Un tribunal de Moscú ordenó este miércoles el cierre definitivo por distintas infracciones a la ley del centro de derechos humanos de la ONG Memorial, conocida por su defensa de las libertades civiles y su papel como custodio de la historia de las víctimas del Gulag soviético, luego de que la Corte Suprema rusa resolviera este martes una primera clausura.

La ONG estaba desde julio de 2014 en el registro de agentes extranjeros, una lista que incluye a las entidades que promueven intereses políticos de otros países y reciben financiación del exterior, refirió la agencia de noticias rusa Sputnik.

Según la fiscalía de Estado, el centro Memorial justificaba a «las organizaciones terroristas y extremistas y apoyaba las manifestaciones no autorizadas que buscan desestabilizar al país».

Las autoridades detectaron también irregularidades en los informes financieros de Memorial, consignó la decisión judicial.

El abogado de la organización Mijaíl Biriukov aseguró que apelará el dictamen de la Corte.

Memorial trabajaba en casos de denuncias de abusos de derechos humanos en la Rusia actual, además de dar testimonio de la historia de las víctimas del estalinismo.

«Durante las últimas tres décadas, todas nuestras actividades han ido dirigidas a proteger a los ciudadanos de Rusia y los intereses del Estado ruso», se defendió ante el tribunal Alexander Sherkasov, director del centro, reportó la agencia de noticias AFP.

Expertos y observadores internacionales consideran que las autoridades rusas utilizan las acusaciones de extremismo y terrorismo para castigar a los críticos del presidente Vladimir Putin.

El cierre de la ONG «muestra el miedo del Gobierno ruso, que ya no está dispuesto a tolerar un control objetivo y honesto de su comportamiento, tal y como Memorial hacía», dijo en una declaración en video el director ejecutivo de la ONG Human Rights Watch, Kenneth Roth.

«Si lo que vemos en el espejo es demasiado horrible, la respuesta es cambiar de comportamiento, no romper el espejo», añadió.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, calificó el cierre de Memorial de «persecución», mientras que el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, recordó que «las miradas críticas a su pasado son esenciales para el sano desarrollo y progreso de las sociedades».

Memorial, creada en 1989 por disidentes soviéticos (entre ellos el premio Nobel de la Paz Andrei Sajarov), comenzó una labor meticulosa de documentación de los crímenes estalinistas y de los campos del Gulag, y prosiguió su trabajo en la defensa de los Derechos Humanos y de los prisioneros políticos.

Esta ONG también investigó los abusos rusos durante las guerras en Chechenia y, más recientemente, sobre los paramilitares del grupo «Wagner», considerado como el brazo armado de Rusia en el extranjero, algo que el Kremlin niega.

Críticos del Kremlin dicen que la decisión contra Memorial, que tiene un gran prestigio afuera de Rusia, se enmarca en la represión contra quienes cuestionan al Gobierno, en un año que se cerraron medios independientes y ONGs y se desmanteló el movimiento del opositor encarcelado Alexey Navalny.