Por Gisela Gentile y Alejandro Maidana

El 26 de agosto de 1997, mediante el decreto 840/97, se otorgó la concesión del Correo a un grupo conformado por el grupo Macri (Itron S.A., Sideco América S.A.) y el banco de Galicia. De esta manera se hicieron cargo del servicio a partir del 1 de septiembre de ese año, hasta el 2003.

“Vamos a tener un correo de avanzada, de primer nivel. Tengo la más absoluta certeza”, decía Carlos Saúl Menem a principios de ese mismo año, antes de dar comienzo al negocio de la privatización del Correo Argentino. En ese momento la empresa contaba con aproximadamente 20.000 trabajadores; luego de iniciada la privatización, se perdieron 10.900 puestos de trabajo y se cerraron más de 100 sucursales producto de la administración macrista.

Como punto saliente, si hablamos de números, hay que señalar lo deficitario de dicha gestión: la caída de participación en el mercado fue del 48 % en 1997 a 35% en 2001. En los registros también se puede contemplar pérdidas contables superiores al 9% de facturación anual en el primer año de gestión, y en el 2000 alcanzaron el 50% del patrimonio neto de la empresa. En los seis años de concesión del correo (1997-2003) bajo la órbita del grupo Macri, el negocio fue para unos pocos.

En 2003 el gobierno de Néstor Kirchner le rescindió dicha concesión tras señalar que la empresa sólo cumplió con el pago del canon durante el primer año de concesión, y que a 2001 la deuda del correo con el Estado en concepto de cánon ascendía a $296 millones, que en ese entonces equivalían al mismo valor en dólares, ya que regía la ley de convertibilidad.

Como consecuencia de la deuda, se iniciaría una causa judicial entre el Estado y la empresa en septiembre de 2001, momento en el cual la empresa entró en concurso de acreedores por no poder cumplir con todos los pagos que adeudaba. Entre 2003 y 2015 el Correo Argentino realizó distintas propuestas que fueron rechazadas por el Estado nacional, quien es en definitiva el mayor acreedor con un 33% de la deuda. Luego bajo la presidencia de Mauricio Macri, en junio de 2016, la Cámara Nacional de Apelaciones convocó a una reunión entre los acreedores y la empresa para conseguir un acuerdo. Luego de rechazar la primera, aceptaron la segunda.

La jugosa propuesta consistió en que el Correo ofertó el pago del “100% del capital verificado”, en referencia a los 296 millones, en 15 cuotas anuales y consecutivas a pagar desde fines de 2017. Cabe destacar que esta propuesta no está vigente ya que es solo un acuerdo de la empresa con los acreedores que debe ser homologado por la Justicia comercial. Es aquí en donde aparece en escena la fiscal ante la Cámara de Apelaciones en lo Comercial, Gabriela Boquin, quien rechazó la oferta.

En su dictamen correspondiente al 29 de diciembre de 2016 sostuvo que “la propuesta es abusiva, implica perjuicio fiscal y su irregular aceptación perjudica gravemente el patrimonio del estado nacional y benefició con un Estado de «eterno» concurso logrando así suspender por más de 15 años el pago a sus acreedores”. Ganar tiempo y no pagar es la ecuación estratégica que realizó la familia Macri en el expediente por la deuda de Correo Argentino.

La fiscal Gabriela Boquin fue atacada por todos los frentes posibles por ser quien pusiera un freno a un acuerdo que solo sería beneficioso para la familia Macri. Sin embargo, y luego de muchos embates que tenían como fin perjudicarla, la fiscal obtuvo un fuerte respaldo. Un informe contable ordenado por el juez Federal Ariel Lijo confirmó que el acuerdo por la deuda del Correo Argentino, firmado durante el gobierno de Cambiemos, resultaba abusivo y perjudicial para el estado.

