Por Marina Vidal

Uber llegó a Argentina y causó mucho revuelo. Esta aplicación para celulares ofrece traslados de pasajeros en automóviles particulares cuyos dueños se registran como conductores. Sin embargo, inmediatamente desembarcó en este país obtuvo el repudio de todos los sectores que nuclean a los taxistas. En Buenos Aires, los choferes del servicio público marcharon en contra de la aplicación y exigieron que “se vaya” del país. Conclusión se contactó con el presidente de la Cámara de Titulares de Taxis Independientes de Rosario, Mario Cesca, para conocer su postura y la del gremio, al respecto del nuevo servicio.

Si se llega a implementar acá en Rosario, vamos a tomar la misma actitud que los compañeros de Buenos Aires, y saldremos a repudiar esa aplicación”.

A su vez, el referente de los taxistas anticipó que pedirán al municipio que realice los controles adecuados para multar a quienes realicen esta actividad “ilegal”.

“La protesta se va a nacionalizar si se empieza a instalar en Rosario”, enfatizó Cesca.

Por su parte, Alicia, chofer y dueña de un taxi desde hace diez años, consideró que sería “una tragedia” que llegara a la ciudad. “A nosotros nos mataría. Tenemos que pagar un montón de cosas que la gente no sabe, y si perdemos viajes no vamos a poder sobrevivir”, enfatizó la taxista.

Además, Alicia remarcó que con los últimos aumentos el servicio tuvo “ciertas bajas”. “Hay personas que siempre serán usuarios de taxis, pero muchas otras que de los recortes que hacen para llegar a fin de mes, el taxi es en lo primero que ahorran, si encima aparece esto… es terrible”, reflexionó.

En diálogo con Conclusión, Rubén S., peón de taxis, presupone que si llegara a implementarse en Rosario, “muchos de ellos se quedarían sin trabajo”.

“Nos tenemos que unir y salir a protestar juntos, tenemos que pedirle a las autoridades municipales que no permitan que llegue a la ciudad”, concluyó.

Cabe recordar que el secretario general de la Municipalidad de Santa Fe, Carlos Pereira, afirmó hace unas semanas que Uber es “una actividad ilegal” y sostuvo que es fácil de “combatir” porque el propio sistema revela qué automóviles participan de la iniciativa, los cuales se expondrían a recibir “multas día por día”.

El funcionario dijo que “preocupa que venga alguien a ejercer una actividad ilegal, pero no nos preocupa en el sentido que tenemos todas las herramientas para combatirlas”, y destacó que para funcionar, Uber necesitaría de una ordenanza del Concejo Municipal, “que no va a salir”.

descarga¿Cómo llegó Uber a Argentina?

