Termina la semana y ya no caben dudas de lo irreversible de la derrota de Mauricio Macri, que además de Pato Rengo con las última medidas se recibió de Pato, a cada paso una macana. Las medidas implementadas por el BCRA y las que se conocerán durante el fin de semana y principio de la próxima lo consagran. No hacer falta perder mas tiempo en lo que pudo ser y no fue porque se va.

La deuda actual argentina entre pesos y dólares asciende a la fecha en aproximadamente USD 500.000 millones. Tomando absolutamente todo lo que el Estado debe a corto y mediano plazo ya que lamentablemente a largo plazo no debemos nada. De ahí nace la teoría facilista de la reestructuración de deuda a la portuguesa o la uruguaya, sin embargo en virtud del estado de cosas, para lo único que estamos es para un Default a la Maryland.

Recuerden que en la primera presentación del libro Sinceramente por parte de Cristina Kirchner, la ex presidente habló muy bien de José Bel Gelbard, pues bien, más adelante volveremos sobre este tema.

También los invito a recordar que hace dos semanas sostuvimos en aquella editorial que un Pacto Social por ciento ochenta días sería inevitable, luego el mismo Alberto Fernández se ocupó de ratificarlo.

Ahora bien, para el traspaso de mando faltan tres meses, tiempo más que suficiente para que las reservas se agoten, el pánico se adueñe de la gente y genere la corrida bancaria y cambiaria final durante la actual administración, es decir finalmente y como hemos venido advirtiendo desde 2016 la Peor Crisis de la Historia comenzará con un Golpe de Mercado, que más que golpe hacia un Gobierno será la excusa para que, con la vista gorda de quien será el próximo Presidente, las variables macro económicas tiendan a acomodarse por las malas y las culpas recaigan sobre el Gobierno saliente.

Dijimos que la deuda total argentina hoy medida en dólares es de USD 500.000 millones, imagine por un momento si como pasó con Celestino Rodrigo, o bien con Martinez de Hoz, y porqué no con Remes Lenicov; el peso sufra una devaluación brutal, en aquellos momentos fueron de 160%, 1746% y 400% respectivamente.

En la actualidad el tipo de cambio mayorista cotiza en los $ 57.30, sin embargo si este viajara hacia los $ 500.- por dólar la deuda total argentina pasaría a ser de USD 1.000.- millones.

También si viajara a los $ 250.- por dólar, la deuda se reduce a tan solo USD 2000 millones.

Hagamos memoria, porqué y para qué Jose Bel Gelbard tomó las medidas económicas en aquel entonces. Siga la idea estimado lector.

Su designación confirmaba un eje central del programa económico del nuevo gobierno peronista: el incentivo a los capitales nacionales privados. De origen polaco, el empresario ocupó la cartera de economía durante la breve presidencia de Cámpora, siguió en el cargo tras su renuncia acompañando a Perón, y a M. E. Martínez de Perón tras el fallecimiento del líder.

En mayo de 1973, fue presentado el Programa de Reconstrucción y Liberación Nacional. En términos generales, puede decirse que el llamado “Plan Gelbard” se proponía sostener el crecimiento de la economía -cuyos rasgos básicos no se pensaba modificar- apoyándose tanto en una expansión del mercado interno cuanto en un crecimiento de las exportaciones. Esto último resultaba indispensable para la obtención de divisas, tan necesarias para el sostenimiento de la industria que requería de la importación de insumos básicos.

Las exportaciones, tanto las tradicionales -agropecuarias- como las industriales, tenían muy buenas perspectivas. En el primer caso, se contaba con excelentes precios internacionales y la posibilidad de acceder a nuevos mercados, como el de la Unión Soviética.

En cuanto a las exportaciones industriales, se trataba de expandirlas a través de convenios especiales, como el realizado con Cuba para vender camiones y automóviles.

