Un nuevo «staff report» del FMI arrojó sus «proyecciones optimistas», que son para nada alentadoras en lo que respecta a la realidad argentina.

En la publicación difundida esta semana, el organismo internacional de crédito ponderó que la tasa de desempleo continuará por encima del 10% hasta 2021, mientras que no bajará del 9% hasta por lo menos 2024, aún cuando en la misma proyección se espera que la economía crezca en esos años.

La situación podría agravarse a causa de las condicionalidades del crédito vigente (Stand By), que limitará la capacidad de decidir sobre la política económica en el próximo mandato.

El control del FMI sobre la mesa de decisiones del Ministerio de Hacienda y el Banco Central ya opera al día de hoy, y es sobre esa base que se aplicó un plan de estabilización en busca del superávit fiscal primario para afrontar los vencimientos de deuda.

En este sentido, no llama la atención la visión que alude a un crecimiento «sostenido» que se daría desde el 1,1% en 2020 hasta el 3,6% en 2023 y 2024, lo cual laboral y augure un desempleo promedio del 10% en 2019 y 2021; del 10,1% en 2020; del 9,8% en 2022; del 9,4% en 2023; y del 9,1% en 2024.

La consultora Ecolatina sugirió que el próximo presidente electo debería negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un acuerdo de facilidades ampliadas (EFF por sus siglas en inglés), para renegociar la deuda que vence con el organismo.

En un documento, la consultora estima que «el EFF es exitoso en estabilizar a la economía e incluso en recuperar la senda de crecimiento. Sin embargo, estas mejoras se atenúan al sumar indicadores sociales y de sostenibilidad del crecimiento, como ser la generación de dólares genuinos».

«Por lo tanto, a juzgar por la experiencia histórica, sería una salida «positiva» por el lado macroeconómico para el problema de la deuda y la imposibilidad de repagarla en tiempo y forma. No obstante, al tener en cuenta otros indicadores de desarrollo y las perspectivas de mediano plazo, aparecen algunas señales de alerta. Por lo tanto, gane quien gane, es muy probable que haya Fondo para rato», opinó.

Ecolatina destaca que «entre 2022 y 2023, nuestro país debería devolverle al FMI más de USD 46.000 millones entre capital e intereses, lo que implica 5% del PBI de cada año. Si a esto le sumamos el calendario de pagos de bonos para esos años, el monto casi se duplica».

«En consecuencia, el Estado Nacional enfrentaría vencimientos cercanos a un décimo del PBI en 2022 y 2023. Si bien la situación actual cercana al equilibrio primario del Sector Público Nacional reduce las necesidades de contraer nuevos compromisos, tampoco le alcanzará para generar superávit de semejante magnitud como para afrontar estos compromisos. Por lo tanto, una parte importante de los pasivos deberá ser refinanciada», añadió.

La consultora que lidera Lorenzo Sigaut Gravina pone de relieve que «el propio Fondo posee el Servicio Ampliado de Fondos (o Extended Funds Facility, EFF por sus siglas en inglés)».

«El mismo se arregla con países que poseen problemas de balanza de pagos, es decir, una insuficiencia de moneda extranjera, tal como le sucede a la Argentina, y se focaliza en resolver la incapacidad del país para generar divisas netas y los problemas del Sector Público para comprarlas», indicó.

«Además, si bien aporta fondos usualmente menores a los stand by lo hace por un tiempo más prolongado (cuatro años) y con mayor plazo de repago (hasta diez años después de concretado el desembolso)», precisó.

El informe sugiere que «considerando la situación actual de nuestro país, es probable que el próximo presidente electo tenga que avanzar en este esquema».

Finalmente, Ecolatina detalla que «el EFF no es tan exigente en el plano fiscal como lo es el stand by, o bien que, dado que los países que acceden a este préstamo ya estaban bajo un stand by, sus necesidades de equilibrar las cuentas públicas no son tan apremiantes».

«Por lo tanto, la performance de crecimiento del PBI bajo los EFF es positiva. En este sentido, el ejemplo más exitoso fue Serbia, que entre el año del acuerdo y los tres posteriores creció a una tasa promedio de casi el 8% anual. Asimismo, en promedio, los países que firmaron un EFF avanzaron cerca de 3% anual en los años que siguieron al acuerdo», dijo.