El representante de la Argentina en el directorio del FMI, Sergio Chodos, justificó este jueves que el Gobierno no tenga un plan económico, al asegurar que con la «situación de emergencia» que sufre el país, sería «desconectado de la realidad» tenerlo.

Según el funcionario, en el Gobierno «hay conciencia de dónde estamos: una situación de emergencia que no sabemos cuando ni dónde termina, ni el impacto global que tiene».

Por ese motivo, sostuvo que «pedir un plan económico detalladito es algo desconectado de la realidad, porque es necesario ir viendo la crisis en la que estamos».

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«Por eso, (el ministro de Economía, Martín Guzmán) no quiere entrar en la trampa de me fuerzan a decir un plan y después me contrastan de que no se cumple», enfatizó Chodos, en declaraciones al programa «Ruleta rusa», que conduce Nancy Pazos por FM Rock and Pop.

El país acaba de cerrar la reestructuración de parte de la deuda externa, la que corresponde a bonistas privados por alrededor de 66 mil millones de dólares.

Si bien la negociación se dilató más de lo esperado, en medio de un contexto de pandemia, la verdadera negociación, la más difícil, es la que viene ahora, ni más ni menos que con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El ministro de Economía Martín Guzmán junto a Sergio Chodos, a altas horas, en el tramo final de la negociación con bonistas privados.

No se trata de si el FMI es ahora bueno, ni si antes era malo, un enfoque algo infantil en cualquier coyuntura. El FMI es un prestamista de última instancia, podría asociárselo a aquel que apreta y puede llegar a lastimar con tal de cobrar lo suyo, sin importar el costo para deudor.

Si se conocen de antemano sus métodos (revisar las cuentas nacionales, intentar guiar la política económica –fiscal y/o monetaria, dependiendo del caso-), el problema pasa por la decisión de acudir y no tanto por quejarse de las consecuencias.

En ese sentido y de cara a lo que viene, uno de los funcionarios que trabaja más cerca del ministro Guzmán consideró de cara a las tratativas con el FMI que «lo primero es cuidar a la Argentina, tranquilizar lo que está», para luego crecer.

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Además, dijo que no imagina «que 2021 sea peor que 2020. Estimo que habrá una recuperación de recursos ociosos. Entonces, habrá lugar para empezar a producir y consumir más».

«También, el año que viene, la carga de la deuda no va a ser importante», resaltó.

Qué dicen técnicos del Fondo

En un artículo publicado en el blog del FMI, los especialistas Gerd Schwartz, Manal Fouad, Torben Hansen y Geneviève Verdier aseguraron que «aún habiendo redoblado la asistencia pública a particulares y sociedades, los países tendrán que superar enormes obstáculos para recuperarse de la pandemia, en un contexto de actividad económica reducida y niveles de deuda sin precedentes».

«La inversión en infraestructura será una pieza fundamental de la recuperación. Sin embargo, la escasez de recursos obliga a los gobiernos a gastar con buen tino el dinero de los contribuyentes, en los proyectos adecuados; para ello, se requiere una buena gestión de la infraestructura en los países, con instituciones y marcos sólidos para planificar, asignar y llevar adelante infraestructuras públicas de calidad», señalaron.

Tras advertir que «con demasiada frecuencia, la inversión pública produce infraestructuras caras y de mala calidad», los funcionarios del FMI consideraron que «para poner fin a este desperdicio, es crucial contar con una sólida gestión de la infraestructura».

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El trabajo consigna que como los proyectos suelen ser complejos, de gran envergadura y largo plazo, son «caldo de cultivo para la corrupción, las demoras y el sobrecosto»; así, en promedio, los países echan a perder aproximadamente un tercio del gasto en infraestructura, precisó.

«Si se efectúa correctamente, la inversión pública destinada a estimular la débil demanda agregada puede ayudar a impulsar un crecimiento más inclusivo, reducir la desigualdad y generar oportunidades económicas para todos», indicaron.

Para Schwartz, Fouad, Hansen y Verdier, «la recuperación económica de la Covid-19 brinda a los países una oportunidad única para tender un puente al futuro, a través de una infraestructura pública bien diseñada e implementada».