Todo ocurrió en menos de 24 horas: antes del mediodía del martes pasado, Uber comunicó de forma sorpresiva que iba a empezar a funcionar en Buenos Aires. Cuatro horas más tarde se estrenó: a las 18 del mismo día los taxistas protestaron en once puntos de la ciudad capital del país y para la tarde del miércoles la Justicia prohibió el servicio, que igual sigue vigente. El conflicto recién empieza en Argentina, pero hay antecedentes calcados en otras latitudes.
El nacimiento de la empresa fue en 2009 en San Francisco, Estados Unidos, y la expansión comenzó primero en otras ciudades como Nueva York y Washington, para luego traspasar las fronteras en París, Londres, Barcelona, Madrid, Sydney, Johannesburgo y Tijuana y con este crecimiento comenzó la resistencia legal, política y en la calle.
«Uber empezó a funcionar en Alemania en 2013 tratando de enmascarar su servicio de taxi en coches privados de alquiler en lo que es una violación abierta de la ley», indicó Richard Leipol, dirigente de la Asociación de Taxis de Berlín (Berliner Taxivereinigung).
«Tuvimos que ir a la Justicia y Uber perdió. El procedimiento todavía está en curso porque fue apelado y ahora está en el Tribunal Federal de Justicia (Bundesgerichtshof)», añadió Leipol sobre la batalla legal que obligó a la empresa tecnológica a ofrecer solamente su servicio con conductores que cuenten con una licencia profesional de transporte.
En España la llegada de la App se realizó en marzo de 2014, primero en Barcelona y después en Madrid. «Aparecieron con la aplicación y a contactar coches particulares sin ningún tipo de licencia ni autorización. Lo hicieron sin consentimiento de las autoridades y ni siquiera preavisaron de su desembarco. Lo hicieron a la brava», explicaron desde el Sindicat del Taxi de Catalunya.
Al igual que sus compañeros alemanes, los españoles llevaron su protesta por la vía legal y el Juzgado de lo Mercantil de Madrid suspendió con una cautelar la actividad de Uber el 9 de diciembre de 2014.
«Finalmente cerró su actividad el 31 de diciembre de 2014 a la espera del juicio definitivo que todavía no se ha realizado. El 29 de mayo de 2015 se realizó un juicio contra Uber en Barcelona sin que todavía haya habido sentencia, ya que el juez ha pedido más información a la Comunidad Europea», precisó la fuente del gremio catalán.
Pese a todo esto, hace dos semanas, el 30 de marzo pasado, la firma retomó su actividad en la capital española con uberX que ofrece a los usuarios la posibilidad de desplazarse pero con conductores que disponen de una licencia de actividad de arrendamiento de vehículos (VTC), algo así como la licencia profesional en Argentina.
En otras partes del mundo el debate sigue vigente, como el caso de Colombia, donde los taxistas de Bogotá se enfrentaron el mes pasado con la policía en una nueva protesta para exigir la prohibición de la plataforma tecnológica.
«El problema es que esta empresa llega apoyada por las autoridades gubernamentales, tienen el dinero para comprar el poder y ahí empieza todo el desastre, porque a pesar de que la ley los prohíbe, si los gobernantes se dejan permear, es una pelea desigual entre un tigre y burro amarrado», comentó a la agencia Télam Alonso Romero, taxista hace 10 años y líder de la Asociación de Propietarios y Conductores de Taxis de Bogotá.
«Es una larga y penosa lucha en donde los que sufren son los taxistas, los legales, pues vemos disminuidos los ingresos y las posibilidades; al caer los ingresos más tiempo se debe trabajar y menos tiempo queda para la pelea», graficó.
Las protestas masivas de taxistas se repitieron en los últimos años en Brasil, Canadá, España, China, Japón, Corea y la India, entre otros, siempre bajo los argumentos de la «competencia desleal», ya que la empresa no paga seguros, licencias ni impuestos.
En Francia incluso las autoridades llegaron a detener a directivos de Uber luego que el servicio fuera considerado «ilegal» por la Justicia de ese país.
Mientras tanto, la disputa en Argentina tuvo recién su primer round con la decisión del juez en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires, Víctor Trionfetti, de ordenar al gobierno porteño a «suspender cualquier actividad que desarrolle la empresa Uber».
Sin embargo, el debate de fondo no está saldado y tiene que ver con la regulación de la «uberification» del mercado, un anglicismo que implica una nueva economía «bajo demanda», en la que las nuevas tecnologías ponen en contacto a aquel que busca un servicio con miles que lo proveen.
Mientras tanto, el claro ganador es Uber, que opera en más de 400 ciudades del mundo y está valuado en más de 60 mil millones de dólares.

¿Qué es Uber?

Uber es una aplicación donde el usuario debe descargarla y luego de registrarse debe permitirle encontrar su ubicación a través del GPS. El ciudadano que quiere trasladarse, elige entre diferentes modelos de auto y luego presiona en el botón que activa el pedido para que lo busque en determinado domicilio. Uber encuentra al chofer más cercano a través de la geolocalización y lo manda hacia el cliente.

Las tarifas dependen de cada ciudad, pero por lo general son más baratas que un taxi tradicional. Sin embargo es ilegal; es un servicio que surge de la web, y por lo cual, no está sometida a los mismos requerimientos que los negocios tradicionales de transporte ni a los mismos impuestos.