Este lunes 1 de abril cerraron todas las oficinas encargadas de controlar la salud médica y psicológica de choferes de media y larga distancia en el país, incluida la que funcionaba en la Terminal de Ómnibus “Mariano Moreno” de Rosario.

A raíz de esto son 40 los profesionales de la salud que quedaron sin la posibilidad de ejercer su labor en todo el territorio nacional, a la vez que seis de ellas (cuatro médicas y dos psicólogas) lo hacían en la ciudad, en lo que se denominaba Unidad de Control Psicofísico (UCP).

Todos eran contratados (en realidad eran monotributistas) por una prestadora de salud, en la que tercerizaba el servicio la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT), organismo oficial del cual dependían estos dispositivos de control.

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“Desde el área medica se analizaba sobre valores tensionales, eran muy recurrentes las cuestiones cardiológicas, presión arterial; en el área psicológica se evaluaban indices de fatiga, acumulación de cansancio, falta de descanso, mediante un test psicométrico que permitía evaluar capacidad de atención, respuesta y demás. También temas de consumo problemático de sustancias y situaciones particulares de cada quien. De acuerdo a una escala de riesgo, de ser necesario se inhabilitaba la licencia y se lo citaba a las 72 horas. Si remitían esos valores, se le devolvía”, explicó a Conclusión Sabrina Navone (Mat. 7742), una de las psicólogas integrantes del equipo.

El proyecto incluía a 12 terminales de ómnibus de todo el país, que trabajaban de forma articulada entre provincias. Inició en 2016 en Buenos Aires y fue ampliándose, con lo cual empezó a funcionar en Rosario en 2017, cuando se formó el dispositivo local, que funcionaba por fuera de las oficinas de la CNRT, la cual realiza controles técnicos de los coches en cada terminal y enviaba aleatoriamente a choferes a revisión, a través de una empresa prestadora de salud contratada.

La prestadora fue la encargada de comunicarles la decisión al cuerpo de colegiados, vía mail. Por parte del organismo oficial no tuvieron respuesta alguna pese a los intentos por comunicarse. “No sabemos el motivo cierto, pero inferimos que es una cuestión presupuestaria”, expuso Navone.

Y puntualizó: “Todo se interrumpió a partir del 31 de marzo, cuando se cayó la licitación y cerraron todos los dispositivos en todo el país, no solo en Rosario. Desde el 1 de abril están sin control los choferes en todas las rutas”.

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Sobre la importancia de la tarea, ahora interrumpida, de estos dispositivos de control, la psicóloga dijo a Conclusión que “es parte de un proceso de reculturización”, que tiene que ver con la concientización de problemáticas viales para reducir los accidentes de tránsito “absolutamente evitables”.

“Los usuarios de transporte (de media y larga distancia) hace un año y medio que viajaban más seguros y ahora dejan de estarlo y esto no ha tenido demasiada repercusión”, añadió Navone.

Y se lamentó: “Se trata de cambios paulatinos que hay que sostenerlos. Todo el trabajo que se ha venido haciendo a pulmón y con mucho compromiso, se ha interrumpido. Esto tira para abajo todo lo que se venía logrando, y por su puesto que puede tener consecuencias que se traducen en materia de seguridad vial. Uno no sabe quien es el conductor que esta en un determinado momento. Hemos tenido retenciones a choferes que tenían 220 de presión. Automáticamente hay que retener y explicarles por que, evitar que se enojen y los riesgos para su salud, ha sido un trabajo de hormiga. Lo que ganamos en derecho a partir de ayer se eliminó”.