fin de año se despertaría la mayor polémica, luego de que en el país se decidiera la implementación del llamado Pase Sanitario o Pasaporte Sanitario, medida dispuesta previamente en varios países de Europa con el objetivo de conseguir que se vacunen quienes todavía no hayan querido acceder a ninguna dosis. El mismo consiste en impedir que personas sin inocular puedan ingresar a eventos masivos o a lugares con riesgo de transmisión del virus.

Hoy en día, Argentina cuenta con más del 66% de su población vacunada con dos dosis, el 81% con al menos una y el 5% con tres. No obstante, el 2022 se recibe con una cierta incertidumbre, debido al avance de nuevas variantes como la Ómicron o la misma Delta que vuelven a incrementar las cifras de contagios.

El caso más drástico es el de la provincia de Córdoba, donde actualmente se registran unos 5.000 casos diarios (el lunes se registraron 5.583 contagios, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia, superando las 5.493 de junio) que llevaron al gobierno provincial a decretar restricciones como la suspensión de eventos masivos hasta el 4 de enero. Así también creció la ocupación de camas críticas, que a principios de diciembre estaba en 0,5% y hoy es del 3,5%.

La preocupación también se da debido a que se acercan las vacaciones de verano, que se anticipan tendrán una alta circulación de personas por todo el país, sabiéndose además que Córdoba es uno de los principales destinos turísticos y que también vendrán turistas de todo el mundo a distintas partes de la Argentina.

Si bien la vacunación generó que el crecimiento de la cifra de contagios no se vea traducido en un crecimiento considerable del número de fallecimientos, la principal preocupación corre por evitar que vuelva a haber circulación comunitaria del virus (lo que ya sucede en Córdoba) mientras se completa la inoculación a nivel nacional, ahora también con el refuerzo de las dosis previamente aplicadas. Es por ello que se aclara constantemente que “la pandemia no terminó”.