El papa Francisco comienza hoy su primera visita a Bolivia, segunda etapa de su gira de ocho días por Sudamérica iniciada el domingo en Ecuador, donde abogó sin cesar por «los excluidos», criticó los «liderazgos únicos» y lanzó un apremiante llamado para que se proteja la «madre Tierra».

Francisco cierra su escala en Ecuador con visitas a un asilo y al santuario de la Virgen de El Quinche, en las afueras de Quito. Hacia el mediodía partirá a Bolivia para visitar La Paz y Santa Cruz, y permanecerá hasta el viernes 10, cuando viajará a Paraguay, donde culminará su gira por Sudamérica.

El primer Papa latinoamericano de la historia, quien presidió dos multitudinarias misas, fue ovacionado, besado y homenajeado con lluvia de pétalos de rosas por fieles que desafiaron el calor bochornoso de Guayaquil y el frío y la lluvia en Quito para escuchar sus palabras.

Cientos de ecuatorianos salieron a las calles tanto de Quito como de Guayaquil para verlo pasar en su papamóvil artesanal.

Durante las 48 horas que permaneció en Ecuador, Francisco lanzó sin tapujos severas advertencias a los gobernantes y a la sociedad política, en un mensaje que calzó con el convulso presente político de Ecuador.

El presidente Rafael Correa, un confeso admirador de Francisco, aprovechó para aliviar las tensiones y suscitó reacciones encontradas al asomarse el lunes acompañado por el Papa del balcón del palacio de Gobierno, en un gesto que fue interpretado como una manera de arrancar una bendición papal a su gestión.

 Unidad y diálogo

Pese a la agenda apretada que el jefe de la iglesia cumplió, que incluyó una visita al Santuario de la Divina Misericordia y reuniones con viejos amigos del colegio de los jesuitas, representantes de la sociedad civil y jóvenes, Francisco mostró una impresionante vitalidad y fuerza de voluntad en todos los encuentros.

A través de varios llamados a «la unidad» y «al diálogo», el líder de la Iglesia católica logró una tregua entre sostenedores y la oposición de manera de bajar la temperatura de un Ecuador caldeado por protestas.

Como un llamado a los gobernantes latinoamericanos, Francisco pidió también que el crecimiento económico llegue a todos «y no se quede en las estadísticas macroeconómicas».

«El Papa se pone por encima de las partes con su capacidad de enviar un mensaje de amor, de persona de diálogo y sin entrar en particulares», declaró con su tradicional prudencia el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi.

El futuro del planeta

En Bolivia, que comparte la selva amazónica con Ecuador, Colombia, Brasil y Perú, el Papa deberá abordar de nuevo la defensa de la «madre Tierra» e invocará su encíclica verde, «Laudato sí», convencido del papel de los países de la franja amazónica en la preservación del planeta.

«Tienen una oportunidad para ejercer la pedagogía de una ecología integral», señaló. La etapa más difícil de su visita será la llegada al aeropuerto de El Alto, a más de 4.000 metros de altitud, ya que la extirparon durante su juventud un pulmón.

Según ha adelantado el Gobierno, es previsible que el Papa masque o «acullique» hojas de coca para mitigar los efectos de la altitud