Ucrania anunció este viernes la reconquista de varias posiciones en la orilla oriental del río Dnieper, en la sureña provincia de Jerson, una de las primeras victorias reivindicada por Kiev desde que inició su contraofensiva impulsada por el refuerzo de armas enviado por Occidente, pero que, sin embargo, no se ha traducido en triunfos en campo de batalla.

«Las Fuerzas de Defensa ucranianas efectuaron con éxito una serie de acciones en la orilla izquierda del río Dnieper», en la región de Jerson», indicó en Facebook el mando de la marina ucraniana.

«Las tropas de la marina ucraniana, en cooperación con otras unidades de las Fuerzas de Defensa, han logrado afianzar varias cabezas de puente» en esta zona, aseguró el comunicado, que reportó «importantes pérdidas» en las filas enemigas, tal como recogió la agencia de noticias AFP.

Según el comunicado, más de 1.000 soldados rusos murieron en las operaciones.

El anuncio supone el primer éxito reivindicado por los ucranianos desde la toma del pueblo de Robotyne, en la región meridional de Zaporiyia, en agosto.

Kiev esperaba que la liberación de esta ciudad le permitiera luego romper las líneas rusas y recuperar más zonas ocupadas, pero el ejército ucraniano se quedó atascado ante la potencia de fuego de las defensas rusas.

Con la toma de varias posiciones en la orilla izquierda del Dnieper, el mando ucraniano tiene ahora la esperanza de lanzar un asalto más importante hacia el sur. Pero para ello deberá ser capaz de desplegar soldados, vehículos y equipamientos en una zona de difícil acceso, llena de arenales y humedales.

Hasta ahora, el jefe de la administración presidencial, Andrii Yermak, había indicado el martes que las fuerzas ucranianas habían logrado situarse en la orilla izquierda del Dnieper, sin más precisiones.

Ucrania guarda un gran secreto sobre la amplitud de sus operaciones en curso, sus éxitos y sus fracasos.

Un avance en esta zona sería de gran valor para las tropas ucranianas, dado que la línea de frente está prácticamente congelada desde que hace un año Kiev logró liberar la ciudad de Jerson, capital de la provincia homónima.

El frente en la zona ha estado delimitado desde entonces por el río Dnieper, con las fuerzas rusas ocupando la margen izquierda y las fuerzas ucranianas manteniendo su control sobre la orilla derecha.

El dirigente de la parte ocupada por Rusia en la región de Jerson, Vladimir Saldo, admitió el miércoles que decenas o incluso cientos de soldados ucranianos habían logrado afianzar posiciones en la orilla izquierda del Dnieper, en particular cerca del pueblo de Krinki.

Saldo minimizó la relevancia de este avance, y afirmó que se habían desplegado refuerzos rusos y que las fuerzas ucranianas estaban sufriendo un «infierno de fuego».

Kiev quiere evitar el efecto pernicioso del cansancio entre sus aliados occidentales para con un conflicto que dura ya casi dos años, en un momento además en el que buena parte de la atención se ha desviado a la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamas en la Franja de Gaza.

Ucrania es muy dependiente de las armas y las municiones que norteamericanos y europeos le entregan, y está preocupada al ver que cunde el debate en varios países socios sobre si conviene mantener o reducir el apoyo económico y militar.

Este conflicto se ha traducido ya en una ralentización de las entregas de obuses a Ucrania, declaró el jueves el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski: «Nuestros suministros han disminuido», dijo.

El ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, advirtió esta semana que la Unión Europea no será capaz de entregar un millón de municiones a Ucrania antes de la primavera boreal, contrariamente a la promesa formulada.

El Kremlin afirma por su lado que ha reorientado la economía rusa a la producción de armas y municiones, y reclutó a unos 400.000 soldados adicionales desde inicios de año.