El eje de la investigación penal a cargo de Lijo quedó definido a fines de 2018 en un dictamen del fiscal Gerardo Pollicita, que sostuvo que existió un acuerdo “espuriamente concebido” que resultó ruinoso y abusivo para el Estado.

Las últimas informaciones sobre la trama de una deuda eterna, fue que la empresa de la familia Macri, propietaria de la empresa controlante del Correo Argentino, presentó el 29 de este mes ante la jueza comercial Marta Cirulli, (que es quien sigue el largo concurso preventivo de acreedores de la compañía), una oferta de pago de 1.011 millones de pesos, de una vez y al contado, por el total de la deuda.

Si bien la fiscal Boquín había planteado que la deuda del Correo estaba en el orden de los 70 mil millones de pesos, durante el concurso preventivo el Estado estimó que la deuda superaría los 4.000 millones de pesos. Después de la flamante presentación, la jueza deberá determinar en los próximos días si acepta o rechaza el planteo de la familia Macri.

Mientras los acreedores aguardan, el correo sigue funcionando y sus trabajadores y trabajadoras dentro siguen viviendo una novela que pareciera no tener fin. Walter Palombi es Secretario General del Sindicato de Correos de Rosario, y en un enriquecedor diálogo con Conclusión, relató su experiencia como trabajador a lo largo de todos los años de desguace y negociados. “La historia del Correo Argentino desde el golpe militar al día de la fecha, está atravesada por las grandes tragedias de la República Argentina. Primero porque en el año 1976 la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Encotel), tenía el monopolio postal y brindaba un servicio espectacular a lo largo y ancho del país. Al producirse el Golpe de Estado, la primera medida que toma la dictadura, es desregular la actividad. En esa época quién tuvo mucho que ver con este entramado para perjudicar al correo, se llamó nada más y nada menos que Fernando de la Rúa, que en ese entonces era el abogado de la empresa de transporte Villalonga Furlong”.

El regreso de la democracia, no representaría para los trabajadores del correo, ninguna panacea. Sobre aquellos años Palombi sostendría: “En esta empresa comienza a tomar notoriedad un joven empresario de la actividad privada postal, que no era otro que Alfredo Yabrán. Todo esto que les comento, lo puedo sustentar en base a literatura, ya que quien haya leído el libro de Miguel Bonasso «Don Alfredo», pueda empaparse de la realidad a la que estoy haciendo referencia. Con el regreso de la democracia, lo primero que hace el doctor Raúl Alfonsín, es pretender destruir el correo, esto debo decirlo con todo el dolor del alma, ya que es un personaje al que suele reivindicarse. Alfonsín fue una de las personas más nefastas para el Correo arrancando el año 83, remarcando que después se reivindicaría”.

Raúl Alfonsín, junto al «Conde» Balbín, hermano de Ricardo «Chino» Balbín, trabajarían para la privatización, para el entramado de los correos privados, en definitiva, para Alfredo Yabrán. “Nosotros hace décadas que venimos denunciando que existe una lógica no clara que es muy difícil de comprobar, pero que tenía que ver con un cargamento «espurio» que atravesaba la República Argentina, llegando desde el norte de América, en esa época los vehículos de las empresas privadas, transportaban un cargamento que ustedes ya se imaginarán, que terminaba desembocando en Alemania para ser distribuido en el mercado común europeo. Como anécdota, un día frenamos un camión de una de las empresas que operaba, y pudimos comprobar que su carga nada tenía que ver con las actividades del correo, allí llamamos a la policía, dejando testimonio de lo vivenciado”.

