Una nueva jornada de huelgas se sucederán este jueves en Francia después de que el presidente Emmanuel Macron impusiera por decreto la suba de edad jubilatoria de 62 a 64 años y extendiera el plazo para cobrar pensiones.

Los sectores que encabezarán la protesta son la Administración Autónoma de Transportes Parisinos (RAPT), la Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses (SNCF), los trabajadores de los aeropuertos y de las escuelas.

Según un balance realizado por Le Figaro, el transporte público se verá “muy fuertemente perturbado” en la SNFC y “muy perturbado” en la RATP, en el metro y en el sistema de trenes de cercanías suburbanos propio de la región parisina (RER).

Además, un tercio de los vuelos serán cancelados en el aeropuerto parisino de Orly, mientras que en los otros, no estará operativo uno de cada cinco.

También el sector de la educación estará afectado ya que se prevé la participación de huelguistas en las escuelas primarias de entre el 40 y 50%.

En París, el Sindicato Unitario Nacional de Maestros de Escuela Primaria, afiliado a la Federación Sindical Unitaria había anunciado el martes el cierre de 140 de las 645 escuelas primarias en la capital.

Según el sindicato de maestros de primaria más grande de Francia, el 70 % de los maestros en la Academia de París deberían estar en huelga este jueves.

Mientras, los recolectores harán lo propio en la medida de fuerza que se renovó y se extenderá hasta el 27 de marzo.

Por su parte, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, activó una célula de crisis diaria “para garantizar la continuidad de los servicios públicos” para los parisinos.

El lunes, 9.300 toneladas de desechos aún cubrían las aceras, en ligera disminución después de las 10.000 toneladas del viernes. Según la alcaldesa del distrito 9 de París, Delphine Bürkli, “tomará de una a dos semanas despejar todo”.

Así, el presidente Emmanuel Macron admitió este miércoles la «impopularidad» de su decisión de elevar la edad jubilatoria a 64 años, pero dijo que debe regir «para fin de año», cargó contra los sindicatos y la oposición y acusó de «sediciosos» a quienes protagonizaron protestas violentas contra la reforma.

Los comentarios del presidente socialdemócrata fueron los primeros en público sobre la reforma desde que la aprobó por decreto, la semana pasada, pese a que la mayoría de los franceses la rechaza y a las masivas protestas callejeras que generó.

Además, el presidente reelecto el año pasado hasta 2027, reiteró este miércoles que la reforma es necesaria para evitar un déficit en la caja de pensiones de Francia en momentos en que crece la expectativa de vida, cae la natalidad y se reduce la proporción de personas que trabajan.

«Esta declaración alimentará la ira», advirtió el secretario general de la central obrera CGT, Philippe Martinez, a la radio RTL, al inicio de la que es la novena jornada de huelga y movilización contra la reforma desde mediados de enero.

La violencia ha recrudecido en los últimos días en manifestaciones espontáneas contra la reforma y contra Macron, aunque las protestas multitudinarias convocadas para este jueves por los sindicatos comenzaron de manera ordenada.

Manifestantes cortaron algunas de las principales autopistas y cruces para reducir el tráfico alrededor de varias ciudades, incluyendo Lille, Toulouse y Lyon.

El servicio de trenes se suspendió en la sureña Marsella por manifestantes posicionados cerca de las vías, dijeron autoridades, informó la agencia de noticias AFP.

En los suburbios del norte de París, varias decenas de trabajadores sindicalizados bloquearon una estación de ómnibus en Pantin, impidiendo que unos 200 vehículos salieran durante la hora pico.

Varias acciones de bloqueo de depósitos petroleros, puertos, carreteras y universidades, entre otros, se llevaron a cabo ayer en toda Francia, donde la escasez de combustible se empieza a sentir en un 14 % de las estaciones de servicio, según el sector.

La Policía dijo prever «entre 600.000 y 800.000 personas en unas 320 acciones» y espera manifestantes radicales en París y en «más de una decena de ciudades (…), animados por el clima de violencia de estos últimos días».

Desde el 16 de marzo, cuando el Gobierno adoptó la reforma por decreto al temer perder la votación en la Asamblea, cientos de personas, en su mayoría jóvenes, salen cada noche a protestar, quemando contenedores y bloqueando calles seguidos por la policía.

Casi 1.000 personas fueron detenidas, unos arrestos que Amnistía Internacional calificó de «detenciones arbitrarias». La oposición de izquierda, abogados, magistrados y la defensora del pueblo expresaron su preocupación por la actuación policial.

El 7 de marzo lograron movilizar entre 1,28 millones y 3,5 millones de personas, en las protestas más grandes contra una reforma social en tres décadas, pero la manifestación de este jueves es la primera desde que Macron impuso su plan por decreto.

Este miércoles recibieron un espaldarazo de unos 300 profesionales de la cultura, entre ellos las actrices Juliette Binoche y Camille Cottin, que en una tribuna publicada en el diario Libération pidieron la retirada de una reforma «injusta».

El Gobierno francés invocó una disposición constitucional la semana pasada para que se adoptara la ley de jubilaciones sin la aprobación de la Asamblea Nacional, la Cámara Baja del Parlamento.

Ahora la reforma debe pasar una revisión por parte del Consejo Constitucional de Francia antes de que Macron pueda promulgarla.