Por Facundo Díaz D’Alessandro

La semana que pasó se cerró con un dato que le bajó la espuma al optimismo oficial en materia económica: la inflación se aceleró en septiembre al 1,9% y ya perforó el tope de meta que se había impuesto el Banco Central para todo el año (17%).  

Los datos, publicados por el Indec, están en sintonía con mediciones privadas y la realizada por el Congreso. Así el incremento del nivel general de precios ya asciende en lo que va del año al 17,6%.  

En la semana inmediatamente previa a las elecciones el dato no es halagüeño para un gobierno que buscaba mostrar una inflación «domada» y una «reactivación» de la economía encaminada, con datos de la actividad económica que contrastan en varios ítems con los de un magro 2016.  

Consultado por Conclusión, el titular de la Asociación Empresaria de Rosario, Ricardo Diab, señaló que «esto es una nueva pérdida de poder adquisitivo del consumidor, que preveíamos porque hay rubros críticos donde no cambió la tendencia».  

El empresario expresó que este dato «preocupa en el sentido de que cada punto de inflación ataca el salario, el segmento más afectado es siempre el trabajador».  

En este sentido Diab puso la mirada en las negociaciones paritarias venideras. «Si la paritaria está por debajo de la inflación va a ser otro tipo de pérdida, los asalariados no tienen alternativa de modificar precios y ganancias» expuso.  

El dirigente empresario aclaró además que no cree que pueda hablarse de una reactivación sino de una «desaceleración de la caída en sectores puntuales y en comparación con 2016 que fue uno de los peores años de los que se tenga memoria en materia económica».  

Al menos respecto a la cifra de inflación, el 41% del primer año de mandato de Mauricio Macri lo sustenta. Sobre las causas de la persistencia inflacionaria, Diab dijo entre otras cosas que «existe un mal uso y costumbre en el sector productivo, donde hay generadores de precios, además de una alta carga impositiva».  

«Esto obliga a que a la hora de comprar una familia se decida por segundas o terceras marcas y postergue otros consumos como ser indumentaria para más adelante, porque además aumentan las tarifas y están obligados a pagarlo», concluyó el empresario.  

Por su parte, el dirigente de Apyme Rosario Juan José Sisca expresó a Conclusión que «cada punto de inflación afecta a las Pymes porque estas se alimentan del mercado interno y explican el 80% del empleo argentino».  

El dirigente coincidió con Diab en que «no puede hablarse de reactivación salvo en sectores determinados, que son los ganadores de este modelo económico». 

Y agregó que «cuando se habla de mejora en la industria es en base a promedios» y que «las Pymes están muy lejos, salvo alguna en particular que se beneficia del rebote en general estamos en dificultades».  

El futuro en materia de precios no parece tener un horizonte apacible. El gobierno ha anunciado una liberación de precios de combustible que se espera lo eleve al menos el 10% antes de fin de año. Y el cronograma de quita de subsidios a los servicios como gas o electricidad seguirá engrosando las tarifas.  

Ambos dirigentes mostraron preocupación por ese futuro inmediato. Sisca, de Apyme, también advirtió sobre «anuncios de reforma laboral que van en dirección de quitar poder adquisitivo al salario, lo mismo en materia previsional cuando se habla de aumentar la edad jubilatoria. Todo lo que afecte al mercado interno afecta a las pymes directamente», cerró.  

Consecuencias del incumplimiento 

El Banco Central, desde que es presidido por el equipo de Federico Sturzenegger, nombrado por el presidente de la Nación al asumir, se ha regido de manera estricta por un régimen de metas de inflación, incluso afectando la actividad y la inversión con altas tasas de referencia y Lebacs.  

La meta puesta para este año se ubicaba en el margen de 12 a 17%. En septiembre ya fue superada esa barrera. Sobre las consecuencias de ese dato Conclusión consultó al economista y agente financiero Luciano Gauna.  

«Es la crónica de una muerte anunciada (la de la meta), ya que el año pasado no se dieron todos los ajustes de tarifas y subsidios que debieron darse desde un punto de vista fiscal y los reacomodamientos de dichos precios continuaron durante este año», explicó.  

El especialista en temas económicos y financieros aclaró que «a los inversores (especialmente externos) no les caen bien los incumplimientos de las metas que se trazan los gobiernos. El equipo económico ya incumplió en sus dos años objetivos de déficit e inflación».  

Por último, el economista ve que la meta fijada para 2018, también ambiciosa, puede llevar a vivir un escenario similar.  

«La meta de inflación para el año que viene se mantendrá en 10% (en más o menos dos puntos). Otro objetivo ambicioso. El segundo consecutivo del BCRA, aun cuando no pudo cumplir el de este año. Un rango entre 10 y 15 hubiera sido mejor que uno entre 8 y 12», consideró.