El contexto de tensión económica y social que está viviendo la Argentina, coronado por la corrida cambiaria y la devaluación del peso, representa una situación “dramática” para Alcira Argumedo, socióloga, investigadora del Conicet y ex diputada nacional, quien brindó una entrevista exclusiva a Conclusión a fines de denunciar “el vaciamiento que está sufriendo el país”.

Según Argumedo, “este gobierno priorizó los negociados de los sectores financieros al hacer una combinación que siempre resultó explosiva en los gobiernos neoliberales. Era evidente que el modelo iba a estallar, en estas circunstancias se dan altísimos costos sociales y altísimas ganancias para los sectores financieros especulativos que representan al gobierno. Es un verdadero saqueo”.

—¿Qué es lo que está sucediendo en Argentina?

—Lo que sucece es que Cambiemos viene llevando adelante un plan que consiste, primero, en el endeudamiento externo de forma irracional, porque esto beneficia a quienes toman los créditos: son cien mil millones de dólares, más cincuenta mil del FMI, lo que representa una ganancia del 5% que pasará a manos de los Caputo, Macri, etcétera. A esto se le agregó el invento de la Lebacs, que supuestamente eran para traer capitales que debían invertirse, pero fue una mera especulación financiera. Sumale el dólar planchado durante un tiempo, que significó la apertura total de las importaciones y la caída de la industria nacional. Y por último, la situación se revierte dejando un dólar totalmente sobrevaluado, que perjudica a los insumos básicos. Es la misma combinación explosiva que ya nos llevó a la crisis de 1981 con Martínez de Hoz, a la hiperinflación de 1989 con Alfonsín, luego al megacanje de Cavallo y la conocida crisis del 2001.

—A fines del año pasado, usted vaticinó en este diario que íbamos “galopando hacia una nueva crisis en menos de dos años”; llegó antes de lo esperado, pero tenía razón. ¿Es producto de un modelo prediseñado o de la inoperancia política?

—El tema es que Macri y su «mejor equipo de los últimos cincuenta años» son empresarios y vinieron al gobierno no a darle una respuesta al país, sino a hacer negocios. Para darte un ejemplo, el diario Financial Times, que es una expresión de estos sectores, hizo una encuesta preguntando cuál fue la operación financiera más delirante del 2017 a nivel mundial. Y sus lectores, a los que no se los puede tildar de trotskistas, votaron en un 70% que había sido el bono a cien años que tomó Luis Caputo al 8 por ciento anual en dólares. Para que nos demos una idea, ninguno de los que estamos vivos en este mundo, incluyendo a bebés recién nacidos, podrán pagar esa última cuota. Poco después aparecen los Paradise Papers y resulta que uno de los fondos de inversión de uno de los paraísos fiscales más beneficiados con este bono a cien años es Noctua Partners, fundado en 2009 por el propio Caputo. Él dice que no le pertenece, pero quedó demostró a través de un juego de empresas «mamushkas». Entonces no es que al gobierno le fue mal, se trata lisa y llanamente de un saqueo. Por no mencionar a Juan José Aranguren, que se manejó en temas energéticos más como presidente de la Shell que como ministro, triplicando el precio de un insumo básico y generando la inflación siguiente. Se incrementa un 400% el pago de los peajes, lo que hace crecer las acciones de Autopistas del Sol, que son de Macri. Ejemplos como éstos se pueden ver en todas y cada una de las medidas que han tomado, haciendo pagar un costo altísimo a los jubilados y sectores asalariados. Las muchísimas empresas que están quebrando irán a parar a manos de capitales norteamericanos, algo que me preocupa enormemente.

—¿Hasta qué punto el FMI está gobernando a la Argentina? ¿Qué opina del papel que están teniendo los medios de comunicación?

—El Fondo está dando un respaldo a la política que el neoliberalismo pretende hacer en la Argentina. Piensan igual y así se ganan un respaldo internacional para su política de saqueo. Y claramente el gobierno tuvo un gran blindaje mediático, ya que al asumir tomó una fuerte alianza con Clarín, contando con el apoyo de La Nación, que generó una fuerte complicidad. No obstante, es tan brutal lo que están haciendo que la unión comenzó a trastabillar. Ya no están tan entusiastas y puede haber una ruptura de la alianza. Se van a abrir en la medida en que vean que el gobierno se hunde. La situación realmente es muy crítica y dramática por sus altos costos sociales. Hay una gama del 40 por ciento de la población en la pobreza. Un sector amplio de las clases medias que siente el impacto de este paquete de medidas, es un momento durísimo para la mayoría de la población argentina, en beneficio de una minoría que ha tenido ganancias y negocios sumamente rentables.

—¿Cuál es el peligro de la estatización de la deuda de Pérez Companc?

—La estatización de una deuda privada brutalmente irracional por parte de la dictadura militar, y el hecho de que ninguno de los gobiernos posteriores cuestionara la legitimidad de ese endeudamiento, es la clave fundamental de la catástrofe argentina. Porque sobre la base de la deuda vinieron las privatizaciones y sobre ellas, más deudas: se han pagado 490 mil millones de dólares en estos cuarenta años. Ninguna sociedad que no haya tenido una guerra sobre su territorio ha sufrido un nivel de saqueo y destrucción como la Argentina desde la dictadura militar hasta acá. Esto te lo digo como socióloga y se puede comprobar.

—Por último, ¿cómo se reconfigurará el mapa político a partir de la crisis económica?

—En términos políticos es difícil responder, ya que esta crisis económica puso en jaque a las representaciones políticas tradicionales, tanto en el gobierno como en la oposición. El peronismo está atomizado y desde la traición de Menem hasta hoy fue responsable de lo que pasa. El radicalismo ni hablar. No sé cómo será la cosa política, pero en el plano económico necesitamos una nacionalización del sistema financiero y el comercio exterior. Esto es lo que hace China y ya le está ganando la disputa hegemónica a Estados Unidos. A partir de eso, podríamos frenar la sangrienta especulación y relanzar dos áreas industriales que son fundamentales para la generación de empleo: la ferroviaria y la naval. Por último, hay que sacarle la plata a los ladrones y hacerles pagar la deuda externa. En la causa de los «cuadernos» se habla de 200 millones de dólares, pero acá se fugaron 52 mil millones de dólares en apenas dos años. Argentina tiene potencial para salir, pero hemos estado sometidos a políticas de vaciamiento descomunales.