Miles de niños sirios no podrán cursar sus estudios este año debido a que la guerra afectó a los colegios, muchos de los cuales están dañados, destruidos o son empleados como refugios para desplazados, alertaron el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la ONG Save the Children.

Coincidiendo con el momento de volver a la escuela, Unicef recordó en un informe difundido hoy que los años continuados de guerra en Siria, que comenzó en 2011, han afectado considerablemente los colegios del país árabe.

Según los datos de esa agencia de la ONU, una de cada tres escuelas no está operativa debido a que han sido dañadas, destruidas, sirven de refugio para aquellos que han abandonado sus hogares o son empleadas para fines militares.

En Alepo, en el norte de Siria, actualmente hay 1.250 colegios abiertos frente a los 4.225 antes de la guerra, y Unicef ofrece educación a 700 menores en escuelas prefabricadas en el este de la ciudad, una de las más castigadas por el conflicto aunque goza de relativa calma desde 2017, recogió la agencia de noticias EFE.

La situación es más dramática en las zonas en las que a día de hoy continúan los combates, como la provincia de Idleb, donde el ejército sirio ha detenido momentáneamente su ofensiva contra las facciones armadas opositoras en su último bastión.

En esta región, las escuelas que permanecen operativas, 635 en total, solo tienen capacidad para 300.000 de los 650.000 niños en edad escolar; mientras que 353 han sido abandonadas o dañadas por la guerra en los pasados años.

Asimismo, más de 200 escuelas están siendo empleadas como refugios para aquellos que tuvieron que abandonar sus hogares por los bombardeos, según la ONG siria Hurras Network, que colabora con Save the Children sobre el terreno.

Los últimos datos de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) indican que desde principios de mayo, más de 600.000 personas se han desplazado en el noroeste de Siria debido a la violencia renovada, principalmente en el interior de Idleb.

Asimismo, según la OCHA, tres millones de personas viven actualmente en esta región, la mayoría desplazados y más de la mitad son menores.