Esta semana el gobierno presentó oficialmente los puntos básicos de la reforma tributaria, proyecto que enviará en pocos días al Congreso para iniciar su tratamiento parlamentario y que introduce cambios en distintos niveles del sistema impositivo.

El encargado de la presentación fue el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien ponderó la reforma, que se encargó de diagramar junto a su equipo y una comisión de gobierno, como «motivadora de la inversión, el empleo, y el desarrollo económico», entre otras cosas.

El análisis de la reforma es complejo, dada su extensión y los varios cambios que produce, algunos de ellos concatenados unos con otros. Para aclarar esa trama, el economista y presidente de la Fundación Pueblos del Sur, Esteban Guida dialogó mano a mano con Conclusión.

El especialista primero aclaró que «desde el punto vista de lo que manifestaron distintos sectores: trabajadores, empresarios y producción  en general, una reforma en lo que refiere a la carga tributaria es necesaria, entendiéndola como mejora, sobre todo cuando las estructuras son emparchadas, la discusión es positiva».

«El tema es que sin antes definir objetivos políticos o explicitarlos, se generan dudas y justifican tantas preguntas y convulsión», aclaró.

Las definiciones de Guida sobre los puntos más sobresalientes de la reforma:

  • Impuesto a las Ganancias: van a pagar todos. En la conferencia no se mencionó quitar ganancias a asalariados, que fue promesa de campaña. El punto central de ese cambio es un viejo reclamo del sector privado. La idea es reducir la carga impositiva de la ganancia empresaria. Hay que tener en cuenta que es el 2do impuesto (en tamaño) que aporta a la recaudación.
  • Renta financiera (bonos, Lebacs, plazos fijos): Se habla de extender el pago a los que hoy están exentos, una alícuota cercana al 5%, partiendo de un nivel de ganancia financiera de alrededor de 52000 pesos. Está bien que se grave, era un tema pendiente sobre todo en un régimen que esta pagando mucho dinero por el negocio financiero.
  • Impuesto s/créditos y débitos bancarios («al cheque»): es distorsivo, poco común, un reclamo de toda la actividad privada. Implica 0,6 por cada acreditación y 0,6 por cada débito bancario. Representa el 1,2 por ciento del PBI. La idea es eliminarlo e ir descontándolo del impuesto a las ganancias.
  • Impuesto sobre los Ingresos Brutos: Lo cobra cada provincia, y representa una parte fundamental de la recaudación de cada distrito. Grava la facturación. El tratamiento es positivo. Es un debate ausente en la agenda de los medios. El tema es como va a hacer el sector público para cubrir ese bache, como se van a financiar las provincias cuyas herramientas para hacerlo son menores que las del gobierno nacional.
  • Impuesto a la transferencia inmobiliaria: Es correcto discriminar entre aquel que accede como vivienda única y aquel que utiliza la venta del inmueble como ganancia o como renta. El impacto fiscal de medidas equitativas es relativo. El gran impacto es de impuestos puntuales como IVA (no alcanzado por la reforma), ganancias, etc.
  • Impuestos internos: el  combo es variado y las argumentaciones distintas. Más allá de los enfoques, en el fondo hay una cuestión de recaudación, los números tienen que dar. El criterio del ejecutivo es variado, y seguramente habrá sectores tocados que van a reclamar. El sector trabajador y asalariado, cuantitativamente muy importante, no está presente en la discusión de la reforma tributaria.
  • Monotributo: la decisión clara es reducir al máximo el numero de monotributistas. Quienes tengan bienes por mas de 2 millones (aproximadamente) van a ser excluidos directamente. Llamado de atención para la clase media, ahora van a tener que pagar mucho más.

A la hora de analizar globalmente lo que plantea la reforma (sin conocer la letra chica) el titular de la Fundación Pueblos del Sur consideró que «todo tiende hacia la filosofía de mejorar las condiciones de las empresas para que se desenvuelvan mejor y que esto oficie de llamado a la inversión extranjera y que sea ese el motor del crecimiento, renunciando al mercado interno, lo que hoy va a contramano de lo que pasa en el mundo».

Por otro lado, Guida sostuvo que «el debate es muy bueno», y que no entiende por que desde el gobierno «se habla de no tener miedo, lo que hay hacer es jugar políticamente las cartas, que los sectores se manifiesten, ejerzan la presión al momento de debatir la ley, la última palabra la tiene el Congreso», apuntó.

«Si el gobierno plantea la equidad, esto debe incluir en la discusión a sectores vulnerables y a los trabajadores, más si se agregan cuestiones de flexibilización laboral, vamos a ver un sector ganador de pocos y un sector perdedor de muchos. Nos vuelve a poner en situación de repensar el país aunque haya poco diálogo. De todos modos es positivo debatir estos temas», cerró el economista.