Durante dos años, Dezzimond Vaughn, de 31 años, fue un operario muy respetado en la fábrica Tesla de Lathrop, California. Hasta que participó en los intentos de crear un sindicato. De repente, su puesto de trabajo estaba en riesgo. «Comenzaron a cambiar las reglas sin ningún reparo», cuenta Vaughn a The Guardian. Según el exoperador de maquinaria pesada automatizada, Tesla impuso una estricta política de asistencia con efectos retroactivos para quitar puntos a los empleados que se retrasaban o ausentaban.

«Empezamos a hablar de crear un sindicato, porque con él no habrían podido hacer lo que estaban haciendo y no sé cómo, pero se enteraron de que yo organizaba reuniones en mi casa». Vaughn dice que el interés de los directivos en despedirle comenzó en cuanto supieron que era uno de los que lideraban los esfuerzos de sindicalización. «A lo largo de mi último año empezamos a tener choques. Nunca dejé de trabajar, en lo que respecta al trabajo, nunca tuvieron problemas conmigo, pero hubo muchas quejas sobre mí. Mi supervisor me dijo que estaban intentando despedirme».

En octubre de 2017, Vaughn recibió una llamada telefónica en su casa. Le informaban de que Tesla le despedía porque había tenido dos malas calificaciones seguidas en la evaluación de desempeño de empleados. En la carta de despido, el único motivo de la extinción de contrato es el «incumplimiento de las expectativas de rendimiento». Según Vaughn, las puntuaciones en la evaluación de su desempeño fueron modificadas después para justificar su despido. Donde dice que no hubo cambios fue en los comentarios positivos de su supervisor.

Vaughn enseña a The Guardian una copia de su expediente como empleado y de sus dos últimas evaluaciones de desempeño. En ellas, su supervisor decía de él que era un trabajador que «hace lo que es correcto para la compañía en su conjunto» y «en el que los miembros del equipo siempre pueden confiar tanto para presentarse (la asistencia) como para hacer el trabajo». Sin embargo, sus calificaciones en la evaluación de desempeño son bajas. Pero entre enero y junio de 2015, entre junio y diciembre de 2015 y entre enero y junio de 2016, sus puntuaciones habían sido altas, lo que le había servido para ascender en la empresa. Bajaron cuando los directivos descubrieron su papel en los esfuerzos de sindicalización.

Tarus Starks, el supervisor a cargo de las dos últimas evaluaciones de rendimiento de Vaughn (la de julio a diciembre de 2016 y la de enero a junio de 2017), confirma que fueron los directivos los que bajaron las puntuaciones. «Cuando Dezz comenzó a trabajar para mí, su desempeño fue súper positivo», dice Starks. «Estaba a punto de empezar a formarlo como jefe de apoyo».

«En Tesla nos esforzamos por ser una compañía justa y equitativa, el único tipo de empresa que vale la pena ser. A partir de las evaluaciones de desempeño hay ascensos y, en ocasiones, despidos de empleados», respondió un portavoz de Tesla en un correo electrónico. «En Tesla no se han tomado nunca medidas, ni se tomarán, contra ningún empleado por sus opiniones sobre los sindicatos (….) Es importante recordar que cada año, y como parte de su estrategia organizativa, sindicatos como la Unión de Trabajadores Automotrices presentan unas 20.000 denuncias de prácticas laborales injustas ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales [NLRB, por sus siglas en inglés]».

Seguridad en la fábrica a cambio de eliminar sindicatos

En los últimos años Tesla y Elon Musk, su dueño multimillonario, se han hecho conocidos por sus esfuerzos para desarticular a los sindicatos. En febrero de 2017, Musk acusó de ser un «infiltrado de los sindicatos» a un operario de la fábrica que en un blog de Medium había hablado de algunos problemas dentro de Tesla. En un comunicado por correo electrónico a los empleados en el que les prometió yogurt congelado gratis, Musk dijo que los esfuerzos de sindicalización eran un intento de las grandes automotrices de atentar contra Tesla. Ese mismo mes, el empleado Michael Sánchez denunció que le habían pedido abandonar la fábrica de Tesla por razones de seguridad después de repartir panfletos a favor de la sindicalización entre sus compañeros de trabajo.

Dicen que durante una reunión de junio de 2017 Musk prometió solucionar algunos temas relacionados con los estándares de seguridad de la fábrica a cambio de que los empleados se abstuvieran de luchar por la sindicalización. La NLRB ha presentado una queja por esa supuesta declaración y el tema está ahora siendo juzgado. La NLRB está considerando ahora mismo varias acusaciones similares contra Tesla, incluyendo una denuncia de prácticas de vigilancia y de intimidación contra los trabajadores que luchan por la sindicalización.

