Por Carlos Andrés Ortíz (*)

 

Hubo procesos electorales en los que quienes al asumir aplicaron crudas y muy dañinas políticas de desprotección total a la industria argentina, aunque no anunciaron en campaña que esa era su intención, al exponer sus supuestas ideas económicas a ser implementadas; tales los casos de Carlos Saul Menem, Fernando De La Rúa y Mauricio Macri.

Fueron acciones de groseras falsedades. El riojano por ejemplo, con total hipocresía, reconoció mentir pues “si decía lo que iba a hacer, no me votaban”, según confió alguna vez.

En el siniestro y apátrida “proceso” cívico militar, no necesitaron emplear sutilezas, pues el ministro que perpetró nuestra subordinación al pernicioso neoliberalismo, contaba con los respaldos de las bayonetas de las FFAA, que mutaron de Defensoras de la Patria a simples lacayos dóciles de los poderes extranjeros. Y si algún buen argentino, en un rapto de patriotismo, osaba oponerse o criticar directamente las medidas de gobierno, de crudo corte neoliberal, lo podía pagar con su vida, como sucedió con el Mayor Bernardo Alberte -Tte. Coronel Post Mortem- (primera víctima del “proceso”, asesinado brutalmente en su vivienda en presencia de su familia), y el gremialista de Luz y Fuerza Oscar Smith, secuestrado y “desaparecido” (léase asesinado), por oponerse al desguace de SEGBA, que con mucha prisa perpetró Martínez De Hoz, personero de la Sociedad Rural y Director de “la Ítalo”, empresa extranjera que poseía una obsoleta usina cerca del puerto de Buenos Aires, por la cual el Estado, cooptado por apátridas, pagó mucho más de lo que valía.

También fueron muy explícitos antiindustrialistas, los milicos liberales de “la fusiladora” (1955 – 1958) quienes, imbuidos de la mentalidad retrógrada de la “oligarquía vacuna”, se dedicaron a desmontar y desalentar todo el aparato industrial, trabajosamente implementado en la década peronista.

José Alfredo Martínez de Hoz

Entre otros deplorables “logros” del gobierno cívico militar del ‘55, interpusieron trabas absurdas a la primera gran inversión industrial fuera de Alemania que tenía en ejecución Mercedes Benz, para producir camiones medianos, semi pesados y ómnibus en nuestro país, eso acorde al proceso de industrialización impulsado por el peronismo. El barco que traía las maquinarias para montar la fábrica, ante los impedimentos disparatados implementados por el gobierno usurpador de “la fusiladora”, se desvió hacia Brasil, que las recibió gustosamente. Al poco tiempo, estábamos importando los camiones y ómnibus, que iban a ser producidos en Argentina. La oligarquía campera, también llamada “vacuna”, muy de acuerdo con desalentar la industrialización.

La oligarquía vacuna (hoy en parte mutada a oligarquía sojera), con su núcleo duro de la Sociedad Rural, muy satisfecha de volver a la Argentina preindustrial, eliminando los “malos ejemplos” de buenos salarios, estabilidad laboral y las ampliaciones de puestos de trabajo, que todo buen contexto de industrialización, genera como claros efectos positivos.

Los oligarcas añoran aquella perimida, y hoy inviable, Argentina semi feudal del siglo XIX; la de peones “de pata’l suelo”, cosificados y sin derechos, desechables según la omnímoda voluntad del patrón de estancia, que podía disponer a su antojo de la peonada, incluso a costa de la más elemental dignidad humana. Era sabido que, en algunos campos remotos, y/o en provincias ultra conservadoras, era usual practicar el infame derecho de pernada, miserable institución vigente en la Europa feudal de la Edad Media.

Esos sectores cerradamente oligárquicos solo piensan en sus intereses sectoriales, y en reimplantar viejos privilegios abusivos, sin importarles en absoluto la total inviabilidad de volver a la economía primaria (solo productora de materias primas), en cuyo cerrado esquema sobraríamos al menos 25 millones de argentinos. Esa misma mentalidad retrógrada fue expuesta por Federico Pinedo, quien en la década infame (1930/32-1943), esa de desvergonzados negociados y de subordinación explícita al Reino Unido, llegó a afirmar que nuestra población no debía exceder los 10 millones de habitantes para mantener la relación de cuatro cabezas de ganado bovino por habitante, pues esa era la existencia ganadera total en aquellos años. Mentalidad de colonia sumisa, con nulo patriotismo y nada de visión geopolítica de grandeza nacional. “Tiempos de la República”, dijo el citado multifuncionario, saltimbanqui de la política (de “socialista” mutó a personero del establishment), al servicio de la excluyente oligarquía.

