Por Ricardo Alonso
El gobernador Omar Perotti tiene cifras de aceptación, en imagen y gestión, similares a las del presidente Alberto Fernández. Es decir, altas y positivas. Y a estas encuestas -que nadie muestra en plena pandemia por decoro- no sólo las leen los oficialistas, sino también los opositores que empiezan a hacer cálculos y tratan de planificar por dónde entrarle al adversario fortalecido en la batalla contra el Covid-19.
En Santa Fe todas las caracterizaciones en torno a la supuesta tardanza del gobierno peronista en darle arranque a la gestión, cayeron en saco roto. ¿Cómo podría un gobierno que supuestamente “no arrancaba” estar gestionando todos los días y de manera concentrada y con resultados, una crisis como la que atraviesa la provincia, el país y el mundo?
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Un gobierno sin gestión no podría haber puesto en marcha créditos para micropymes y cooperativas por cuatro mil millones de pesos, ayudas para el pago de salarios para empresas que tendrán dificultades para afrontar sus obligaciones, disponer de la compra de toneladas y toneladas de alimentos para distribuir entre los más necesitados, trabajar coordinadamente con puertos de la provincia y cerealeras para la descarga de casi 10 mil camiones diarios y garantizar el normal abastecimiento de carne bovina, de cerdo y de pollo en todo el territorio provincial.
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Para no detallar las acciones concretas en materia de salud como la articulación con universidades y empresas de innovación para la producción de respiradores artificiales, el montaje inmediato de centros de aislamiento para los grandes centros urbanos de Santa Fe; como así también los recursos para la finalización de obras en los hospitales de Coronda, el ex Iturraspe y el hospital de Niños Zona Norte de Rosario. Además del hospital modular de Granadero Baigorria, que será uno de los ocho con esas características que se levantarán en distintos lugares del país. Y, de lo más importante, la suma ininterrumpida de camas críticas que -si escala la pandemia- son las que determinarán la sobrevida de los pacientes más graves afectados por el virus.
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Para un gobierno con supuestos “problemas de arranque” no parece ser poca cosa cuando sólo van cuatro meses de gestión y llegó un tornado de frente para exigirle esfuerzos adicionales y dedicación a todas las administraciones del Estado.
