La posición del presidente francés Emmanuel Macron, que busca moderar la política comercial aperturista de la Unión Europea, amenaza las negociaciones entre el bloque europeo y el Mercosur, que se encuentran en un momento crucial.

Macron, subrayando los temores crecientes de una parte de los ciudadanos europeos sobre la globalización, abogará este jueves en una cumbre en Bruselas ante sus pares de la UE, a favor de una política comercial más transparente y protectora.

El líder centrista, preocupado de que la UE «se precipite» en la negociación de algunos acuerdos de libre comercio, insistió en que el tema se incluya en el menú de la cena de trabajo del jueves, que reunirá a los 28 jefes de Estado y de gobierno del bloque europeo.

Una «Europa que protege es (…) una Europa que sabe encontrar los buenos acuerdos de libre comercio, las buenas negociaciones para proteger a sus trabajadores y consumidores», declaró el mandatario socioliberal a su llegada a la cumbre de dos días.

«Sería un desperdicio tratar de reconciliar a los europeos con Europa (…), si Europa no asume el papel de protector» en asuntos comerciales, dijo un alto diplomático de la UE bajo condición de anonimato.

Los temores de París se han reforzado con la aceleración de la agenda comercial de la UE en los últimos meses, en particular con el Mercosur – un bloque que agrupa a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay – que viven un momento crucial tras más de casi dos décadas de negociaciones.

Las discusiones, que comenzaron en 1999, se aceleraron en mayo de 2016, con un intercambio de ofertas que despertó la esperanza de ambos bloques para alcanzar un acuerdo a fines de 2017. Pero los europeos no presentaron entonces sus ofertas sobre carne bovina y etanol.

Finalmente, en la última ronda de negociaciones celebrada en Brasilia a inicios de octubre, la UE puso sobre la mesa sus propuestas de cuotas de importación de 70.000 toneladas para la carne bovina y de 600.000 toneladas para el etanol, que el Mercosur consideró insuficiente.

La presentación de estas ofertas desató la división en el seno del bloque europeo. Once países, entre ellos Francia e Irlanda, dijeron a la Comisión Europea que preferían presentarlas al Mercosur «hacia el final de las negociaciones».

Francia teme el impacto acumulado en su sector agrícola de los acuerdos comerciales, como el cerrado con Canadá, el negociado con el Mercosur y de las futuras negociaciones con Australia y Nueva Zelanda, por lo que pide que se estudie si el mercado europeo puede absorber mayores volúmenes sin desestabilizarse.

Sin embargo, otros ocho, entre ellos Alemania, España, Portugal, Italia y Reino Unido, urgían a completar la oferta «para dar un impulso a las negociaciones», como al final hizo la Comisión Europea, que negocia el acuerdo en nombre de los 28 países.

Aunque el sector del vacuno y el etanol son sensibles en Europa, los partidarios del acuerdo con el bloque sudamericano defienden los beneficios para el sector de autopartes y químico europeos.