Los industriales de Brasil, el sector manufacturero más importante de Sudamérica, fustigaron hoy la propuesta del presidente electo Jair Bolsonaro de disminuir la importancia del Mercosur y de la Argentina, así como la eliminación del Ministerio de Industria, Desarrollo y Comercio Exterior.

«Si el gobierno brasileño no le da prioridad al Mercosur, o lo que es peor, reduce la Tarifa Externa Común en forma unilateral, el único ganador es China, que viene ocupando el mercado brasileño en toda Sudamérica», dice un comunicado de la poderosa Confederación Nacional de la Industria (CNI).

La reacción del titular de la CNI, Robson de Andrade, fue directamente contra la reducción de prioridades sobre el Mercosur expresada por el designado ministro de Economía, Paulo Guedes.

Es que casi 75 por ciento de lo que Brasil exporta al Mercosur y al resto de Sudamérica son productos industriales.

La CNI defendió que en 2017 el Mercosur, «después de una década sin avanzar en la agenda económica» logró introducir reformas para acuerdos de compras gubernamentales y facilitación y protección de inversiones en el ámbito del bloque».

Sobre la Argentina, la CNI dijo que el principal socio regional «es hacia donde Brasil exporta productos de alto valor agregado y donde posee multinacionales, además de que el sector automotor está integrado a las cadenas de valor automotrices».

A tres días de la elección que consagró a Bolsonaro, varios frentes se han abierto a raíz de declaraciones y señales dadas por el ultraderechista y su nuevo superministro de Economía, el financista Guedes, cuya cartera absorberá las actuales de Planificacion y de Industria, Desarrollo y Comercio Exterior.

«Vamos a salvar la industria pese a los industriales», dijo Guedes a periodistas luego de defender una reforma tributaria para el sector con el objeto de ir eliminando incentivos y subsidios en el marco de un plan para reducir en 2020 a cero o a superavit el déficit fiscal previsto para 2019, de unos 40.000 millones de dólares.

Hoy, la CNI tuvo que reaccionar nuevamente contra Guedes y el fin del ministerio del sector.

«Teniendo en vista la importancia del sector industrial para Brasil, que es responsable por 21 por ciento del Producto Bruto Interno y por la recaudación de 32 por ciento de los impuestos federales, necesitamos de un ministerio con un papel específico, que no sea vinculado a Hacienda, mas preocupada por recaudar impuestos y administrar las cuentas públicas», dijo Andrade.

Citó que eliminar el Ministerio de Industria «va a contramano de la onda de los países desarrollados, que han reforzado, como Estados Unidos y Gran Bretaña, su política industrial.

Guedes anunció también que las privatizaciones y la reforma jubilatoria están en el horizonte. La reforma previsional hecha por el pinochetismo en Chile es uno de los ejemplos para el plan de Guedes, doctor por la Universidad de Chicago y socio de un fondo de inversión al cual dirige desde Rio de Janeiro.

Ya se divisan, en la transición, algunos choques de Bolsonaro y su gabinete: en el Congreso avanzan dos medidas que ganaron fuerza el domingo: incluir a movimientos sociales en la ley antiterrorismo hecha para los Juegos Olímpicos Río 2016 y la llamada «Escuela Sin Partido», que apunta a evitar y denuncias a profesores que «doctrinen ideológicamente» a alumnos.

Estos dos frentes están abiertos y fueron repudiados anoche en San Pablo por miles de personas, la mayoría estudiantes, que protagonizaron la primera protesta para Bolsonaro a apenas horas de haber vencido la segunda vuelta contra Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT).

Bolsonaro hoy salió de su residencia en Barra de Tijuca y participó en la playa de un homenaje por su victoria que le hicieron que aviadores acrobáticos de la Fuerza Aérea retirados.

El futuro gobierno sumó más militares, el oficial de la Fuerza Aérea Marcos Pontes, el único brasileño astronauta que fue al espacio con la NASA, como ministro de Ciencia y Tecnología.

Pero el plato fuerte de la composición del gobierno más allá de la economía es la posible incorporación del juez Sérgio Moro, de la operación Lava Jato, cuya condena contra el ex presidente Luiz

Inácio Lula da Silva sirvió para evitar la candidatura del líder del PT detenido desde el 7 de abril por corrupción.