Por Florencia Vizzi

Una habitación llena de papeles, desde el piso hasta el techo, casi un muro de papeles, sueltos, envueltos, en carpetas y legajos, arrumbados, esa es la forma en la que el pasado reciente logró colarse en la memoria colectiva para seguir recuperando el relato de las voces silenciadas. Esta vez, el relato es el del aparato estatal sobre el que se construyó y se sostuvo la sangrienta dictadura cívico militar. Se trata de cientos y cientos de archivos policiales que fueron encontrados a fines del año pasado en el altillo de una casa, en la ciudad de Santa Fe. Esos archivos, que llevaban ocultos 45 años, representan una invalorable usina de información, que incluso puede aportar nuevos nuevas pruebas en las causas judiciales, y abarcan desde manuales de adoctrinamiento y registro de los operativos de los grupos de tarea hasta legajos de detenidos políticos con libertad vigilada. Ciento diez de esos legajos de ex presos y presas, de las ciudades de Rosario, Santa Fe, Rafaela, Reconquista,  comenzaron a ser entregados este lunes por la tarde a los sobrevivientes o familiares en el marco de la conmemoración de los 45 años del Golpe de Estado.

El hilo conductor

Lucila Puyol tiene un largo recorrido como militante de derechos humanos en la agrupación Hijos y como abogada en algunas de las causas que juzgaron los delitos de lesa humanidad. Desde el año 2019 está al frente de la Secretaría de Derechos Humanos y Diversidad de la provincia de Santa Fe. Sus padres, Norberto Victoriano Puyol y Stella Marys Garategui fueron secuestrados por la dictadura cívico militar. Él continúa desaparecido pero ella fue liberada bajo vigilancia  hacia marzo de 1980. Ese, el de Stella Maris, fue uno de los 110 legajos encontrados en noviembre de 2020, cuando una joven pareja alquiló una casa en Santa Fe, que durante años estuvo arrendada por distintas reparticiones de la policía santafesina.

“Ellos alquilaron la casa y encontraron, arriba, en la terraza, una habitación cerrada que estaba llena de documentación con sellos de la Policía de Santa Fe. Cuando vieron eso, se pusieron en contacto con la Secretaría de Derechos Humanos… Eso también creo que es muy simbólico, eso de encontrar archivos policiales y llamar a la secretaría de Derechos humanos”, relató Lucila Puyol a Conclusión.

“Fuimos al lugar con la directora provincial del Espacio de Memoria, Valeria Silva y, cuando vimos lo que había llamamos al fiscal federal Martín Suarez Faisal, quien se constituyó allí y labró un acta en la que consta que esos archivos quedan en custodia de la secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe y que, si hubiere material correspondiente a la época de la última dictadura, que el mismo se incorpore al Archivo Provincial de la Memoria.

Entre el material encontrado hay todo tipo de archivos y registros desde el años 1968 hasta el año 1996. Hay información núcleo estratégico de la Policía Santafesina: el D3 (Operaciones), el D4 (Logística) y el D5 (Judicial). También libros desconocidos del Comando de Operaciones Policiales (COP) de 1977 y 1978, y de la Agrupación Unidades Especiales de 1976 y 1977,  que participaban y registraban los operativos de los grupos de tareas. Entre esos archivos había también manuales de adoctrinamiento y detalles de los vínculos con el sector de inteligencia que dirigía el Destacamento de Inteligencia 122 del Ejército. Y, por supuesto, los legajos de más de un centenar de presos políticos con libertad vigilada, entre ellos, haciendo un emocionante guiño a la histora,  el de Stella Marys Garategui, mamá de la actual secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe.

La funcionaria recordó que durante días hubo personal de la Dirección de Memoria trabajando junto a personal de la Secretaría de Protección Civil, que eran los que tenían la logística necesaria para sacar el material. “Había que embolsarlo con mucho cuidado y trasladarlo. Encontramos mucho material en mal estado… de a poco esas bolsas están siendo clasificadas y ordenadas porque lo que se encontró no es un archivo, es una pieza llena de material”.

