El ultimo martes por la tarde, mientras transcurría el feriado patrio sin mayores sobresaltos, llegó desde Nueva York la noticia que sacudió al mercado financiero argentino y sus respectivas mesas de debate.

El influyente MSCI (Morgan Stanley Capital Investment por sus siglas en inglés), empresa proveedora de índices sobre acciones, bonos y otros instrumentos de inversión, decidió que Argentina continúe calificada como mercado de «frontera», golpeando las expectativas del propio gobierno y de la mayoría de los agentes económicos, que esperaban que el país ascienda a la categoría de «emergente».

Incluso las últimas colocaciones de deuda argentina en el exterior, incluida la controvertida deuda a 100 años, a días del pronunciamiento de este índice, podían prestarse a la suspicacia sobre los beneficios de endeudarse a esa tasa cuando estábamos próximos a mejorar (hipotéticamente) nuestra categoría y, con ello, acceder a mejor financiamiento.

Esto hubiese implicado un gran negocio para muchos operadores financieros.  La estridencia del golpe se tradujo, durante el «miércoles negro», en una trepada del dólar hasta el récord de $16,54, una caída de varias de las acciones argentinas que cotizan en Wall Street y un retroceso de 4,8% del Merval (Bolsa de Buenos Aires). Y, nuevamente, un pronostico magro en lo que a llegada de inversiones se refiere.

Para comprender la real magnitud y las implicancias de la permanencia de Argentina como mercado «fronterizo» y las reacciones del mercado ante ello, Conclusión consultó al economista Esteban Guida, presidente de la Fundación Pueblos del Sur, quien explicó que «la diferencia (entre ser emergente o fronterizo) tiene que ver con la cantidad y el precio del financiamiento que la Argentina consiga en el exterior. Cuando sos emergente, el nivel de riesgos de los títulos que emitís es menor. Es por esto que hay mucha mas cantidad de fondos prestables para países ‘menos riesgosos’, por eso ser emergente nos hubiera permitido acceder a una cantidad de fondos prestables de inversores que no quieren correr un riesgo elevado.»

Y aportó un dato interesante: Argentina es el único país de América Latina considerado ‘de frontera’, categoría que abarca a países africanos que ni cerca tienen el desarrollo económico de nuestro país. Consultado sobre el impacto en el oficialismo económico, Guida dijo: «Es una mala noticia para el gobierno, porque seguramente va haber menos fondos que quieran prestarle a Argentina por la tasa de riesgo. Y, por otro lado, porque de acceder a prestarnos, aquellos inversores que leen lo que dicen estas calificadoras no van a financiarnos a tasas como la de México (4 o 5 %).» Resumiendo: no se incrementara el acceso a financiamiento y, el existente, será a tasas altas.  «Entre el 7 y 8% que tomamos hace poco es un numero altísimo para un país como argentina», agregó el licenciado de Pueblos del Sur.

Tanto el gobierno como diversos agentes económicos (ansiosos por «timbear» con estos cambios), recibieron un revés desde el propio corazón del mercado financiero, que se gasta en elogios cuando el presidente o sus ministros asisten a foros de negocios o realizan visitas diplomáticas, pero ahora le niegan este «ascenso». Morgan Stanley es una de las principales bancas de inversión del globo y muchos inversores se guían por sus informes para armar sus carteras.

Respecto a las razones del «desplante», Guida sostiene que «si uno se pone a mirar los motivos de la decisión, son estrictamente políticos». Y se explayó: «La lista de variables que revisan antes de tomar su decisión, incluye (y en alta ponderación) la estabilidad de las modificaciones que llevo adelante el gobierno en materia económica. Es decir que consideran que no son, por ahora, sostenibles en el tiempo, y existe la posibilidad de que venga otro gobierno y vuelva atrás con estas modificaciones».

Esto implicaría volver a un régimen de mayor control sobre la entrada y salida de divisas, «cercenando la capacidad de fugar divisas y aprovecharse de los excedentes nacionales, es por eso que nos dejan en esa categoría», concluyó.