El presidente iraní Hasan Rohaní llamó a la unidad nacional frente a las sanciones aplicadas por Washington a ese país que, aseguró, representan «una guerra económica sin precedentes» aunque descartó que la tensión entre ambos países desemboque en un conflicto bélico.

Durante una reunión con representantes de diferentes vertientes políticas, celebrada en la noche de este sábado en Teherán, Rohani se remitió a la situación provocada por la guerra con Irak, que se extendió de 1980 a 1988, para alertar sobre las situación económica interna en medio de una nueva escalada con Estados Unidos.

«Estamos en una situación difícil pero tengo muchas esperanzas en el futuro y creo que podemos superar estas condiciones, siempre que estemos juntos y unamos nuestras manos» señaló el mandatario preocupado por el impacto interno de las últimas sanciones económicas aplicadas por Estados Unidos que afectaron severamente el ingreso de sus regalías petroleras.

«Hoy debemos mantener el mismo consenso, crear empatía (con el Gobierno) y no rendirnos», subrayó, según un comunicado de la Presidencia publicado en las últimas horas y replicado por la agencia de noticias EFE.

Irán atraviesa grandes dificultades económicas debido a las sanciones impuestas por Washington en agosto y noviembre pasados tras retirarse unilateralmente del acuerdo nuclear de 2015.

El resto de firmantes del pacto (Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania) han tomado algunas medidas para contrarrestar las sanciones pero hasta ahora no han sido eficaces.

Por ello, Rohaní les dio el pasado miércoles un ultimátum de 60 días para que garanticen las transacciones bancarias de Irán y sus exportaciones de petróleo.

Durante este periodo, Irán va a dejar de cumplir con algunos de sus compromisos con el acuerdo nuclear como son la venta de los excedentes de uranio enriquecido y agua pesada.

Las sanciones se complementan con la presión militar norteamericana que durante los últimos días anunció el envío del buque de asalto anfibio USS Arlington, el portaaviones USS Abraham Lincoln y cazabombarderos al golfo Pérsico.

Este domingo, en una disertación ante el Congreso, el comandante en jefe de los Guardianes de la Revolución de Irán, Hosein Salamí, consideró que «no se avecina una guerra».

Por su parte, Estados Unidos envío el pasado sábado una batería de misiles de defensa Patriot a Medio Oriente «para responder a una posible amenaza a fuerzas estadounidenses» por parte de Irán en el Golfo Pérsico, informó la BBC.

El Ministerio de Defensa de este país dijo en un comunicado que «los movimientos eran en respuesta a una posible amenaza a fuerzas estadounidenses en la región por parte de Irán», sin dar otro tipo de especificaciones.

Por otra parte, un grupo de bombarderos B-52 llegó a una base estadounidense en Qatar.

El gobierno iraní describió el despliegue de Washington como «una guerra psicológica» y calificó de «tontería» la decisión del gobierno de Donald Trump.

En un comunicado, difundido el viernes, el Pentágono dijo que «estaba listo para defender a las fuerzas estadounidenses y sus intereses» en la región, aunque señaló que «no busca un conflicto con Irán».