Parte de lo encontrado, unas 300 bolsas, son las que quedarán en el Archivo Provincial de la Memoria, porque es lo que corresponde al período de la dictadura, y también de unos años antes, 1974 y 1975, cuando ya el accionar de la Triple A había desatado el terror. Todo lo contenido en esas bolsas fue sometido a un esmerado trabajo de clasificación, limpieza, conservación y digitalización.

Libertad Vigilada

Entre todos esos archivos, papeles y desorden, había unos paquetes que eran diferentes. “Estaban envueltos con hojas de diarios de la época. Y lo que había dentro de esos paquetes eran los legajos de control de libertad vigilada de ex presos y presas políticas de la dictadura”.

Esos legajos, 110 en total, son los que comenzaron a entregarse este lunes por la tarde en la ciudad de Rosario.  “Son copias certificadas (los originales quedan en el archivo) y se los entregamos a los sobrevivientes, si es que hay, o a los familiares”. Este martes, el acto que tuvo lugar en la sede de Gobernación ayer, se replicará en la ciudad de Santa Fe, el miércoles en Rafaela y la próxima semana en Reconquista.

El inesperado hallazgo contenía los seguimientos de libertad vigilada de muchas personas que, con el tiempo, se incorporaron a la vida política de nuestra provincia, como es el caso del histórico dirigente metalúrgico, Victorio Paulón o del ex diputado Eduardo Seminara. También se encontró el archivo de Osvaldo Cambiasso, asesinado durante los estertores de la dictadura tras ser secuestrado en Rosario junto a su compañero Eduardo Pereyra Rossi por una patota liderada por Luis Abelardo Patti.

Pero hubo algo aún más inesperado para Lucila Puyol tras producirse el hallazgo: entre esos lejagos estaba nada más y nada menos que el de Stella Marys Garitegui, su mamá.

“Fue todo un impacto porque no me lo esperaba. Valeria fue quien lo encontró, nosotras somos amigas desde hace muchos años y fue ella quien me lo dijo. Fue algo muy fuerte para mí… no sabíamos que existían esos archivos”.

Cuando Lucila revisó el legajo encontró un detallado registro no sólo de su madre y el seguimiento sobre ella, sino de la familia, de ella y sus hermanas, de su abuela y de las actividades de todo el grupo familiar.

La libertad vigilada era una ley de la época de la dictadura que establecía un minucioso seguimiento sobre las personas y su grupo familiar. “Las personas estaban bajo el control del Poder Ejecutivo Nacional, no era personas que habían tenido una causa judicial, sino que eran personas que por decreto estaban a disposición del Poder Ejecutivo, que les otorgaba la libertad pero esa libertad era con el control del PEN”, explicó Lucila y remarcó: “ Eso es lo  importante. La dictadura tuvo presos políticos y si esos presos eran liberados, tenía el control sobre la vida de esas personas”.

“Por ejemplo -recordó la funcionaria- algo muy común en esa época era que un preso liberado fuera a buscar trabajo a algún lugar y, cuando se retiraba, aparecía algún personal de inteligencia y les decía a la gente que no era nada conveniente que les dieran el trabajo”.

Tras el primero de los actos de entrega de legajos, realizado este lunes, hoy martes se hará lo propio con sobrevivientes y familiares de la ciudad de Santa Fe. Allí estará Lucila Puyol, en el doble rol de funcionaria y familiar, entregando y a la vez recibiendo, siendo hija de víctimas del terrorismo de Estado y parte de un Estado que ha optado por la Memoria, la Verdad, la Justicia y el Nunca Más.

“Voy a estar ahí, con otros compañeros y compañeras, con parte de mi familia recibiendo los legajos de mi mamá y su esposo, ya fallecido, a quien justamente conoció durante el control de esa libertad vigilada y que fue su compañero durante 30 años… Y es algo que me produce mucha emoción, mucha… yo soy una persona, no puedo escindir la funcionaria o la militante. Pero creo que por eso mismo fui convocada a este cargo, por ese trabajo, por esa militancia y por ese compromiso”