El debate que los candidatos a presidente Sergio Massa y Javier Milei protagonizaron en la noche de este domingo dejó mucha tela para cortar y, entre los temas que generaron controversia entre ambos aspirantes a la Casa Rosada, se encontró el de la brecha salarial entre varones y mujeres.

En el marco del eje “Producción y Trabajo”, el candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, habló de la brecha salarial de género y apuntó: “Las mujeres en Argentina, frente a la misma tarea, no reciben la misa remuneración. El desafío es que las empresas respeten la igualdad de derechos, que no se está dando en nuestro mercado de trabajo”.

A lo que su contrincante de La Libertad Avanza, Javier Milei, respondió: “Me sorprende que seas ministro de Economía y ni siquiera sepas leer los datos. Si alguna vez hubieses pisado una empresa en serio, tendría que estar lleno de mujeres porque los explotadores capitalistas querrían ganar dinero, pero cuando vas están distribuidos equitativamente, por lo tanto, ese diferencial del que hablás es falso”.

Ahora bien, el Ministerio de Economía de la Nación realiza un informe de forma trimestral en donde analiza la brecha laboral y salarial que hay entre hombres y mujeres. Los datos dan cuenta de que esta diferencia tanto económica como productiva existe, a pesar de las manifestaciones del candidato libertario.

La cartera define a las brechas laborales como “las desigualdades existentes en el mercado de trabajo, las cuales marcan la distancia entre los valores registrados por varones y mujeres para un mismo indicador”.

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En el primer trimestre de este año –es decir, entre el 1 de enero y el 31 de marzo– la tasa de actividad (es decir, la población que está en condiciones de trabajar) para los hombres era de 70,9%, mientras que para las mujeres era del 52,2%. En el segundo trimestre –entre abril y junio– estas cifras fueron del 69,8% y del 51,5%, respectivamente.

Así, el último dato que publicó el Ministerio de Economía –en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC)– la brecha de actividad entre hombres y mujeres mayores a 14 años era del 18,3%.

Al analizar qué sucedió con la población joven, de entre 14 y 29 años, se desprendió que en el primer trimestre del 2023 la tasa de actividad para varones era del 54,3%, mientras que para las mujeres era del 43,9%. Al cerrar el segundo trimestre, en tanto, las cifras se redujeron a 51,5% y 42,5%. Así, la brecha entre ambos géneros es de 9 puntos porcentuales.

Al observar la tasa de empleo –es decir, la cantidad de ocupados sobre la población total– se observa que en el primer trimestre esta variable contenía al 66,5% de los varones y al 48,1% de las mujeres; mientras que al cerrar el mes de junio estas cifras retrocedieron al 65,9% y 48%.

La brecha laboral entre varones y mujeres mayores a 14 años fue del 17,9% al cerrar el segundo trimestre del año.

Al considerar a la población más joven, de entre 14 y 29 años, se desprende que al finalizar el mes de marzo un 47,4% de los varones y un 36,5% de las mujeres estaban empleados; mientras que al 30 de junio las cifras eran de 45,1% y 36,8%, respectivamente. La brecha laboral en este rango etario era del 8,3%, en detrimento del género femenino.

Las mujeres, además, sufren en mayor grado la desocupación y la informalidad laboral. Al cierre del primer trimestre, la desocupación afectaba al 7,8% de las mujeres y al 6,1% de los varones, mientras que al finalizar junio la variable se retrotrajo al 6,9% y 5,7%, respectivamente.

La brecha en la tasa de desocupación para mayores de 14 años fue de 1,2 puntos porcentuales, afectando más a mujeres que a varones.

La situación se torna más pareja al analizar el grupo etario de entre 14 y 29 años: aquí la tasa de desocupación al cerrar el primer trimestre fue del 16,9% para mujeres y del 12,8% para varones, mientras que al terminar el segundo trimestre los números fueron del 13,4% y del 12,3%, con una brecha de 1,1 puntos porcentuales.

