La red Al Qaeda, en la Península Arábiga (AQPA) con base en Yemen, aseguró en un video que «la invasión bendita de París» fue planeada y financiada por la cúpula de la organización.

«Queremos precisar a la nación musulmana que fuimos nosotros quienes escogimos el blanco, financiamos la operación y reclutamos a los jóvenes. Reivindicamos la responsabilidad por esta operación«, declaró en un video puesto en linea hoy en un sitio islamista, Nasser Ben Ali al-Anassi, uno de los dirigentes de AQPA, según cita el diario francés Libération.

En la grabación, uno de los líderes de AQPA precisó que «la invasión bendita de París» fue planeada y financiada por la cúpula de su organización en «venganza» por las ofensas contra el profeta Mahoma, sostiene el diario francés.

Los autores del atentado al semanario satírico Charlie Hebdo del miércoles pasado fueron los hermanos Cherif y Said Kouachi, ambos abatidos por la fuerzas especiales francesas, y uno de ellos aseguró en una entrevista al canal BFM TV haber sido enviado por AQPA.

Asimismo, Nasser Ben Ali al-Anassi remarcó en el video que «la operación fue llevada a cabo por una orden de nuestro Emir general Ayman al-Zawahiri conforme a la voluntad póstuma de Osama Bin Laden».

En otro video, difundido el viernes luego de que las fuerzas especiales abatieran a los hermanos Kouachi y a Amedy Coulibaly, quien tomó rehenes en un supermercado kosher y mató a cuatro franceses judíos, un responsable religioso de AQPA amenazó a Francia con nuevos atentados.

«No estarán en seguridad mientras sigan combatiendo a Alá, su mensaje y los creyentes«, afirmó Harith al-Nadhari de AQPA en ese video.

Debido a las amenaza y ante el temor de nuevos atentados, el gobierno socialista francés desplegó 15.000 militares y policías suplementarios en una inédita operación para fortalecer la seguridad interior.

Ayer, el Gobierno francés liderado por Francois Hollande declaró la «guerra al terrorismo» y anunció que impulsará medidas de seguridad «excepcionales» en respuesta al atentado islamista.

«Francia está en guerra con el terrorismo, el yihadismo y el islamismo radical», aseguró el primer ministro Manuel Valls durante la primera sesión de la cámara de Diputados desde el atentado.

Ante la declaración de guerra de Valls, el hemiciclo estalló en aplausos y entonó la Marsellesa, algo que, según medios franceses, se trató de un hecho insólito desde la instauración de la V República en 1958.

«Francia no está en guerra con una religión. Francia no está en guerra con el islam y con los musulmanes», aclaró el dirigente, que en el pasado fue acusado por la izquierda y organismos de derechos humanos de impulsar políticas de mano dura contra los inmigrantes.

Ante una cámara inusualmente unida y complaciente, Valls explicó que el Gobierno «debe responder a esta situación excepcional con medidas excepcionales» y destacó la necesidad de crear espacios separados para yihadistas en las cárceles, «un refuerzo regular» de los servicios de espionaje y un mayor control sobre Internet.

La unidad de los aplausos se convirtió poco después en un consenso político casi unánime, cuando los diputados franceses aprobaron por 488 votos a 1 la prolongación de la campaña de bombardeos aéreos, junto a Estados Unidos y a otras potencias como el Reino Unido, contra las posiciones de la milicia extremista Estado Islámico (EI) en el norte y el oeste de Irak.

Una semana después del atentado, el semanario satírico Charlie Hebdo volvió a salir a la venta y los tres millones de ejemplares de su nuevo número se agotaron en pocas horas, obligando a una tirada extra de dos millones de ejemplares.