El líder norcoreano Kim Jong-un anunció hoy, tras evaluar la situación con su cúpula militar, que reevaluará sus planes de atacar con un proyectil de largo alcance la isla de Guam, posesión estadounidense, y que observará un poco más la conducta de Estados Unidos antes de emprender la ofensiva, aunque acusó al país norteamericano de estar llevando la situación en la península coreana «a un punto crítico».

El anuncio norcoreano fue realizado después de que el jefe del estado Mayor estadounidense, general Joseph F. Dunford Jr, dijera que la prioridad en esta crisis no es la militar sino la «presión económica y diplomática», y puso paños fríos a la escalada que con creciente tono bélico y hace semanas mantienen Washington y Pyongyang.

La respuesta estadounidense no se hizo esperar demasiado y el secretario de Estado, Rex Tillerson, aseguró que su Gobierno sigue «interesado» en un eventual diálogo con Pyongyang, pero advirtió que depende de Kim crear las condiciones para que eso ocurra.

«No tengo ninguna respuesta a su decisión», dijo Tillerson ante una consulta periodística.

Kim precisó que analizará ahora «durante un tiempo más largo» el comportamiento de Estados Unidos a la espera de su reacción, informó la agencia de noticias oficial KCNA, citada parcialmente por la alemana DPA.

«Los Estados Unidos deberían en primer lugar tomar la decisión correcta y probar mediante su comportamiento que rebajan las tensiones y que quieren evitar un conflicto militar peligroso en la península coreana», afirmó Kim.

Pero el líder norcoreano agregó que si Washington continúa sin embargo con «sus acciones extremadamente peligrosas y sin contemplaciones en la península coreana», se tomará de inmediato una «importante» decisión.

Esta nueva etapa del intercambio de amenazas entre las capitales norcoreana y estadounidense se inscribe en la dinámica típica de estas escaladas, donde tras una ola de declaraciones que acentúan la tensión, sobrevienen gestos que buscan apaciguarla, a la espera de otra ronda.

En este caso, la aspereza podría reactivarse en breve, pues las fuerzas norteamericanas y surcoreanas iniciarán el próximo 21 de agosto nuevas maniobras militares en la Península de Corea, ejercicios que son fuertemente rechazados por Pyongyang.

De hecho, la advertencia de Kim, hoy, parece apuntar a los ejercicios militares Ulchi Freedom Guardian, que pueden volver a avivar la tirantez regional.

Los expertos consideraron sin embargo que las declaraciones de Kim son un intento por rebajar el enfrentamiento, que había escalado a niveles muy peligrosos en los últimos días.