En el último mes de 2018 una familia de dos adultos y dos niños pequeños necesitaba $9.791,62 para adquirir sus alimentos indispensables durante treinta días. Un mes después la misma familia requiere de $9.969,40 para solventar los mismos gastos.

Este aumento que se produce en enero, está en el marco del crecimiento de los precios que azotó el bolsillo de los argentinos a lo largo de todo el año pasado, a medida que se fue acelerando la suba del dólar. Los datos surgen de un estudio realizado por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ICEPCi).

En enero 2018 el valor de la divisa norteamericana estaba en $19,50, en julio había escalado a los $29 (+49%), y en diciembre ya estaba en $38 por unidad. En doce meses subió casi el 100%. Este elemento, a lo que se suman los fuertes incrementos en tarifas y combustibles, impulsó hacia arriba el valor de los alimentos de la Canasta Básica, que entre enero de 2018 y el mismo mes de 2019 que acaba de finalizar, aumentaron más de un 60%.

Pero se generó una importante brecha entre estos aumentos y los que fueron otorgados a los trabajadores y jubilados. En enero de 2018 el salario mínimo era de $9.500, un año después llegó a $11.300 (+19%), mientras que la jubilación mínima era de $ 7.790 hace doce meses, y ahora es de $9.309 (+19,50%). Hay una diferencia de unos 40 puntos porcentuales entre los incrementos de los alimentos y estas remuneraciones.

Los precios que más aumentaron en el último año estuvieron encabezados por la harina de trigo (150%), manzanas (117%), pan (100%), y fideos guiseros (100%).

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La perspectiva para los próximos meses no es favorable ni para asalariados y jubilados, ni para los sectores que reciben asignaciones sociales o salario social complementario, porque los precios de los productos esenciales para vivir, las tarifas, y los combustibles no dejan de aumentar, mientras que los incrementos anunciados para sus remuneraciones, al igual que durante el año pasado, nuevamente estarán por debajo de la inflación calculada por el propio gobierno.

“Las bajas del consumo que se produjeron en los últimos meses son directa consecuencia de la pérdida de poder adquisitivo que se ha consolidado para la mayoría de la población”, analizaron desde el ICEPCi.