El Costo de Vida para una familia de los barrios populares de Rosario trepó en diciembre a $201.742, lo que significa un aumento del 93% en el transcurso del 2022. El dato se desprende de un relevamiento realizado por el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso) junto a la diputada provincial del bloque Justicialista Lucila De Ponti, que registran y comparan regularmente el consumo en barrios representativos como Casiano Casas, La Sexta, Bella Vista y Mangrullo.

El estudio indicó que solamente para cubrir las necesidades indispensables de alimento un hogar debe destinar como mínimo $81.806 y un adulto rosarino necesita $26.474 para no caer debajo de la línea de indigencia.

Fuente: Ceso

Los alimentos básicos siguen liderando los aumentos: de los 37 productos analizados, 21 superaron el 100% de incremento, e incluso 3 de ellos superan el 200% (fideos secos tipo tallarín 208%, papas negras 249% y cebollas 298%).

«Entre los productos esenciales que relevamos, que no tienen componente estacional (como las frutas y verduras) vemos que la mermelada tuvo un importante incremento, un 49% en tres meses (pasó de valer $199,40 a $296,88 los 500 grs), los fideos tipo tallarín un 45%, la leche entera un 37%, los fideos guiseros un incremento del 34% al igual que el café. Todos estos productos son usados en las mesas de los Rosarinos y considerados esenciales», detalla el informe del Ceso.

Fuente: Ceso

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Un claro ejemplo de esto se verificó también en la Canasta Navideña, la cual arrojó una suba del 97% respecto a lo que costaba en diciembre del año pasado .Los productos que más escalaron son el atún en aceite (+127%), y la garrapiñada (+112%), mientras que el pan dulce fue el producto que menos variación anual tuvo (+74,77%).

Fuente: Ceso

“La inflación en general y especialmente la suba de los alimentos esenciales impacta principalmente en los sectores de menores recursos, porque deben aportar la mayor parte de sus ingresos para garantizar sus necesidades básicas”, explicó la diputada Lucila De Ponti. Para la legisladora del Movimiento Evita, “la brecha entre ingresos y el costo de vida continúa ampliándose y esto se traduce en una mayor desigualdad”.

Al comparar el costo de vida con diferentes ingresos de referencia, queda en evidencia una caída del poder adquisitivo. El Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVyM) de $57.900 cubre apenas el 29%. Tampoco cubren el costo de vida el salario promedio de un obrero de la construcción (67%), de un empleado de comercio (63%), y de trabajadores de casas particulares (41%).

Caso por caso

Tal expone el relevamiento, un obrero de la construcción (para un oficial jornalizado con trabajo estable de 9 horas diarias) tiene un salario mensual de $133.875. Hace un año, este sueldo cubría el 70% de la canasta y ahora alcanza a cubrir el 66%, porque la brecha es más amplia.

En el caso de los empleados de comercio, si bien el sueldo real se incrementó respecto al trimestre anterior, aún su salario cubre el 63% del costo de vida. La brecha también ganó amplitud en este sector laboral.

Por otra parte, el salario de los trabajadores de casas particulares asciende -según el estudio- a los $53.959, por lo que no alcanza a solventar ni los alimentos básicos de una familia y apenas cure el 41% de la canasta básica total.

Por otra parte, el salario de los trabajadores de casas particulares asciende -según el estudio- a los $53.959, por lo que no alcanza a solventar ni los alimentos básicos de una familia y apenas cure el 41% de la canasta básica total.

El haber mínimo de un jubilado no está lejos de esta situación, ya que ascienda a $60.124 (con el bono incluido) y una vez que se deduce lo que necesita para alimentarse le restan tan solo $33.649 para cubrir el resto de sus necesidades.

“En nuestro país, una de cada cinco familias argentinas nació y vivió en pobreza en los últimos 25 años. Se trata de toda una generación obligada a encontrar estrategias de supervivencia en la informalidad, con precariedad y sin respuestas de la sociedad. Nuestra responsabilidad es reconocer lo que existe e intentar transformarlo”, explicó De Ponti.

“Uno de los caminos es tratar de acercar a productores y consumidores, eliminando los eslabones especulativos en la formación de precios, lo que permite cuidar el poder adquisitivo. Los mercados de la economía popular son una experiencia que demuestra que un comercio más justo es posible”, aseguró la legisladora provincial.

Y concluyó: “En ese sentido presentamos una ley de fomento para la economía social que propone créditos a tasas accesibles, exenciones impositivas y acceso a espacios de comercialización para productores de alimentos de consumo regional. Todos los esfuerzos deben concentrarse en acompañar esta situación que ya no admite demoras”.