Cuando los incidentes en las inmediaciones del Congreso aún no habían cesado, el oficialismo se encaminaba a lograr su objetivo de convertir en ley la polémica reforma jubilatoria.

A diferencia de la accidentada sesión del jueves pasado, en la que Cambiemos había fracasado en sostener un quórum que apenas pudo verificarse por segundos, en esta oportunidad el interbloque Argentina Federal cumplió con las directivas de los gobernadores a los que representa y no retaceó el número que el oficialismo necesitaba para arrancar la sesión especial.

El inicio del debate ocurrió luego de la foto tan ansiada por el Gobierno en la que los mandatarios ratificaron en el Congreso su apoyo a la iniciativa.

Luego de una treintena de cuestiones de privilegio formuladas por diputados de la oposición, que incluyó numerosos mociones de orden(que no prosperaron) para frenar el debate ante las virulentas imágenes de los enfrentamientos que se sucedían en las adyacencias del Congreso, el presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó, hizo sonar la sirena de largada al tratamiento de la reforma, tras cinco horas de debate.

El miembro informante del oficialismo, Eduardo Amadeo (PRO), apuntó contra la oposición por haber agitado el debate a partir de una «enorme campaña de falsedades que ha generado angustia en mucha gente que cree que aquí va a salir una decisión que va a empeorar su nivel de vida».

El diputado macrista recalcó que la fórmula de movilidad jubilatoria que se pretende erradicar, que combina la evolución de los salarios con la tasa de recaudación, «no es sustentable y por lo tanto amenaza el destino de millones de jubilados y pensionados».

Amadeo desmintió la teoría del «ajuste» y en cambio aseguró que «a fines del 2018 las jubilaciones van a crecer más de un 22 por ciento, es decir, un cinco por ciento mas que la inflación proyectada».

En este sentido, rechazó la idea «instalada» de que el Gobierno es «insensible» y para fundamentar esa postura recordó que fue esta gestión la que llevó adelante la «reparación histórica», que implicó el desembolso de partidas equivalentes a un 1 por ciento del PBI.

«Estamos orgullosos del enorme compromiso social de nuestro Gobierno con los sectores más postergados y vulnerables de este país», enfatizó, lo cual arrancó el abucheo cerrado por parte del sector del recinto donde se ubica la oposición.

En su larga exposición, Amadeo objetó la actual fórmula de movilidad, a la que definió como «inestable porque está sujeta a los vaivenes inciertos de la recaudación», y reivindicó el criterio propuesto por el oficialismo para actualizar los haberes en base a la inflación, «como utilizan todos los países del mundo».

A su vez, destacó la propuesta para llevar al 82 por ciento del salario mínimo, vital y móvil los haberes de la jubilación mínima.

Luego del relato pormenorizado de Amadeo, llegó la arremetida de la oposición, que impugnó las supuestas bondades del proyecto.

Por caso, la diputada del Frente Renovador Mirta Tundis cuestionó que el hecho de que la reforma avale la posibilidad de que las personas puedan extender su vida laboral activa hasta los 70 años.

También rebatió la idea de que el actual sistema carece de «sustentabilidad», y al respecto argumentó que de ser así el oficialismo no tendría que haber impulsado la quita de contribuciones patronales de los sueldos de hasta 12.000 pesos de aquellos que prolonguen su vida laboral más allá de la edad jubilatoria vigente.

«Es antipático quitarle el haber, la comida a los jubilados sabiendo que también les quitaron los medicamentos», lamentó Tundis, que acotó que «lo único bueno que tiene esta ley» es que los aumentos pasan a ser trimestrales.

«Consideramos que esto es una aberración y vamos rechazar este proyecto porque lo consideramos inviable.

Por su parte, la diputada del Frente para la Victoria-PJ Luana Volnovich consideró que este proyecto de ley demuestra que los dirigentes del oficialismo son «débiles con los fuertes y fuertes con los débiles».

“Gobierno de cobardes», sentenció la legisladora kirchnerista, que acusó al oficialismo de utilizar la coartada del bono copensatorio para «construir el quórum del ajuste» a los jubilados».

«Este bono para los jubilados es como si un delincuente secuestrara a un jubilado, lo llevara a un descampado, le robara todo lo que tiene y después le diera 200 pesos para que vuelva a su casa. Eso es el bono Kosiner», desenfundó Volnovich, que aprovechó para descargar munición gruesa contra el jefe del interbloque «federal», Pablo Kosiner, quien lidera la bancada que oficia de portavoz de los mandatarios provinciales.

Unas horas antes, el propio Kosiner había sido ovacionada por la bancada oficialista cuando luego de una feroz crítica de la kirchnerista María Emilia Soria contestó que su bloque no iba a «sacarle el hombro ni la espalda a los gobernadores» que sellaron el pacto con el Gobierno el 1 de noviembre pasado.

En declaraciones de alto voltaje político, Soria había afirmado en el recinto que los gobernadores habían demostrado ser «prostitutas del Gobierno de Macri».

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