En cuanto a la tasa informalidad –es decir, la proporción de personas asalariadas a las que no se les hace aportes previsionales o jubilatorios sobre el total de las personas asalariadas– esta situación afectaba al 39,3% de las mujeres y al 34,6% de los varones al terminar el primer trimestre; mientras que al finalizar junio las cifras fueron del 37,7% y del 36,1%. Aquí la brecha es de 1,6 puntos porcentuales.

¿Qué ocurre con los ingresos?

Los datos que el Ministerio de Economía da en relación a la distribución de ingresos entre hombres y mujeres echan por tierra la teoría del candidato Javier Milei, quien aseguró que esta desigualdad no existe.

“Las brechas de ingresos marcan la distancia entre los ingresos que perciben, en promedio, las mujeres y los varones. La diferencia (expresada en porcentaje) se verifica tanto al considerar el ingreso total individual (ingresos laborales + ingresos no laborales) como al considerar el ingreso de la ocupación principal (laboral remunerada). Esta desigualdad se amplía entre las trabajadoras y los trabajadores asalariadas/os informales. Se toma como fuente de información la EPH-INDEC”, explicaron desde la cartera económica.

En el primer trimestre, el ingreso total de un varón promedió los $144.263, mientras que el de una mujer rondó los $103.964. Al cerrar el segundo trimestre, las cifras fueron de $161.252 y $116.58. Por lo tanto, la brecha salarial al finalizar el mes de junio fue de 27,7% en favor de los hombres.

Al analizar los ingresos por ocupación principal (o sea, por trabajo remunerado) se aprecia que al 31 de marzo los varones recibían un promedio de $128.758 mientras que las mujeres ganaban $97.603; mientras que al término del segundo trimestre los números fueron de $160.244 y $117.645. La brecha salarial, en este caso, fue de 26,6%.

En cuanto a los asalariados informales –una situación que, como se vio anteriormente, afectaba más a mujeres que a varones– el ingreso promedio de un varón al terminar el primer trimestre fue de $79.784, mientras que el de una mujer fue de $51.244. Cuando terminó el segundo trimestre, en tanto, estos números fueron de $98.654 y de $63.433. La brecha salarial, en este punto, fue de 35,7%.

Poca participación masculina en las tareas de cuidados

El menor acceso al mercado de trabajo registrado y la exposición a menores sueldos tiene su correlato en que gran parte de las mujeres que están en condiciones de trabajar son quienes le ponen el cuerpo a los trabajos domésticos y a los cuidados no remunerados (TDCNR), como la atención de niños o adultos mayores.

Al respecto, el informe del Ministerio de Economía detalló: “Las brechas de tiempo y cuidados marcan la diferencia en la distribución de tiempo que mujeres y varones dedican al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado (TDCNR). La injusta distribución de estas tareas es la base de otras desigualdades: el tiempo que las mujeres dedican al TDCNR les resta oportunidades para insertarse y permanecer en el mercado laboral, desarrollarse profesionalmente, estudiar, cuidar su salud y hacer otras actividades. Los cuidados son el sector más importante de la economía, ya que motorizan toda la vida social y productiva de un país”.

En base a datos de la Encuesta de trabajo no remunerado y uso del tiempo (EPH-INDEC), en el segundo trimestre los varones destinaban un 29,8% de su tiempo a las tareas de cuidado y a los trabajaos domésticos, mientras que las mujeres dedicaban un 70,2% de su tiempo a estas funciones.

Por día, las mujeres destinaron seis horas y media a las tareas de cuidado y al trabajo doméstico, mientras que los varones sólo lo hicieron por 3,7 horas. Así, se advierte que hay una brecha de 2,8 horas en cuanto a la prestación de estas funciones.

Mientras que las mujeres mostraron una participación del 91,7% en los trabajos domésticos y tareas de cuidado no remunerado, los varones tuvieron una presencia del 75,1%, arrojando así una brecha de 16,6 puntos porcentuales.