La nacionalización del comercio exterior -otro de los puntos programáticos del Plan Gelbard- tenía como objetivo garantizar la transferencia de recursos de la actividad agropecuaria a la industrial. Esta última también se vería favorecida por líneas especiales de crédito e importantes subsidios estatales.

Una nueva ley, que endurecía el tratamiento para con las inversiones extranjeras, y otra que se proponía una importante reforma agraria -que contenía algunas disposiciones audaces como la expropiación de unidades improductivas– completaban el cuadro de esta política económica.

Todas estas medidas -aunque no alcanzaran a implementarse completamente – y el clima político en el que se anunciaban le conferían al camporismo una tónica de “amenaza” que iba mucho más allá del alcance concreto del programa.

¿Qué ocurrió con el Plan?…….

En efecto, las empresas multinacionales conservaron su superioridad frente a las empresas locales (en tecnología, en capacidad de negociación en el campo internacional, en acceso a fuentes de financiamiento, etc.) y, aunque restringido en su capacidad de enviar dividendos al exterior y en su decisión de inversiones, el capital multinacional pudo sobrevivir y evadir los controles.

Por otro lado, aunque la ley de reforma agraria desencadenó un fuerte conflicto, nunca pudo llevarse a la práctica; y en tanto los productores continuaban siendo los generadores de divisas, el gobierno procuró preservar cierto nivel de su ingreso con el fin de estimular la productividad del sector rural.

De cualquier manera, a comienzos de 1973, el único nubarrón que podía oscurecer el horizonte parecía ser el clima de agitación política. De ahí que la clave del Plan Gelbard radicara, en principio, en el Pacto Social, una concertación económica y social con la cual se procuraba solucionar el problema de la economía argentina que la política aún no lograba resolver: la capacidad de los distintos sectores empeñados en la puja distributiva para frenarse mutuamente. Un congelamiento de precios y salarios.

Los primeros resultados eran alentadores. La inflación se frenó, al tiempo que la balanza de pagos se vio favorecida por la positiva coyuntura exportadora. Las mejoras salariales y el incremento de gastos del Estado estimulaban el aumento de la actividad interna.

Los problemas se iniciaron en diciembre de 1973. El aumento del consumo hizo reaparecer la inflación, mientras que el aumento del petróleo en el mundo encareció las importaciones. Finalmente, el Mercado Común Europeo se cerró para las carnes argentinas. El Pacto social comenzó a resquebrajarse y finalmente una nueva crisis aún peor a la heredada por Gelbard dio lugar al advenimiento de Celestino Rodrigo quien se ocupó de sincerar las variables macro otra vez.

Volvamos a la realidad, ha escuchado en las últimas semanas algunas de las frases, medidas e intenciones remarcadas en letra negrita por personas y/o sectores ligadas al Frente de Todos…? La respuesta va se suyo.

Pues bien, ahora lo invito a realizar otro ejercicio de imaginación; supongamos que durante este último trimestre se produce lo que venimos advirtiendo, es decir, una megadevaluación, caída del salario brutal en términos reales, licuación de pasivos del Estado, un tipo de cambio ultra competitivo para exportar y generar dólares genuinos con una consecuente hiperinflación.

Quedarían sentadas las bases para implementar a partir del 10 de Diciembre, o si quiere durante la apertura de la Asamblea Legislativa en 2020 las condiciones para el lanzamiento de un Pacto Social, congelamiento de precios y tarifas, etc , etc, etc.

Y por último, mágicamente se habrían creado las condiciones para reestructurar la deuda a la uruguaya, recién después de haber pasado por las primeras dos etapas de manera rápida y ultra traumática, que hasta la podríamos denominar en manera de shock luego de tanto gradualismo estúpido y de fracaso asegurado como al que nos llevó a la coyuntura actual.

Luego de haber llegado hasta acá con la lectura de este editorial puede deducir si parte de lo que sostenemos es opinión o información. Queda a su exclusivo criterio. El tiempo tiene la ultima palabra.

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