Sin lluvias en las principales zonas productivas de la Argentina, el desplome de la cosecha por la sequía es cada vez más grande y comienza a ubicar a esta campaña como una de las peores de la historia.

En dos semanas, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires ya redujo en cinco millones de toneladas su pronóstico para la soja: el jueves último, el Panorama Agrícola Semanal (PAS) estimó 42 millones. Hace una semana, había proyectado 44 millones; y la anterior, 47 millones.

La previsión inicial, en noviembre, era de 54 millones de toneladas para este año.

El maíz no escapa a esta tendencia: el nuevo cálculo de la entidad porteña es de 34 millones de toneladas, tres millones menos que la última estimación y siete millones por debajo de los 41 millones proyectados inicialmente.

Es decir que, en total, al día de hoy se prevén 76 millones de toneladas entre soja y maíz; 19 millones menos que las 95 millones de noviembre, y más de 20 millones por debajo de las 96,5 millones cosechadas en el ciclo 2016/17 (57,5 millones de soja y 39 millones de maíz).

La soja

Según la Bolsa de Buenos Aires, “durante los últimos días comenzaron a relevarse importantes pérdidas de área de soja, principalmente en lotes de segunda que transitaron gran parte del ciclo sin lluvias. No se descarta que las pérdidas de superficie continúen incrementándose durante las próximas semanas”, advierte la entidad. La pérdida de superficie ya supera las 700 mil hectáreas.

Un riesgo que se suma al ya complicado panorama en la región pampeana es que la condición hídrica en el núcleo chaqueño y el este de Santiago del Estero, donde las lluvias se han interrumpido durante las semanas previas y la condición del cultivo empieza a caer, genera incertidumbre sobre el resultado de la campaña en la región NEA.

La situación del maíz

“La falta de precipitaciones en gran parte del área agrícola nacional coincidió con el período crítico de definición de rendimiento de los cuadros tardíos y de segunda ocupación de maíz con destino grano comercial”, explica la Bolsa.

Así, el déficit hídrico relevado durante las últimas semanas provocó una baja en los rindes potenciales.