El correo de nuestro país ha sido traspasado sin lugar a dudas por momentos sumamente álgidos y dolorosos.  Golpes militares, asesinatos, mafias y el siempre dañino neoliberalismo que cada vez que puso la pata sobre esta tierra, no dejó de cosechar desesperanza. “Cuando decimos que el correo sigue estando atravesado por la historia trágica de este país, es por la existencia de fechas que para nosotros tienen mucho que ver con lo tumultuoso, primero es el asesinato de José Luis Cabezas en enero de 1997, que, gracias a su lente, se le pudo conocer por primera vez el rostro a Alfredo Yabrán, al rey de la actividad postal privada. Es en ese momento cuando en el país comienza la pelea de dos mafias, la mafia del «yabranismo», y la mafia del «cavallismo», este último apadrinando la Federal Express, y en el medio, los trabajadores del correo. Mientras transcurría esto, contemplábamos azorados como se iba produciendo el desguace, tanto en el gobierno de Alfonsín, como en el de Menem, socio o empleado de Alfredo Yabrán. Eran momentos espantosos, no teníamos ropa de trabajo sumado a lo muy poco que había para repartir, pasamos verdaderas zozobras”.

La privatización se comienza a acelerar allá por mayo de 1998, cuando asoma otro hecho trágico para el país, como es el suicidio de Alfredo Yabrán. “Su muerte es desencadenada por lo sucedido con José Luis Cabezas y una citación a la Cámara de Diputados ejecutada por Domingo Cavallo, esto empujó que horas antes de ser detenido, tomara la decisión de quitarse la vida. Pero es preciso destacar que un año antes, Carlos Menem ejecuta el decreto 265/97, que es el decreto de concesión del correo, nada más ni nada menos que un 24 de marzo. Al no poderlo privatizar, lo que hace Menem es concesionarlo, y aquí me quiero detener en algo para ser ecuánime, ya que sostuve que la presidencia de Raúl Alfonsín fue desastrosa para la actividad, gracias a su intervención, el bloque radical en la Cámara de Diputados no dio quórum”.

En 1997 cuando el correo es concesionado, se le entrega el mismo a Macri, con la promesa que se le iba a dar gran parte de la correspondencia para que pueda manejarse y no se lo cumplen. “Lo primero que hace Macri ante el incumplimiento del Estado es agarrársela con los trabajadores, pagó solo los primeros seis meses del contrato del correo, alrededor de 51 millones pesos de ese entonces, después no paga más, aduciendo que no estaban dadas las condiciones para operar de esa manera. Una verdad a medias, ya que si bien es cierto que no le habían dado lo que se le prometió, lo que no es menos cierto, es que Macri jamás confió en los trabajadores, y lo que hizo fue despedirlos. La situación se agudiza en el 2001, cuando pretendieron entregarles el Correo Argentino al Grupo OCA, ya sin Yabrán, pero con la figura de HC (Héctor Colella) como estandarte de la firma. Como un dato de color, Héctor Colella fue el primer personaje público en ser recibido por el Papa Francisco, es al primero que lo abraza siendo Papa. Quizás podemos encontrar alguna respuesta en el color violeta de la ropa de OCA, ya que el primer aliado que tuvo Alfredo Yabrán, fue el Cardenal cordobés Raúl Primatesta, y el color violeta no es otro que el del Opus Dei”.

Ingresando al 2001, a fines de ese año, estalla el país y Macri pretende seguir despidiendo trabajadores, cuando asume el gobierno Rodríguez Saá, lo nombra como ministro de trabajo a Haroldo Brito, quién impide que se sigan sucediendo los atropellos. “Esto no hubiera sido posible, de no ser por la intervención de nuestro adorado Carlos Alberto Rossi, Secretario General de nuestra Federación. Transcurrido el 2002, no dejamos en ningún momento de exigir el corrimiento de Macri del Correo Argentino, movilizamos, escribimos cartas, juntamos firmas, cuando nos percatamos que Eduardo Duhalde, nos ninguneaba, pero claro, había una realidad, quién le manejaba el todo el tema de correo a Duhalde, era el ya desaparecido Hugo Toledo. Cabe destacar que aparte de manejarle la obra pública, también era quién negociaba con el Grupo Macri. Tal es así, que, bajo el gobierno de Eduardo Duhalde, se permite que se entreguen los palacios de correo de cada lugar, como forma de pago de la deuda contraída por el Estado con el macrismo. Esto fue increíble, porque en lugar de ejecutar a Macri, como va a suceder ahora, el Estado se responsabilizaba del desguace. Era tanto el entramado que existía, el negocio que tenía Toledo con el Grupo Macri, que armaron esa jugada”.

