Los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, de Colombia, Gustavo Petro y el rey Carlos III del Reino Unido son algunos de los líderes internacionales que urgieron este viernes a acelerar la acción climática y a eliminar la brecha entre la realidad y las promesas de mitigación, adaptación y financiación, al inaugurar la cumbre de jefes de Estado y Gobierno de la Conferencia de las Partes (COP28) sobre cambio climático.

«El planeta está harto de acuerdos climáticos incumplidos», declaró Lula, que desembarcó en Dubái con una iniciativa internacional para proteger los bosques tropicales.

Los países pobres están hartos «de la ayuda financiera que no llega» y de los «discursos elocuentes y vacíos», advirtió el mandatario, uno de los 140 líderes que expondrán en la cumbre de dos días que precede a las negociaciones y debates que continuarán hasta el 12 de diciembre.

«Necesitamos actitudes concretas», agregó.

Por su parte, el rey Carlos III deseó «con todos el corazón» que la COP28 sea un «punto crítico de inflexión» hacia una acción transformadora en un momento en el que se están viendo cómo las advertencias de los científicos se están cumpliendo, informó la agencia de noticias AFP.

«La Tierra no nos pertenece. Nosotros pertenecemos a la Tierra», ha recordado el monarca británico, quien advirtió contra la «indiferencia» hacia el daño ecológico que se ha hecho, porque los récords se están rompiendo con tanta frecuencia que puede que las personas se estén haciendo «inmunes» a lo que realmente significan.

«Estamos llevando a cabo un vasto y aterrador experimento para cambiar todas las condiciones ecológicas, todas a la vez, a un ritmo que supera con creces la capacidad de la naturaleza para afrontarlas», agregó.

A su turno, Petro dijo que la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamas es «un ensayo general» de lo que le espera a la humanidad a causa del cambio climático, al afirmar que ese conflicto es producto de una crisis por recursos.

Sin transferencia de riqueza del Norte al Sur, el éxodo de las víctimas del cambio climático será de «miles de millones» de personas, advirtió Petro.

«Les invito a que imaginen una proyección de hechos: (…) la actual crisis climática a 5 o 10 años y el actual genocidio al pueblo palestino» declaró el mandatario.

¿Están desconectados esos hechos?», se preguntó. «El genocidio y la barbarie desatada sobre el pueblo palestino es lo que les espera a los pueblos del sur», añadió.

Mañana será el turno del presidente de Israel, Isaac Herzog, en una presencia que ya tuvo repercusiones.

El líder de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, anuló a última hora su participación, mientras que la delegación iraní abandonó las negociaciones en protesta por la presencia de la delegación de Israel, país al que considera «contrario a los objetivos y directrices de la conferencia».

Fuera de esa controversia, el secretario general de la ONU, António Guterres, definió este viernes el cambio climático como una «enfermedad» que «solo» los líderes internacionales «pueden curar».

En su mensaje defendió que «no es demasiado tarde» y que es posible prevenir el desastre planetario, porque existen las tecnologías para lograrlo y evitar el «peor caos climático» si se actúa ahora.

«La energía renovable nunca ha sido más barata», apuntó Guterres, citado por la agencia de noticias Europa Press.

En su intervención, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, animó a que más países se sumen a los mercados del carbono para «unir fuerzas» frente al cambio climático y ofreció la experiencia de la propia Unión Europea para ayudar a otros socios a ponerlos en marcha en el marco de la cita climática internacional.

La COP28 es considerada la conferencia del clima de todos los récords: se han registrado más de 80.000 delegados oficiales (104.000 personas si se incluye al personal técnico y de seguridad), lo que significa el doble respecto a la cita anterior.

Es también una conferencia que debe hacer balance de los récords climáticos: 2023 es el año más cálido registrado hasta la fecha, y el planeta emitió más gases de efecto invernadero que nunca.

Al ritmo actual, según los climatólogos, el planeta se encamina a un aumento de su temperatura media de entre 2,5 ºC y 2,9 ºC para fin de siglo, cerca del doble del objetivo ideal 1,5 ºC con respecto a la era preindustrial, el límite acordado en el histórico Acuerdo de París de 2015.

Para frenar ese calentamiento es esencial acelerar la salida de los combustibles fósiles, advierten los expertos.

Salir cuanto antes, sin condiciones, o de manera gradual, dejando margen a la situación individual de cada país, es un debate aun sin resolver, y que vuelve a estar presente en el borrador de la declaración de la COP28.

La declaración final debería estar lista oficialmente el 12 de diciembre.

Los países que firmaron el Acuerdo de París (COP21) se comprometieron con una serie de planes nacionales de mitigación, adaptación y cambio energético (NDC por sus siglas en inglés).

En septiembre hicieron su primer balance y los resultados no fueron buenos, por lo que se les ha insistido a los países que renueven y mejoren sus compromisos para alcanzar los objetivos de París.

Por el momento apenas 38 países han actualizado sus NDC. En Dubái hay que fijar un nuevo marco general, nuevos objetivos, mucho más ambiciosos, y un refuerzo de la contabilidad y de la vigilancia mutua.

Ese debate técnico promete jornadas de negociación arduas.

La presidencia del evento está en manos de la séptima potencia petrolera mundial, lo que agrega desconfianza a las negociaciones.

Pero el presidente de la COP28, Sultan Al Jaber, también presidente de la petrolera estatal Adnoc, obtuvo un triunfo diplomático en la apertura de la conferencia al lograr la aprobación por unanimidad del lanzamiento de un Fondo de Pérdidas y Daños en favor de los países más afectados.

Ese fondo, reclamado durante más de tres décadas por los países en desarrollo, fue negociado en un tiempo récord y empezará a funcionar en 2024 bajo el control del Banco Mundial, con una dotación inicial de unos 400 millones de dólares.

De aquí a 2030 es necesario, tan solo para los países en vías de desarrollo, una inversión total de hasta 5.900 millones de dólares para todos los aspectos de la lucha climática: mitigación de las emisiones, adaptación a la nueva realidad meteorológica, cambio de la matriz energética, entre otras.