Por David Narciso

Los gobiernos nacional y provincial optaron por estrategias diferentes para encarar las negociaciones paritarias y los aumentos de sueldos. Mientras la Casa Rosada trazó una raya con un techo del 18 por ciento, el gobernador de Santa Fe habló de negociaciones sin piso ni techo.

Son formas diferentes de negociar. Macri pretende contener expectativas inflacionarias poniendo un techo bajo, cuya medida es la proyección de inflación que garabateó en el presupuesto de este año. Cuando tenga que ceder, espera que no sea más allá del 23 al 25%. Los gremios pedirán entre 35 y 40%.

En el caso de la provincia, la estrategia pasa por no chocar de entrada. Si a los gremios se les quiere imponer un techo desde antes de empezar a negociar se les está dando un doble motivo de pelea: por un lado el porcentaje, por el otro evitar que le impongan un corsé.

Una primera aclaración: ninguna de las estrategias por sí misma evita los conflictos, pero sin dudas una tiene más chances que otra. Lo que sí ambas encarnan una mirada ideológica sobre el asunto, más allá de la cuota de pragmatismo que implica optar por una u otra y que gobiernos y patronales suelen variar de menú según las circunstancias.

«Nosotros creemos en la negociación colectiva», dijo Lifschitz. Para el PRO, es sinónimo de inflación, un riesgo para la economía de las empresas. Además no le simpatiza tener que discutir de igual a igual con los trabajadores organizados. Para un gobierno proempresarial, la paritaria en general, y si es libre más aún, es una amenaza.

Lo de este año y el pasado

Macri y su equipo tienen, además, una segunda misión macroeconómica: evitar que los sectores de ingreso fijo recuperen el terreno que perdieron el año pasado vía ajuste e inflación.

Los gremios parecen tenerlo claro. Docentes de todo el país que inician la ronda de negociaciones por estos días (Santa Fe la semana que viene) no sólo rechazan de plano el 17% de inflación que proyectó el gobierno, sino que exigen recuperar entre 8 y 10 puntos de 2016, que es, dicen, la diferencia entre el aumento otorgado a principio de año y la inflación real acumulada. Recordemos que el IPC porteño cerró 2016 con 41% y el de Santa Fe 32,9%.

En el termómetro de los sindicatos de maestros santafesinos, la inflación del año anterior se aproxima más a la de los porteños que a la medida por Ipec.

Las estrategias de negociación paritaria también se definen en función de lo que cada gobierno proyecta en ellas. Para la Casa Gris, el resultado al que llegue le repercute en el inicio o no de las clases y en la caja. Los aumentos no están presupuestados, por lo cual para afrontarlos hay que salir a mejorar la recaudación o reordenar el gasto.

En el caso de Nación, el impacto sobre la caja es más fuerte a la hora de definir aumentos para jubilados y pensionados que de empleados públicos. Pero en su caso, lo central es que todo lo que haga o deje de hacer será leído como una señal para el resto de la economía.

Dos jugadas pesadas

En ese sentido, en los últimos días el gobierno hizo dos movimientos de pinza muy jugados y con resultado incierto.

Por un lado suprimió la paritaria nacional de educación con los siempre aguerridos sindicatos docentes, que funcionaba como el piso a nivel país y preámbulo de las negociaciones de cada provincia con sus maestros. Quiere sacarse la responsabilidad de que las clases no comiencen y evita sentar un precedente de aumento alto que no podría evitar y le levantaría el piso de negociación para todo lo que viene detrás.

En una segunda jugada, el gobierno frenó el acuerdo que firmaron en noviembre los bancarios de 22% hasta marzo. Tan es así que no tuvo pruritos en correrse de su rol de garante de negociaciones entre paritarios y rechazó homologar el acuerdo. Si bien está entre sus facultades en lo formal, en lo político fue más allá al aliarse con las patronales, convocarlas a no pagar el aumento que habían firmado. Y todo eso a pesar de la existencia de un fallo de cámara que ordena hacerlo.

La Bancaria negocia con patronales que desde los primeros tiempos del kirchnerismo obtienen ganancias extraordinarias. Esta será la otra columna vertebral de las paritarias 2017. Cada uno negociará en relación a su potencial capacidad de lucha y a la realidad de su sector. Algunas pulsearán por entrar en la distribución de ganancias; otros por un aumento mínimo y preservar fuentes de trabajo.

Las ganancias extraordinarias para negocios como el financiero o la exportación de bienes de origen agropecuario dan margen de pelea a los trabajadores; los entenados del modelo -industrias y servicios orientadas al mercado interno, sectores donde hubo despidos y afectados por apertura de importaciones- enfrentarán desafíos más severos.