Tanto daño hicieron, y tal poder de colonización cultural perpetran, que en los Institutos de (De)Formación Militar, inculcan el odio visceral a la industria y al desarrollo tecnológico nacional, y los adoctrinan con la falseada historia argentina del mitrismo. y sus continuadores del “academicismo” histórico, ese de la historia “hermoseada” y fuertemente sesgada. Y por supuesto creen en el mito de “la grandeza del centenario”, aquella con unos pocos muy ricos y la mayoría excluida, los poderes políticos subordinados al Reino Unido, y la economía negada a toda industrialización. Ese sector sociopolítico, ultra conservador y partidario del más crudo liberalismo económico, que no solo no accionó a favor del desarrollo industrial y tecnológico nacional, sino que como constante perpetra recurrentes ataques contra esos sectores económicos estratégicos, estaba en efervescente oposición contra el proceso de industrialización que con rapidez se implementaba en el gobierno de Frondizi, para lo cual contaba con la “prensa mercenaria” y con los uniformados liberales fungiendo de dóciles lacayos de sus apátridas ideas del país – colonia feudal, del siglo XIX.

Pero para dar mayor realce a sus retrógradas ideas anti industrialistas, esos sectores reaccionarios apátridas, invitaron a Felipe de Edimburgo (marido de Isabel II) a visitar Argentina para disertar, en cuyo contexto, en el habitual tono paternal de los anglos imperiales, “sugirió” que dejáramos de “dilapidar esfuerzos en la industrialización”, para concentrarnos en producir aquello que “sabemos hacer”… o sea, promover el retroceso a la excluyente economía primaria, subordinada a las potencias anglosajonas. Ahora, en el contexto político actual, muy exacerbado, se puede constatar que el sector anarquista-libertario quiere enanizar, o directamente destruir, al Estado Nacional, el mismo que es indispensable como ente aglutinador de Nuestra Patria, y nos quiere subsumir en la anarquía económica total, lo cual, de lograrlo, será sin duda el paso previo a la disolución nacional, acorde los mandatos de los poderes transnacionales que buscan subordinarnos a la globalización salvaje. Por supuesto, en sus agresivas disertaciones, jamás menciona al Sector Industrial, pues de hacerse del poder, claramente desaparecerá, ante la planificada orgía privatista de Estado ausente y desprotección aduanera total, que claramente expresó que busca implementar.

John F. Kennedy con Arturo Frondizi

Y respecto a los Entes Tecnológicos, muchos de ellos de niveles de excelencia, en forma explícita y a los gritos, dijo que los quiere eliminar (o privatizar, que para el caso es lo mismo). Cero visiones estratégicas y de soberanía nacional.

No muy diferente, es el esquema propuesto por los neoliberales, copartícipes principales de la descomunal crisis terminal de 2001/2002; así como artífices de la destrucción socioeconómica general y del brutal endeudamiento externo, perpetrado todo eso en los cuatro años de 2015/2019. En los balbuceantes mensajes de campaña, apenas y de refilón, mencionan supuestas intenciones de apoyar a la “agroindustria”, ni mencionando al resto del muy respetable desarrollo industrial que tenemos en sectores de mediana y alta tecnología, todo ello muy atacado en esos cuatro años, acorde a la vuelta al siglo XIX, al que indirecta pero claramente buscan embretarnos, con todas sus secuelas de desocupación, destrucción del poder adquisitivo de los salarios, y subordinación explícita que pregonan, a los mandatos neocolonialistas del Bloque Atlantista.

Si bien esas nefastas intenciones de anarco libertarios y neoliberales, son muy claras, es cierto que percatarse de eso, requiere cierto manejo de información y niveles de entendimiento.

Por algo, los personeros del neoliberalismo se oponen a las creaciones de nuevas Universidades Nacionales, y en los hechos desfinancian la Educación Pública gratuita, buscando degradarla.

El desafío es hacer entender todo eso, al común de nuestro pueblo, muy malinformado por los medios concentrados al servicio del establishment antinacional; y confundido adicionalmente por ciertas “progresías” que solo aportan a ciertos dogmatismos que nada tienen en común con el Pensamiento Nacional.

(*) Analista de Temas Económicos y Geopolíticos