El Presidente Mauricio Macri llegó este martes por la noche a la base aérea de Brasilia, a las 22.20 locales y una hora después arribó al hotel Meliá 21, de la capital brasileña, donde pernoctó antes de reunirse desde esta mañana con su colega de Brasil Jair Bolsonaro.

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Posted by Presidente Mauricio Macri on Wednesday, January 16, 2019

La reunión entre Macri y Bolsonaro es la primera del flamante presidente brasileño con un jefe de Estado desde que asumió el primero de enero.

La comitiva argentina, que llegó en un vuelo directo desde Puerto Madryn, Chubut, también está integrada por los ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne; de Producción y Trabajo, Dante Sica; de Seguridad, Patricia Bullrich; de Defensa, Oscar Aguad; de Relaciones Exteriores, Jorge Faurie y de Justicia, Germán Garavano.

También la integran el embajador en Brasil, Carlos Magariños y los secretarios de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo; de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Horacio Reyser y de Comercio Exterior, Marisa Bircher, entre otros funcionarios nacionales.

Los ministros se reunieron desde las 9 locales (8 de Argentina) con sus pares brasileños para abordar temas de economía, comercio, lucha contra el delito y cooperación aeroespacial.

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El gobierno de Jair Bolsonaro afirmó que la visita oficial del presidente Mauricio Macri a Brasilia es una oportunidad para «discutir nuevas iniciativas» en la relación entre Brasil y Argentina, informó un comunicado del Palacio de Itamaraty.

«La visita del presidente Macri constituye una oportunidad para reafirmar los lazos fraternos y profundos entre Brasil y Argentina y para discutir nuevas iniciativas en su relación», dice un comunicado de la cancillería.

Argentina es el tercer socio comercial de Brasil detrás de China y Estados Unidos.

«El encuentro presidencial tendrá como objetivo fortalecer la cooperación bilateral en temas como la lucha contra el crimen organizado y la corrupción, energía, espacio y defensa, así como la ampliación del comercio y las inversiones», dijo el comunicado.

El encuentro, agregó el gobierno de Brasil, «es una oportunidad para tratar la agenda externa e interna del Mercosur».

En ese marco, ambos presidentes conversarán sobre la crisis en Venezuela, luego de que Brasilia y Buenos Aires, como parte del Grupo de Lima, no reconocieran el mandato asumido por el presidente venezolano, Nicolás Maduro.

Formalizar y flexibilizar

El encuentro es, primero que todo, una formalidad pendiente.

Bolsonaro al asumir descartó la posibilidad de visitar Argentina como primer destino presidencial, una tradición de los mandatarios del país vecino, al tiempo que Macri pegó el faltazo a la asunción del ultraderechista líder y ni siquiera mandó a su vice: viajó el canciller Faurie.

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Pero también servirá para que los ministros, sobre todo Bullrich en el tema “fronteras” y los de Hacienda, Dujovne, y Producción y Trabajo, Sica, puedan medirse y evaluar las verdaderas intenciones del superministro brasileño de Economía, Paulo Guedes, quien había afirmado al asumir que ni el Mercosur ni Argentina serían “prioridades” comerciales.

Es verdad que Macri y Bolsonaro coinciden en la visión de un Mercosur más “flexibilizado” (algunos preferirán hablar de “modernización”) que deje de ser una unión aduanera “rígida” y sobre todo modificar las reglas del bloque para que sus miembros puedan sellar acuerdos de libre comercio bilaterales con otros países, relegando al grupo regional.

Esto último es un anhelo del neoliberal Guede, que Macri y gran parte de su equipo comparten en lo ideológico, pero relativamente en base a una realidad económica acuciante para el país.

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Brasil es uno de los principales socios comerciales argentinos y un relegamiento de esas relaciones en pos de acuerdos bilaterales con otros países podría complicar las finanzas en el corto plazo.

Según trascendió, Dujovne mantuvo repetidas conversaciones telefónicas con Guedes y coinciden en una visión más liberal de la economía.

Su par Sica tiene una tarea más compleja: será el encargado de negociar la protección a la industria (ahogada por la recesión) con un gobierno que está pensando casi preponderantemente en abrir y desregular su economía y relaciones comerciales.