Semanas atrás, el Gobierno Nacional –a través de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES)– anunció un aumento del 21% para las jubilaciones, pensiones y asignaciones, para el tramo comprendido entre los meses de junio y agosto. Se trató de la octava modificación de estos ingresos desde que entró en vigencia la nueva Ley de Movilidad.

Tal como se viene ocurriendo con los últimos incrementos jubilatorios –y con el objetivo de que el porcentaje de aumento no pierda contra la suba de precios– el anuncio incluyó un bono en junio, julio, agosto de $15.000, $17.000 y $20.000, respectivamente, para quienes cobran una jubilación mínima. El monto irá decreciendo progresivamente hasta $5.000 para jubilados de hasta dos haberes mínimos.

La jubilación mínima será de $85.983 en junio, $87.983 en julio y $90.983 en agosto.

No obstante, un informe realizado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) detalló que el aumento previsional de junio “se encuentra levemente por debajo de las expectativas de inflación para el período abril/junio”. En este sentido, indicó que según el Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco Central (REM), los precios aumentarán un 23,54% en el tercer trimestre.

2021: algo de alivio para los bolsillos

Al comparar cómo evolucionó el haber previsional con respecto a la inflación, se advierte que en marzo de 2021 la movilidad subió 8,07%, mientras que la inflación del primer trimestre fue del 13%. Sin embargo, desde el segundo trimestre en adelante, la tendencia empezó a cambiar:

• En junio las jubilaciones crecieron 12,12%, mientras que la inflación acumulada entre abril y junio fue del 10,98%.

• En septiembre las jubilaciones, pensiones y asignaciones aumentaron 12,39%, mientras que entre julio y septiembre los precios subieron 9,27%.

• En diciembre los haberes previsionales aumentaron 12,11%, mientras que entre octubre y diciembre la inflación acumulada fue del 10,12%.

Exceptuando el primer trimestre, en el 2021 las jubilaciones lograron ganarle a la inflación. No obstante, esta situación se revirtió a partir de 2022.

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Cabe destacar que en todos estos meses también se entregaron bonos, adicionales al haber jubilatorio. Con estos incrementos, el 2021 terminó con un aumento del 52,67% en jubilaciones, pensiones y asignaciones, contra una inflación del 50,79%.

2022: el derrotero de los ingresos

Como se mencionó anteriormente, en 2022 la tendencia cambió y los ingresos previsionales comenzaron a perder contra la inflación. Para afrontar esta situación, el gobierno optó por los bonos, que se entregaron en casi todos los meses del año pasado.

• Entre marzo y mayo del 2022, los ingresos previsionales aumentaron 12,28%, mientras que la inflación registrada en el primer trimestre del año fue del 16,07%.

• Entre junio y agosto los haberes aumentaron 15%, quedando por debajo de la inflación del segundo trimestre, que fue del 17,3%.

• La tercera actualización, para el período comprendido entre septiembre y noviembre, alcanzó el 15,53%, mientras que la inflación del tercer trimestre alcanzó el 22%.

• En diciembre pasado, el guarismo de actualización sumó 15,6% y quedó por debajo de la inflación del cuarto trimestre, que sumó 17,2%.

Al cerrar el 2022, las jubilaciones aumentaron un 72,45%, mientras que la inflación alcanzó un alza del 94,75%.

2023: jubilaciones, avasalladas por la inflación

Llegando a la mitad del 2023, se advierte que los aumentos en jubilaciones, pensiones y asignaciones continuaron por debajo de las subas de precios. Como ya es costumbre, se volvió a utilizar bonos para reforzar los ingresos.

• En marzo se anunció un aumento previsional del 17,04%, mientras que la inflación registrada en el primer trimestre fue del 21,7%.

• En junio los haberes aumentarán un 21%, y podrían quedar levemente por debajo de las estimaciones de inflación del período abril-junio, que la ubican en 23,54%.

Nueva ley de movilidad: un avance que aún está en deuda

El informa del CEPA también compara cómo hubiesen sido los aumentos de jubilaciones, pensiones y asignaciones con la vieja ley de movilidad (aprobada en 2017, durante el gobierno de Cambiemos). Si bien con la nueva normativa se aprecian porcentajes de suba mayores, lo cierto es que la jubilación mínima apenas alcanza para satisfacer las necesidades básicas de una persona.

La actualización jubilatoria para junio, en caso de haberse mantenido la fórmula votada a finales de 2017 (70% inflación y 30% salarios) hubiese sumado 20,9%, es decir, un valor superior a la movilidad actual. Pero si se compara la aplicación desde el origen hasta la actualidad, los haberes previsionales hubiesen sumado 239,9% para el período 2021/2022 y las dos primeras movilidades 2023, mientras que, con la nueva fórmula, el valor asciende a 272,8%.

Con la nueva ley, la jubilación mínima, con la actualización de junio, alcanza a $70.983. Con la anterior ley, la movilidad hubiese sumado $64.644, es decir, $6.338 menos. Asimismo, la jubilación media alcanzará, con la nueva ley, aproximadamente $109.531 en junio y hubiese sumado $95.914 con la anterior, es decir, una diferencia de $13.616.

En la serie acumulada de diferencias desde inicio de 2021 (aplicación de la nueva ley) a la fecha, los jubilados hubiesen recibido con la antigua ley $83.243 menos en el caso de la jubilación mínima y $156.386 en el caso de la jubilación media.