Se han vuelto comunes las denuncias de trabajadores despedidos después de participar en iniciativas por la sindicalización. «Yo apoyaba al sindicato. Casi todos los días llevaba al trabajo una camiseta del sindicato y mi supervisor de ese momento me preguntaba por qué la llevaba», cuenta Jim Owen, que en marzo de 2018 dejó la fábrica de Tesla en Fremont (California) después de que un robot estuviera a punto de herirlo gravemente mientras trabajaba en el capó de un coche. «El supervisor me dijo que a la alta dirección no le gustaba que llevara esa camiseta».

Mark Vasquez trabajó en Tesla desde 2014 y hasta julio de 2016, cuando le dieron baja médica por una lesión permanentemente en la espalda sufrida mientras trabajaba. «Hablar con otros trabajadores sobre la sindicalización estaba muy mal visto», recuerda. «Cuando algunos de mis supervisores me escuchaban hablar con otros empleados sobre el tema, se acercaban y ponían fin a la conversación».

«No me permiten volver al trabajo»

Tras sufrir una lesión laboral en julio de 2016, otro empleado de Tesla fue dado de baja por razones médicas. «No me permiten volver al trabajo», dice el empleado, que prefiere no revelar su nombre. «Por un breve período, cuando el movimiento estaba ganando fuerza, los empleados a favor de los sindicatos fueron ascendidos para reducir sus peticiones. Cuando vieron que eso no funcionaba, pasaron a eliminarlos. Soy uno de los que no quieren ver regresar, pero si se me permite volver a trabajar, voy a luchar por un sindicato aún más duro».

Un portavoz de Tesla ha afirmado que la compañía no puede compartir información médica del personal ni detalles de las licencias médicas de empleados que tuvieran casos pendientes con la mutua de accidentes de trabajo.

En agosto de 2017, Tesla despidió a la empleada Crystal Guardado después de que participara en la organización sindical y comenzara a hablar sobre unas condiciones de trabajo inseguras.

«Recuerdo perfectamente que preguntaba a los colegas sobre el sindicato y que me decían que me callase si no quería ser despedida», señala Guardado. Empezó a trabajar en Tesla en abril de 2017 y se puso a hablar sobre las condiciones de trabajo cuando se hizo daño en los ojos por los productos químicos que se usan en las manillas de las puertas. Un médico le dijo que era una alergia.

«Creo que tomaron represalias contra mí por hablar sobre mi seguridad y sobre las condiciones en la fábrica».
Un portavoz de Tesla indica que despidieron a Guardado por incumplir con la política de la compañía sobre abuso de sustancias. Pero según Guardado, hace cinco años que tiene un carnet de California que le permite el uso de marihuana medicinal por problemas de ansiedad y pánico. Cuando quiso enseñar al departamento de personal los documentos que lo demostraban, dice, no le hicieron caso.

Después de hablar con varios empleados que aún trabajan en la compañía, se desprende la idea de que esas supuestas estrategias de intimidación y quiebre sindical siguen siendo la norma entre los cargos altos y medios de las fábricas Tesla. «Elon Musk dice que es neutral en lo relativo al sindicato», dice otro empleado. Pero «han sido cualquier cosa menos neutrales»: «Todo lo que tenga que ver con el sindicato o sea a favor de la sindicalización se termina muy rápidamente».

Esa es también la opinión de otro empleado de una fábrica Tesla que prefiere no dar su nombre. «Por lo general, la gente a favor de los sindicatos es despedida por razones inventadas. Se ha instalado una cultura del miedo: si no acatas, te despedirán», cuenta. «Nos dicen que si nos sindicalizamos, Tesla quiebra porque aún no somos una empresa rentable». Según ese empleado, a los directivos no les cuesta nada encontrar razones para despedir a los empleados que van por ahí hablando de formar un sindicato. Antes de recibir un último cheque, los despedidos son presionados para firmar acuerdos de no divulgación.

A pesar de todas las quejas, los trabajadores que siguen en Tesla mantienen la intención de presionar a la empresa para que permita la sindicalización y mejore las condiciones de trabajo. «¿Por qué tendría que irme a otro sitio cuando podemos hacer de este un buen lugar para trabajar y el producto es un producto increíble? Estoy orgulloso de eso, está cambiando el mundo, pero no debería hacerse a base de romperle la espalda a los trabajadores».

Fuente: www.eldiario.es