Por Lautaro Zeballos

El diputado provincial del Frente Amplio por la Soberanía y periodista de investigación, Carlos del Frade, analizó las balaceras ocurridas en la noche del lunes, que tuvieron como blanco a vehículos del transporte público de Rosario, y señaló que los ataques están siendo perpetrados por los últimos eslabones de la cadena de comercialización del narcotráfico, un negocio que -destacó- es multinacional y paraestatal. En ese marco, resaltó que es fundamental encarar cuanto antes una depuración de la Policía de Santa Fe, donde están los principales socios de las bandas delictivas.

En una entrevista exclusiva con Conclusión, el legislador santafesino dijo estar atravesando días de mucha tristeza, bronca e impotencia por la cantidad de hechos que tienen como víctimas a los sectores trabajadores de la ciudad, pero llamó a la política local a reaccionar a la altura de las circunstancias y trabajar para resolver un problema que -sostuvo- no encontrará soluciones en la intervención del Ejército.

—¿Cómo analiza los últimos ataques a colectivos que circulaban por la ciudad y las amenazas a trabajadores?

—Son demostraciones claras de que estas bandas narcopoliciales barriales están absolutamente desclasadas de sí mismas; de su propio origen. No solamente se han convertido en cobardes y criminales, sino que con esta prepotencia permanente con la que se expresan contra trabajadores terminan siendo funcionales al proyecto que (el presidente Javier) Milei y (su ministra de Seguridad, Patricia) Bullrich quieren imponer en la Argentina.

—¿Cuál sería este plan?

—Con la excusa del combate al narcotráfico, y usando a Rosario, meten a las Fuerzas Armadas en seguridad interior. Eso va a ser peor remedio que la enfermedad, es algo que ya pasó en América Latina. Ocurrió en Colombia, Brasil y México, con resultados espantosos, donde hubo miles de muertos. Desplegaron un gran control social y, al mismo tiempo, el narcotráfico siguió desarrollándose. Ahora, el miedo que producen estas bandas hace que la mayoría de la gente esté pidiendo justamente eso, que vengan los milicos otra vez a la seguridad interior de la Argentina, lo cual es un retroceso para la democracia. Repito: es algo que se va a dar en toda la Argentina y es algo que me preocupa mucho. Además, me da mucha tristeza que al atacar a trabajadores están rompiendo el verdadero corazón de una ciudad maravillosa como la nuestra, que a pesar de los pesares siempre se reinventa y todos los días la gente sale a buscar el mango por más que tenga miedo. Eso es lo que quieren romper y creo que, exigiendo de esta manera, lo están logrando. Me da mucha pena.

—Las amenazas marcan que van a seguir yendo contra los trabajadores…

—Sí, siempre a trabajadores. Por eso digo que hay una clarísima actitud de desclasarse. Cantero, Alvarado, el propio Rodríguez Granthon o los Funes, son tipos que vienen de familias que tenían laburantes. Esto demuestra que están absolutamente desaforados, porque ellos -que son tan cultores de ver series de televisión- no solamente se han convertido en asesinos; en cobardes, sino que desprecian una enseñanza que sí han mostrado otros que realmente fueron grandes en distintos lugares de América Latina, que es un gran respeto por la gente de los barrios. Acá es todo lo contrario.

—¿Quiénes ejecutan estos ataques?

—Esto quiero que lo destaques. El drama más grande es que estos tipos que nos hacen tanto mal son para colmo los últimos eslabones de la cadena de comercialización de este negocio multinacional y paraestatal que es el narcotráfico. Eso es lo más tremendo. Los sectores de abajo, los despreciables que cuando venga el Ejército van a ser barridos porque los van a reemplazar por otros, hacen este tipo de cosas. Da mucha bronca que le quieran quebrar la espina dorsal tan maravillosa que hace que Rosario sea la ciudad que es.

—Hoy por la mañana, el ministro de Seguridad Pablo Cococcioni dijo que este tipo de hechos son muy difíciles de anticipar y prever. ¿No hay posibilidad de hacerlo? ¿estamos a merced de la decisión que pueden llegar a tomar estas bandas o hay acciones que pueden ejecutarse para evitar que los ataques lleguen a concretarse?

—Es difícil. Hay que estar en el terreno y ver bien qué es lo que pasa. Sí creo que hay algo que se ha dejado de hacer desde hace muchísimos años y tiene que ver con lo que venimos diciendo hace mucho. Hay una enorme cantidad de armas en circulación en la ciudad. Hay algo que Cococcioni dice con absoluta lógica: alguien armado en cualquier momento te hace un desastre y no lo podés prever. Eso tiene que ver con cómo se manejan estas bandas, que son por sobre todas las cosas multiindividuales, por definirlos de alguna manera. Entonces, por esas cuestiones del horario y los lugares que eligen, es muy difícil, porque estamos hablando de cuestiones individuales.

—¿Entonces?

-Entiendo la lógica que plantea Cococcioni, pero creo que hay que tratar de disminuir la circulación de armas que hay desde hace años. Eso tiene mucho que ver con los gobiernos nacionales, que siempre miraron para un costado. Después hay gobiernos provinciales y municipales que deberían hacer algo distinto con la policía y el servicio penitenciario, y tener la mayor cantidad posible de ductos de dinero, trabajo y cultura, que haga que en los barrios haya algo más que la oferta que hacen las bandas.

El gobernador Maximiliano Pullaro y el intendente rosarino Pablo Javkin recibiendo a las Fuerzas Armadas, el pasado 19 de marzo.

—¿Y la política qué puede hacer?

—Intervención civil en las comisarías vinculadas históricamente a las bandas. Tenemos que poner nosotros la cara. El Poder Ejecutivo solo ya no puede hacer nada contra esto. Tiene que ser el Ejecutivo con el Legislativo, para que nadie se haga el gil, y resolverlo desde Santa Fe. No se resuelve desde acá porque no hay valentía para afrontar la depuración de la principal socia de estas bandas, que son los nichos de corrupción de la policía.

—Antes hablaba del plan que Milei y Bullrich quieren desplegar en seguridad interior. ¿Esta reunión que tuvo la CIA con el Gobierno nacional, puede tener algún tipo de vinculación con este plan que se desarrolla con Rosario como experimento?

—Sí, esto me parece la confirmación de que este es un Gobierno que reafirma su voluntad colonial. En todo caso, pretende ser una colonia prospera, pero es eso. Recibe a la CIA, al Comando Sur del gobierno norteamericano; y el ministro (de Defensa, Luis) Petri anunció que vendrán el Pentágono y la DEA. Entregan todo. Les viene bárbaro todo esto porque es el viejo programa de la Doctrina en Seguridad Continental: el Ejército adentro y ellos haciéndose cargo de todo lo que tiene que ver con las vías de riqueza, como el Paraná, o las propias riquezas, como ya lo dijo la comandanta del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson. que viene la semana que viene al país y habló en otras oportunidades de la necesidad de que ellos -los estadounidenses- tengan Vaca Muerta, los cereales, el litio y otras riquezas de la Argentina.

—El escenario en conjunto es angustiante…

Sí, claro. Hacía mucho que no lloraba tanto tiempo seguido como me ocurrió en las últimas tres semanas. Efectivamente es angustiante. Están destruyendo Rosario. Me da mucha tristeza, bronca e impotencia.