Caracterizar como «orcos» a quienes protesten en las calles en defensa de su trabajo, de su salario o del patrimonio nacional es parte de una «estrategia» del exmandatario Mauricio Macri, con la que busca no sólo «radicalizar y dar velocidad a las reformas de mercado» prometidas por el presidente electo Javier Milei, sino también «deshumanizar» a los manifestantes y «estimular la formación de grupos de represión extra-estatales», que inhiban al movimiento popular.

Con esa advertencia común, organismos de derechos humanos, dirigentes y académicos consideraron este martes una «grave amenaza» los dichos que pronunció Macri anoche en Todo Noticias (TN), donde al referirse al escenario posterior al 10 de diciembre declaró: «Los orcos van a tener que medir muy bien cuando quieran hacer desmanes».

Al referirse a probables manifestaciones en la calle, Macri planteó también que los jóvenes libertarios «no se van a quedar en casa si estos señores empiezan a tirar toneladas de piedras», en alusión a la protesta frente al Congreso de diciembre del 2017, convocada contra la reforma previsional que impulsaba el entonces gobierno de Cambiemos.

El politólogo y escritor Diego Sztulwark evaluó que Macri, con esas palabras, «está comunicando que, esta vez, esas reformas tienen que tener otra intensidad y otra velocidad».

Diego Sztulwark

Sztulwark estimó que esas expresiones expresan una suerte de «balance» realizado por el propio exmandatario sobre los «fracasos» de su mandato en el lapso 2015-2019, sobre todo en la incapacidad que mostró su gestión para impedir que el «movimiento social» interrumpiera «la velocidad de las reformas».

Y cuando se refiere a los «orcos», agregó el investigador, hay un objetivo doble con dobles interlocutores: por un lado, «amenazar a todos los que no se suban a las políticas del Gobierno de Milei», y por otro, «autorizar a los que sí lo hacen a sentirse dueños de la situación, a avanzar corporalmente con amenazas y a poner en peligro a los demás», alertó Sztulwark.

De hecho, en las últimas semanas y sobre todo en las últimas horas, menos de dos días después del balotaje que consagró a Milei presidente electo, se conocieron ataques, intimidaciones, ‘escraches’ e insultos en espacios públicos y en redes dirigidos a dirigentes políticos de la futura oposición.

Algunos de los afectados fueron el exprecandidato presidencial Juan Grabois y una concejal del peronismo chaqueño de la ciudad de Barranqueras.

También hubo pintadas de contenido violento contra las consignas de Memoria, Verdad y Justicia mientras que en las horas previas a la segunda vuelta se registraron amenazas contra la familia del ministro de Economía y competidor en la segunda vuelta, Sergio Massa.

En este contexto, el Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels) planteó que el uso del término «orco» por parte de Macri, en referencia a las criaturas monstruosas asociadas al mal en la saga de J. R. R. Tolkien de ‘El señor de los Anillos’, puede sonar como «un chiste canchero» pero implica «una forma de intolerancia» muy compleja.

Tales declaraciones, siguió el Cels, apuntan a «deshumanizar al que piensa diferente».

La entidad consideró incluso que en las respuestas de Macri al periodista Joaquín Morales Solá hay un llamado implícito «a los jóvenes libertarios a que enfrenten en las calles a quienes protesten, promoviendo la violencia entre militantes».

Eduardo Toniolli

«La referencia utilizada por Macri para caracterizar a quienes eventualmente se opongan a las políticas de ajuste, precarización laboral y desguace estatal que anuncia junto a Milei (sus presuntos ‘orcos’) no sólo desnuda una vez más su brutal clasismo sino que además tiene un objetivo muy preciso: deshumanizar a quien reclame en defensa de su trabajo, del salario o del patrimonio nacional», alertó el Cels.

Así lo entendió también, el diputado nacional Eduardo Toniolli (Frente de Todos-Santa Fe), para quien Macri «termina legitimando la agresión física a cualquier persona que esté identificada con posiciones críticas frente a las políticas que La Libertad Avanza va a llevar adelante».

«Más grave aún es la sugerencia que hizo de que frente a cualquier reclamo habrá jóvenes simpatizantes del próximo Gobierno dispuestos a defenderlo: es un llamado al enfrentamiento físico entre argentinos, impulsado por alguien que toda su vida hizo del ‘animémonos y vayan’ una forma de actuar», concluyó.

Como explicó Sztulwark, «cuando se habla de despidos estatales, de recesión y, por ende, de despidos en el sector privado, cuando se habla de una política de aumento general de precios, pero no de salarios ni de jubilaciones, se está anunciando que va a haber una provocación y un ataque a los ingresos económicos».

«En Argentina y en cualquier país del mundo esto anuncia conflicto social», analizó el politólogo, e insistió con que hay «una doble gravedad» en lo expresado por Macri porque, en primer término, «autoriza hacia atrás el intento de magnicidio cometido hace poco más de un año contra la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner y, por el otro, hace una convocatoria amenazante hacia el futuro inmediato».

Sztulwark, que se trata de una forma de «inhibir de manera patotera» a quienes intenten salir a defender sus derechos tras la asunción de Milei, en un mensaje que tiene puntos de contacto con el primer discurso del mandatario electo, el domingo mismo de su triunfo, cuando advirtió que frente a eventuales protestas en la calle apelará a la represión desde la consigna «dentro de la ley, todo; fuera de la ley, nada».