Los despidos masivos que Carrefour está llevando en sus sucursales de Francia y Bélgica está teniendo sus primeras reacciones.

El viernes pasado los trabajadores de los 27 centros belgas de la multinacional convocaron a huelgas que hicieron que ninguno de ellos haya abierto sus puertas, en protesta por el “plan de reestructuración” que presentó la compañía para reducir costos.

La amenaza de despidos abarca hasta 1.233 empleados que representan el 10 % de la plantilla total, además del anuncio de 2.400 trabajadores de las sucursales de Francia.

El anuncio de los despidos se había hecho el martes pasado en París bajo el argumento de “mejorar la productividad y la competitividad” que permitirían reducir los costos para invertir “fuertemente en sectores orientados al futuro”.

En medio del conflicto, el gobierno de Bélgica dejó ver su intención de reunirse con los sindicatos lo antes posible mientras permanece en contacto con la dirección de la empresa.

Según consignó el sitio intereconomia.com, el ministro belga de Finanzas, Johan Van Overtveldt solicitó que “las autoridades deben unirse para apoyar a los empleados del grupo”, mientras que la secretaria general del sindicato CNE, Delphine Latawiec, aseguró que “no esperan nada del Gobierno”.

“Es posible que la situación siga avanzando y que otras tiendas decidan cerrar por solidaridad”, completó Latawiec.

Carrefour emplea a 11.500 personas en Bélgica en sus 45 hipermercados, 443 supermercados, 296 tiendas “express” y 179 puntos de recogida.

La empresa está presente en más de 30 países con más de 12.000 locales funcionando.