En las últimas sesiones en el Palacio Vasallo viene observándose un clima cada vez más tenso entre las distintas bancadas, cuyo punto de hervor se dio el último jueves cuando Juan Monteverde (Ciudad Futura) increpó a concejales de Cambiemos con principal foco en la figura central del Pro local: Roy López Molina.

Monteverde fue el más efusivo, pero no es el único que viene buscando alguna reacción de López Molina, quien suele ser señalado (en términos más «elegantes») por concejales del oficialismo local, como Verónica Irizar y por otras figuras opositoras, por ejemplo del peronismo, como Roberto Sukerman.

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Estas inquinas pueden ser atribuidas (nunca reconocidas) a la cercanía del calendario electoral, que marca que probablemente a esta altura del año que viene ya estén definidos el nuevo intendente/a y la renovación de quince bancas del Concejo.

Pero la razón que más claramente emerge como causante de la tensión creciente, es la crisis económica y social que ya empieza a sentirse en los barrios de la ciudad y que en los próximos meses, de acuerdo a todos los análisis y pronósticos, incluso del propio gobierno nacional, sólo va a agravarse.

La contracara (¿causa o consecuencia?) de esta crisis es el ajuste, los recortes que el Ejecutivo nacional se obligó a realizar ante el Fondo Monetario Internacional en su intención de alcanzar el déficit primario (sin contar intereses de deuda) 0.

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A la quita del ‘fondo sojero’ decretada semanas atrás, ahora se sumó la de subsidios al transporte y la tarifa social de energía, y por lo intempestivo y unilateral de esas decisiones, no se sabe qué otras partidas pueden ser recortadas en el afán de cerrar las cuentas públicas acorde a lo que reclama el FMI para liberar los recursos que solicita la administración nacional.

Pinchan ¿y cortan?

En un documento que suscriben los concejales María Fernanda Gigliani, de Iniciativa Popular; Andrés Giménez y Marina Magnani, de Unidad Ciudadana; Norma López y Roberto Sukerman, del Frente para la Victoria-PJ; Osvaldo Miatello, de Compromiso con Rosario y Eduardo Toniolli, del Partido Justicialista, (todos ellos conforman el Interbloque Nacional y Popular) expresan su “profundo rechazo, preocupación y repudio a los anuncios que realizaron este lunes el presidente Mauricio Macri y el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne: eliminación de 10 ministerios, más impuestos, bonos inexistentes. Vemos un país en pleno naufragio, sin rumbo, sólo en colaboración para los amigos del poder”.

Particularmente el concejal Eduardo Toniolli, quien está al frente del Observatorio Social del Transporte, además de fustigar al gobierno nacional pidió a la intendenta Mónica Fein que convoque a la oposición para «hacer frente al ajuste de Macri» y que la municipalidad se haga cargo del transporte. «De todo laberinto se sale por arriba», sintetizó.

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Desde el bloque socialista, la edila Verónica Irizar consideró que “el paquete de medidas anunciadas por Mauricio Macri demuestran que quiere entregar el desarrollo del interior del país para cerrar con el Fondo Monetario Internacional”.

Y añadió: “La ciudadanía tiene que saber que Roy López Molina es la cara en la ciudad del gobierno más anti-federal desde el regreso de la democracia”.

Irizar, una de las principales espadas de Fein en el Palacio Vasallo, en discusiones que tuvieron lugar en comisiones, también solicitó «racionalidad» en los pedidos al gobierno municipal, frente a un gobierno nacional que «está saqueando al federalismo».

En conjunto, tanto socialismo como peronismo buscan motorizar una resolución, que probablemente tenga luz verde en la sesión de este jueves, para encomendar al Ejecutivo local a que analice iniciar las acciones judiciales correspondientes contra el decreto de necesidad y urgencia que elimina el Fondo Federal Solidario, “en defensa de su autonomía y de la sustentabilidad económica del municipio”.

Maniobras evasivas

Las reacciones del bloque Cambiemos oscilan entre recoger el guante y ejecutar maniobras evasivas.

Por mencionar un caso, en una de las últimas sesiones el bloque íntegro posó sobre sus bancas «cuadernos Gloria» en alusión chicanera a la causa de corrupción vinculada al kirchnerismo (y extensible a todo el sistema de cartelización de la obra pública) investigada a nivel nacional.

Respecto al recorte del «fondo sojero», en su momento, en el recinto había sido justificado por la concejala Germana Figueroa Casas (quien atiende la «agenda económica» del espacio), entre otras cosas, por la baja de retenciones que había implementado el gobierno y había reducido esas partidas que iban a las provincias.

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Ese punto deberá ser repensado por el bloque ante las nuevas medidas que las reinstauraron, aunque ahora la respuesta parece haber mutado a «esperar el tratamiento del tema en el Congreso nacional para que el reclamo no quede en abstracto».

En tanto, sobre los nuevos recortes en subsidios al transporte y energía, todavía son «prudentes» y probablemente en los próximos días habrá alguna declaración, en particular de la edila Renata Ghilotti, quien es vicepresidenta del Ente de Movilidad y se encarga de esa agenda.

López Molina, centro de las críticas más directas, suele esquivar las balas y hablar sólo de temas referidos a la gestión, como ser el caso de los trapitos, las picadas, las balaceras a los jueces.

Se podrá decir que es una estrategia para cuidar al candidato natural del Pro para la intendencia, así como también que es válida. Habrá que observar la continuidad de la crisis y cómo afecta la «marca» y a la imagen del ex diputado provincial.

Por lo pronto, pueden esperarse más cruces y un recinto cada vez más caldeado, como la calle. De gente que pasa hambre y padecimientos pueden entenderse y hasta esperarse reacciones coléricas. De representantes políticos, el electorado aguarda soluciones.