La economía argentina atraviesa un escenario convulso, en el que no hay consenso en los análisis de los resultados obtenidos por Sergio Massa en su primer mes de gestión al frente del Palacio de Hacienda. Algunos leen la actualidad con alarma porque entienden que sus acciones profundizarán un modelo fallido, mientras otros divisan una tendencia a la estabilización a través de políticas de carácter fiscalista. Varios indicadores permiten avanzar en una evaluación del momento, hacer comparaciones y proyectar cuáles pueden ser los resultados del rumbo asumido. Sucede, por ejemplo, al momento de exponer la evolución de los salarios medidos en dólares.

Para contar con una mirada especializada, Conclusión consultó al economista de la Fundación Pueblos del Sur, Esteban Guida, quien explicó que, antes de iniciar cualquier análisis de esta variable, debe especificarse cuáles son los parámetros de medición tomados y la forma en que se utilizan los mismos.

Sobre esto, el economista rosarino indicó que no es lo mismo hablar de valores asociados al Salario Mínimo Vital y Móvil (Smvm) que hacerlo con montos vinculados a otro patrón de referencia como el Ingreso Medio. De igual manera, habrá diferencia en los cálculos según la cotización o el dólar que se tome.

Esto lleva a que uno pueda encontrarse con datos distintos aun cuando aparentan estar relacionados a un mismo tema. «Si uno toma el Salario Mínimo Vital y Móvil, de marzo hasta hoy, con los aumentos pactados, registra que hubo una mejora en términos de dólar oficial, pero si se usa un tipo de cambio legal como puede ser el MEP, más o menos empató el aumento en términos de dólar», expuso Guida en declaraciones a este medio.

Al momento de ponerle números concretos a estas apreciaciones, el economista apuntó que el Salario Mínimo Vital y Móvil se ubicó en septiembre de este año por encima de los 350 dólares a valor del tipo de cambio oficial, mientras que baja a alrededor de 183 dólares si se toma el MEP -también conocido como «dólar bolsa»-.

Cabe recordar que el Consejo del Salario fijó en su última reunión un SMVM de 51.200 pesos a partir del 1º de septiembre; de 54.550 pesos desde octubre; y de 57.900 pesos en noviembre.

En cambio, si lo que quiere hacerse es una comparativa con la situación económica de otros países, -detalló el referente de la Fundación Pueblos del Sur- es apropiado recurrir a una cifra más comúnmente utilizada para estos contrastes, como es el Ingreso Medio.

«El último dato que tenemos en la Argentina (sobre Distribución del Ingreso) -aportado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec)- corresponde al primer trimestre de 2022. Si lo ajustamos un poco por lo que aumentó el Salario Mínimo Vital y Móvil, hoy lo tendríamos en el orden de los 100 mil pesos. Esto, vale aclarar, sería el ingreso medio de las personas que cuentan con un ingreso», señaló.

Y amplió: «Ahí, si tomamos el tipo de cambio oficial, estamos comparativamente bien respecto a otros países. Si tomamos el tipo de cambio paralelo, estaríamos más abajo, en el orden de los 200 o 300 y pico de dólares, que si bien no es el peor, estamos en un plano bajo respecto a otros momentos en los que Argentina se caracterizó por ser de los países con los salarios más altos en dólares».

«Esto muestra claramente la debilidad que tiene el país con respecto al resto del mundo. Es una debilidad que se manifiesta en la dependencia de bienes y servicios financieros del resto del mundo», advirtió Guida.

Al recibir la consulta de a qué es atinado prestarle mayor atención dentro de estos diferentes datos, el economista planteó que debe ponerse el foco en la evolución del salario real en los términos de las variaciones que comunica el IPC. En ese sentido -consignó- el país provenía del gobierno de Mauricio Macri, donde se registró una caída en el salario real, y desde la asunción del Frente de Todos se estabilizó. «No cayó mucho, pero tampoco mejoró. Quiero decir que en términos relativos seguimos mal. Esto habla de los grandes desequilibrios que tiene la economía. Si bien genera riqueza, no logra llegar a niveles de justicia social en donde se pueda vivir dignamente con un salario. Es la problemática que estamos viendo: un sueldo de un trabajo formal no logra cubrir la canasta básica total pero tampoco ciertas expectativas de nivel de vida que en otros momentos de la historia argentina tenía un trabajador», especificó.

En ese marco -sostuvo- no puede quedar por fuera la atención que acapara el dólar a raíz de la influencia que tiene sobre las importaciones y el aumento registrado en los precios internacionales. Esto -marcó- es mayormente incidente en una economía en la que prácticamente todo lo que se consume tiene algo de importado. «En eso sí, claramente, podemos ver que hay un deterioro en la capacidad de pago de la moneda nacional con respecto a los productos internacionales», dijo ante este medio.

Frente a este análisis de situación, Guida destacó que -teniendo como antecedente otros momentos de la historia económica argentina- puede volverse a niveles de bienestar elevados, pero para eso es fundamental modificar el modelo económico: dejar de ser un país exportador de materias primas, dependiente de los préstamos y el flujo internacional de capitales, para incorporar mayor cantidad de bienes y servicios de producción nacional e incrementar el nivel de industrialización local.

«Tiene que ser una decisión política del conjunto de las fuerzas productivas. No se trata simplemente de elegir cinco sectores estratégicos y promocionarlos porque tampoco son la solución. No es la solución incentivar al agro como principal generador de divisas. Tampoco, como es muy común ver, pensar que sectores no tradicionales, como pueden ser la energía, la tecnología o la exportación en sí de esas producciones, puedan alcanzar a compensar el déficit que tiene el resto de la economía, porque cargamos con una mochila de déficit financiero de deuda pública y privada, que es la que se está absorbiendo; comiendo, todos los saldos positivos de la balanza comercial primaria. Hay que cambiar el modelo desde lo económico, no sirve estabilizar solamente un modelo fallido», aseveró el referente de la Fundación Pueblos del Sur. 

«Lo que se plantea hasta el fin de la gestión el año que viene es que no haya un colapso del modelo fallido, no un cambio de modelo ni una salida nacional de esa problemática», concluyó.