Se va Duhalde, llega Néstor Kirchner al poder, y lo primero que hace, es impedir a través de quién no era todavía el Ministro de Trabajo, Carlos Tomada, la entrega de la casa del Correo de Pergamino. “Allí nosotros permanecimos encadenados luchando por la no entrega, y el estado le dio por primera vez la razón a los trabajadores. Allí se agiganta ese 19 de noviembre de 2003 donde Néstor Kirchner recupera el correo para los trabajadores, donde se sucedieron los mejores 10 años junto al crecimiento sostenido del país, ya que todo lo que bajaba el estado en beneficio para el pueblo, pasaba por el correo. Eso originó que el gremio de Camioneros durante el gobierno de Cristina (Fernández de Kirchner), cuando tomaron todos los correos del país con el argumento de que la presidenta favorecía correo oficial del estado en detrimento de los privados. Por eso debemos tener cuidado cuando algunos pretendan corrernos por el campo nacional, cuando en su momento en lugar de apoyar, la enfrentaron a la compañera.”.

Con el triunfo en las elecciones de 2015, lo primero que hace Mauricio Macri al año siguiente, es intentar licuar la deuda que tenía Correo Argentino S.A. “La deuda que tenía el Grupo Macri hasta el 2001 cuando dejan de pagar el canon, ascendía a 296 millones de pesos, que eran dólares, ya que aún corría la ley de convertibilidad. Por ello lo primero que intenta hacer Mauricio Macri en el poder, es licuar esa deuda, proponiendo una forma de pago que le hacía perder al estado nacional 70.000 millones de pesos. Pero es menester aclarar, que no solo licuaban el 90% de la deuda, sino que pretendían pagarla a 30 años. Para ello contaron con la concomitancia, llamémoslo así, de quien fuera el Procurador del Estado en ese entonces, Bernardo Saravia Frías. Esta persona avalaba el enjuague de una deuda que iba a perjudicar al estado y, por ende, a todas y todos los argentinos”.

Aquí aparece en escena alguien fundamental para la causa, que no es otra que la fiscal ante la Cámara Comercial, Gabriela Boquin. “Indudablemente debemos destacar la figura imprescindible de la fiscal, pero no es imposible explicitar sobre lo burdo de la maniobra, que no pudieron hacerlo siquiera en pleno auge macrista. Lo primero que hicieron al mes de haber asumido, fue intentar sacarse este compromiso de encima. Otra de las grandes mentiras de Mauricio Macri, es argumentar que no tuvo nada que ver con el Correo Argentino, yo les puedo asegurar que en la privatización del correo es el Grupo Socma quién se hace cargo, y los firmantes de ese grupo eran Gianfranco Macri, Mauricio Macri y el desaparecido Franco Macri, esas eran las tres cabezas de la sociedad. El primer interventor del correo fue Orlando Salvestrini, nada y nada menos que el tesorero de Mauricio Macri en Boca”.

Hoy todos los caminos conducen a la quiebra al Grupo Socma, si bien la insistencia y resistencia del clan Macri no cesa. “El viejo sueño de los trabajadores del correo está muy cerca, el deseo de que ellos paguen todo el daño originado al país se avecina. Confiamos en el actuar del Procurador del Tesoro de la Nación Carlos Zannini, quién ocupa hoy el lugar de Bernardo Saravia Frías. Esta gente que tanto mal le sigue haciendo al país, debe resarcir con el patrimonio de su empresa el profundo daño originado. Estamos esperanzados, en este país se tiene que terminar con la idea de que los ladrones de guantes blancos nunca rinden sus cuentas ante la justicia”.